Cómo y quienes me ayudaron….
Recuerdo mi madre concurría al templo del Buen Pastor; (orfanato) algunas veces acompañando a una tiabuela íbamos a Lujan, (cárcel femenina) regenteadas por las mismas monjas del Buen Pastor. Digamos sucursales de los claretianos que tienen casa central en Inca y Pagola. Agrego como dato, los claretianos tuvieron su primer templo en Defensa entre Galicia y La Paz. No lo vi escuché relatos.-
De esa etapa recuerdo encuentros que realizaban las monjas, donde degustábamos alfajores y otras delicias elaboradas por las adolescentes guiadas por las monjas. Patios tipo damero relucientes, también obra de las muchachas.
Mi parienta Lina, era “celadora” en Luján, junto con otras señoras entre ellas la mamá de Jorge. Se realizaron colectas para la construcción del “Hogar de la liberada”, se construyó frente al templo, creo tiene otro destino lamentablemente.
Vuelvo a mi historia, al lado de casa vivía Luis Riso, un señor artesano, algo bohemio, muy habilidoso. Le conocí haciendo sandalias de cuero, estuches, posamates. Restaurador de piezas de arte. SANTERO, si, Luis Riso en el fondo de su casa tenía un taller con los moldes grandes de cuanto santo había en los templos. En las vacaciones me gustaba ver como era el proceso de fabricación. Recuerdo cuando Tejedor le quiso dar relieve a San Antonio María Claret construyó el altar de mármol lateral derecho y Riso hizo el nuevo CLARET. Años más tardes fue llevado al lateral derecho del altar central.
Bien, Riso fue quién me empezó a llevar a Inca, cuando tenía que entregar algún trabajo. Eran épocas donde se celebraban las Comuniones Pascuales, para mujeres y hombres por separado. Días previos se hacía mucha propaganda, la parroquia contrataba a un publicista rodante, Antonio J. Cal; Riso tenía muy buena voz y propalaba el aviso, “el domingo esperamos a hombres y jóvenes en la parroquia para la comunión pascual, no faltar!!” lo mismo cuando correspondía a las señoras; un día se engripó y lo sustituí con cierto éxito porque desde ahí salíamos juntos.
Por ese tiempo,(1948) en la esquina de casa abrió una ferretería, sus dueños dos hermanos de apellido Matonte, vinculados a la iglesia. Fuimos a comprar pintura con Riso y no sé cómo salió la conversación de la parroquia y los grupos de Acción Católica. Ellos me invitaron, hablarían con mis padres, (sobre todo con mi madre) y me llevarían…. Así de sencilla fue mi incorporación al Inmaculado Corazón de María. Aspirantes, juniors, jóvenes de A.C. gerenciados como se dice ahora, por un irrepetible laico, Nelson Brídisi. El resto es otra historia que si se animan a leer se las cuento otro día.
Riso, los Matonte y el Paráclito son los autores
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