“, estaban los discípulos en una casa, con las
puertas cerradas por miedo a los judíos” El miedo. El miedo que nos paraliza. Nos
encierra en nosotros mismos y nos perdemos la experiencia con el otro. El miedo
que no nos permite el encuentro con Jesús, ese Jesús que se presenta en nuestra
vida y nos regala Su Paz. Ese Jesús que nos dice muy seguido: …."no teman, Yo
estoy con ustedes siempre" … es buen momento para preguntarnos ¿Cuáles son
nuestros miedos? Qué hacemos con ellos? confiamos realmente que Jesús está en
nosotros sin importar lo difícil de la situación a la que nos enfrentamos?
¿Sera que necesitamos ver sus manos y su costado para confiar en su
amor y misericordia, en su compañía bondadosa?
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío
yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: reciban el Espíritu
Santo….Pues Jesús cumplió su promesa y
junto al Padre nos regala su Espíritu y nos envía. Ahora conviene preguntarnos ¿Qué he hecho con ese envío? Cuánto le creo al Espíritu Santo en mi vida
cotidiana?
cómo es mi relación con Él?
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin
haber visto».
Nosotros.?
Yo tengo testimonios de vida que pueden parecer absurdos, pero es mi
experiencia con el Espíritu Santo Paráclito.
“Necesitaba imperiosamente trabajar por razones
de sobrevivencia, y como no lograba
conseguir nada, me fui a la facultad de Humanidades cursar la licenciatura en
lengua de señas, y así ocupar la mente y el tiempo (setiembre del 2012). Pues Jesús dispuso que a mi lada se
sentara una señora, que sin conocerme me dice, a la semana de estar allí…te
gustaría trabajar de intérprete en la enseñanza pública? Obvio que sí, le dije. Entonces me comento de una chica que a esa altura estaba en el liceo 8 sin
interprete, que fuera y me presentara en secundaria.
Al día siguiente agarre mi carpeta y cuando me
baje del ómnibus empecé a rezar y durante esas dos cuadras invocaba al Espíritu
Paráclito que me acompañara. Me presenté. Al llegar veo un cartel que decía, se
atiende solo los miércoles, ese día era miércoles, sin embargo el inspector, me
atendió tomó mi carpeta y me dijo que me fuera. Y me fui.
Al siguiente miércoles, volví acompañada del Paráclito y, nada. Pero no me di por vencida y volvimos al tercer miércoles, y ese día cuando dicho inspector me estaba “despachando”, se oyó una voz de mujer adentro de la oficina que decía: --
¿qué pasa? En ese momento entré a la
oficina y esa señora era superiora del inspector y le ordena hacer una nota
para llevar a la oficina en donde otorgaban los cargos. Así hice y me tomaron
los datos nada mas. Pero yo estaba muy confiada en la ayuda del Espíritu
Paráclito. El día viernes de esa semana, me llamaron y me otorgaron el cargo,
que ejercí hasta jubilarme.”
“Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis
vida en su nombre.”
Solo tenemos que creerle a Jesús y su Espíritu Santo, y en su envío a
dar testimonio de ellos, y las maravillas que hacen día a día en nuestras
vidas. (si uds callan, gritarán las piedras. Orlando Yorio).
Madilene da Costa.
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