jueves, 11 de mayo de 2023

COMENTAMADILENE. Evangelio según la comunidad de Juan 14,15-21

NUNCA LOS DEJARÉ ABANDONADOS.

Ese Espíritu de la verdad es llamado “Parakletos” y significa el que es llamado a estar juntoel asistente, el que nos colaboranos acompaña y defiende.

Esa promesa que dice Jesús se cumple en nuestra vida cotidiana, basta creer y amar, como Él nos amó que en eso se resume los mandamientos que nos dio a conocer y el mundo no conoce ni cree ni lo ve.

Nosotros, los pobres tenemos el mejor defensor que está junto a nosotros, nos asiste en las horas atribuladas, nos acompaña y nos defiende.

Voy a relatar un hecho que nos sucedió como familia en el año 1995, mas o menos.

Cosíamos y vendíamos ropa en las ferias de fin de semana. Pagaba a una vecina que tenia un Ford Escort  el flete para llevar la mercadería. Un día un hermano de fe me ofreció un autito (en muy mal estado) un simca 1000 que su hija vendía en 1.000 dólares a pagar de a 100 por mes y así librarme del gasto del flete.

Lo empecé a usar y a los dos meses había una velada de pentecostés, algo que yo nunca había  participado, en la iglesia de Belén. Juan me llevó y se volvió a la casa. Me quedé allí algunas horas y al salir una señora se acerca y me dice: -- estabas acá? A tu esposo se le incendió el auto allí abajo. Señaló el arroyito.

Le dije:__ él está bien?

__ sí.

__ bueno gracias. Me voy a casa. La señora me miraba asombrada por mi calma, ni siquiera fui a ver el auto quemado.

Al llegar encuentro a mi esposo Juan desesperado, decía cómo vamos a pagarlo ahora, todo quemado…. Y yo lo miré y le dije: -- no te preocupes porque con la ayuda del Espíritu Santo lo vamos a vender y pagar la deuda.

Mi esposo me miró y su expresión era,  de que yo estaba loca. Pero, sentía  dentro de mí que eso se realizaría, aunque no sabía cómo, pero tampoco dudaba.

Al día siguiente un guinche lo trae y lo deposita en la puerta de casa. Calcinado. Solo sobró la carcaza y aun así quemada.

Seguimos nuestras rutinas de trabajo. Y pasaron 3 días. Tocan el timbre. Abro la puerta y era un muchacho en una moto y me pregunta si ese auto quemado es mío al que le digo que sí. Me pregunta si lo vendo, le digo que sí. Y que cuánto pido, le digo 800 dólares. Me dice: -- mañana a las 16 vengo con mi suegro a remolcarlo, haga un documento de compra-venta. Cuando se está por ir le pregunto si era de por acá, y me dice que era la primera vez que pasaba por esta calle.

Entré y sabía que se estaba cumpliendo la ayuda del Paráclito. Cuando llegó Juan del trabajo no daba crédito a lo que le relataba.

Al día siguiente, vinieron, firmaron el papel, pagaron los 800 dólares, y se marcharon. Ni siquiera pregunté para qué lo querían.

En la esquina había un taller de bicicletas de Angelo, un amigo nuestro, aplaudía cuando pasaba el auto quemado remolcado. __ te doy 20 pesos para los cohetes gritaba.

Yo guardé el dinero, tomé un taxi y me fui a pagar la deuda. Al llegar estaban en oración y me quedé allí alabando a Jesús y su Espíritu Santo que nos sacó de esa situación difícil, y ellos no podían creer lo sucedido.

Muchas veces di este testimonio,  en seminarios y encuentros. No puedo callar.   Mi corazón estaba agradecido. Jesús nunca nos deja abandonados.   Él ve nuestra necesidad, nuestro amor y nuestro corazón.

La afirmación de Jesús es categórica: no los dejaré abandonados.

 

El creer ciegamente en las promesas de Jesús, nos quita toda angustia, toda desesperanza.   Él no es un Dios distante, sino cercano, caminando con nosotros, vive en nuestro corazón, nunca estaremos solos, y frente a las dificultades, abandonarnos en su amor es el único camino.

Los empobrecidos, somos privilegiados porque podemos dar esos testimonios, ya que no podemos acceder a los defensores que nos ofrece el mundo.    Pero tenemos el mejor, el infalible, aunque el mundo no lo ve ni cree en Él.

Jesús va al Padre pero vuelve a nosotros. Es una relación de amor que teje la eternidad. Solo tenemos que  creer, creerle y amarnos.               Madilene

 

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