viernes, 19 de mayo de 2023

COMENTAMADILENE.- Mateo 28,16-20

 Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo

 En este Evangelio vemos tres partes centrales, o principales. Jesús une en Él el cielo y la tierra, para nosotros, Él es el camino.

Segundo , nos deja una misión, de ir y hacer testigos a otros ; tercero y lo más importante que Él nos dice , es que estará con nosotros todos los días hasta el fin.

El domingo pasado veíamos que Jesús nos dice, no los dejaré abandonados. Hoy reitera que se va al Padre, pero seguirá con nosotros, su Amor es total. Nunca más estaremos solos.

Pero sabemos que muchos hermanos se sienten solos, los que pasan hambre y sed, los que están desnudos de ropa, de techo y de cariño, el encarcelado, el que está enfermo y nadie lo visita, en los hogares de ancianos, abandonados por sus familias …esta amarga soledad que se experimenta es la soledad de los hombres y mujeres, deslumbrados por cosas del mundo como el consumismo que lleva al individualismo exagerado, pero nunca de Jesús.

Jesús va al Padre, pero el amor se queda con nosotros, y nos une a Dios para siempre.

Nuestra misión es anunciar ese amor, darlo a conocer con nuestras vidas a aquellos que no lo conocen. El mundo nos necesita más que nunca. Que además de nuestras obras concretas, no callemos, hablemos de Jesús, con entusiasmo, con alegría, con ilusión, porque sabemos que nuestro destino está en Él, no en este mundo.

Seamos gente que ha subido al monte de Dios y que desde allí ha contemplado sus bellezas, y proclamemos que ni el ojo vio ni el oído oyó lo que tiene preparado para aquellos que lo aman. Invitemos a los agobiados por el estrés y los problemas del mundo, a subir al monte y respirar el aire puro y fresco del Evangelio, experimentar una paz que no viene del mundo.

Cada día,  recordemos esta promesa cumplida, Él está con nosotros todos los días…quien contra nosotros? Tenemos su Espíritu Paráclito. Nunca estaremos solos.

Conocí a Jesús de adulta, a los 30 años, y desde ese día cambio mi vida, tengo un antes y un después, y nunca más experimenté la oscuridad de la desesperación por no tener fe.     Doy testimonio de las maravillas que hace en mi vida, cada vez que tengo la oportunidad, con hechos o con palabras, pero no lo callo, Él recoge el fruto,  yo siembro.     Lo hago porque quisiera que otros tengan la alegría de experimentar la cercanía de Jesús. Dios nos quiere juntos, no solos y aislados.

 

 

 

1 comentario:

  1. Gracias Madeilen, como tú también yo conocí a Jesús pasado los 20 años. Desde entonces no me abandono, sobretodo en momentos de la vida, muy complicados.

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