Conferencia Episcopal Argentina
30 de mayo de 2025
Comunicado de la Comisión Ejecutiva
Las personas con discapacidad no pueden
esperar
"Cuando un miembro
sufre, todo el cuerpo sufre con él.” (1 Cor 12,26)
Ante el
desconcierto y desamparo de muchos hermanos y hermanas con discapacidad, los
obispos de la Comisión Ejecutiva queremos hacernos cercanos a sus dolores e
inquietudes y a las de sus familias. “Una
dignidad infinita, que se fundamenta inalienablemente en su propio ser, le
corresponde a cada persona humana, más allá de toda circunstancia y en
cualquier estado o situación en que se encuentre.”
Como
discípulos de Jesús y su Evangelio seguimos convencidos de que es necesario que
“rescatemos” a la persona y su dignidad,
que la pongamos en el centro de nuestros intereses, de nuestros servicios, y
proyectos.
El acceso
a servicios esenciales como la salud, la rehabilitación, la educación, el
acompañamiento profesional y los apoyos necesarios para la vida cotidiana de
las personas con discapacidad, se han vuelto inciertos y limitados. El esfuerzo
cotidiano de las familias que los acompañan muchas veces se realiza en soledad,
sin el reconocimiento suficiente de la sociedad ni el apoyo adecuado del
Estado. Esta realidad no es una cifra estadística: tiene nombres, rostros,
historias; son niños, jóvenes y adultos que ven cercenadas sus posibilidades de
desarrollo, participación e inclusión plena.
Nos
sorprende constatar el desconocimiento y desinterés hacia la realidad de la
discapacidad, la cual debería ser una prioridad ineludible de toda política
pública. Llamamos a la reflexión a quienes, desde el ámbito del Gobierno
Nacional, deben apoyar con los recursos
necesarios para que el área de Discapacidad pueda cumplir con responsabilidad y
eficacia su tarea. El cuidado de las personas con discapacidad no puede ser
postergado ni subordinado a otras urgencias: es un deber ético, una exigencia
de justicia y un acto de humanidad.
Frente al
dolor y la angustia de tantos hermanos y hermanas concretos deberían evitarse “actitudes y expresiones que lastiman, esos
lenguajes despreciativos, por momentos no exentos de crueldad, que atentan
seriamente contra aquella unidad que tanto necesitamos como pueblo, para
ponernos la patria al hombro, para salir adelante”.
Nos
ponemos a disposición en cuanto podamos ser útiles desde nuestro lugar de
servicio.
La Virgen
de Luján nos ayude a salir al encuentro de los que sufren para comprometernos
con ellos.
Mons.
Marcelo Colombo, Presidente Card.
Ángel Rossi SJ, Vicepresidente 1ºMons.
César Fernández, Vicepresidente 2º Mons.
Raúl Pizarro, Secretario General
Comisión
Ejecutiva Conferencia
Episcopal Argentina
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