“ La barbarie reina entre nosotros aquí, en nuestra convivencia, y ciertamente no traza un horizonte de paz para el futuro”, escribe Enzo Bianchi , monje italiano fundador de la Comunidad Bose, en un artículo publicado por La Repubblica , el 28-03- 2022. La traducción es de Luisa Rabolini .
Aquí está el artículo.
Quisiera guardar silencio ante esta guerra librada, narrada, discutida principalmente a través de mentiras.
Pasamos de ser atacados por el contagio viral de la pandemia a ser inundados por una propagación viral de mentiras que creíamos impensables.
La guerra se extendió mucho más allá de las fronteras ruso-ucranianas, está presente y atestiguada entre nosotros como un choque, una barbarie que hace imposible cualquier escucha y cualquier confrontación, como un antagonismo teológico-político que ve el Mal solo de un lado y el Bien solo del otro. el otro. otro. Cuando estalla la guerra , cualquier guerra, la primera víctima no es la verdad sino el pensamiento, porque la guerra es ajena a la razón.
Así, cuando se produce una guerra porque una nación quiere liderar el mundo, convencida de que es su destino o vocación histórica, entonces se renueva el nefasto desenlace de la Torre de Babel , proyecto de poder totalitario y universal que genera violencia y desconcierto entre las lenguas incapaces de comunicarse entre sí.
La guerra ya es un desastre, pero también genera guerra entre partes no beligerantes desprovistas de la conciencia del futuro que están preparando . No se tratará sólo de reconstruir lo devastado, sino de un camino de reconciliación mucho más largo , porque la memoria siempre deja cicatrices que dificultan su cicatrización. ¿Quién gana con una guerra así?
No los que la combaten, sino los fabricantes de armas , entre los que se encuentran los que combaten esta guerra por poderes, no directamente, sino a través de las armas suministradas a los beligerantes y del envío de mercenarios. Quienes no creen en el destino de la guerra se rebelan, resisten y no confían en una unidad de Europa que sólo se halle en la decisión de aumentar el gasto en armamento .
Esta lectura mía no es equidistante, porque el agresor sigue siendo agresor, pero no es posible que en un país como Italia , que se precia de ser una democracia madura, surja tanta intolerancia y, lamentablemente, desprecio por quienes lo hacen. no se siente cómodo en conciencia adhiriéndose al pensamiento dominante de las potencias occidentales.
Justamente no momento em que o governo estava decidindo um aumento nos gastos com os armamentos , o Papa Francisco teve a parrésìa de dizer: “Eu sinto vergonha quando um grupo de estados se compromete a gastar 2% do PIB na compra de armas como respuesta o Qué esta pasando. ¡ Es una locura !
Estas palabras del Papa son censuradas, o toleradas con desdén; pero si son pronunciadas por otros en sintonía con él, son juzgadas ingenuas o sujetas a “lapidaciones” verbales, como sucedió con algunas intervenciones pacíficas de hombres y mujeres de cultura.
Hablar parece inútil, porque cualquier voz que declare que la guerra es "ajena a la razón" , siendo una voz sutil y blanda, es despreciada, y cualquier análisis del conflicto que intente cuestionar causas y responsabilidades es sofocado por una retórica beligerante.
La barbarie reina entre nosotros aquí, en nuestra convivencia, y ciertamente no traza un horizonte de paz para el futuro.
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