.Jesús no envía a sus discípulos de cualquier manera. Para colaborar en su proyecto del reino de Dios y prolongar su misión es necesario cuidar un estilo de vida. Si no es así, podrán hacer muchas cosas, pero no introducirán en el mundo su espíritu. Marcos nos recuerda algunas recomendaciones de Jesús. Destacamos algunas.
En primer lugar, ¿quiénes son ellos para
actuar en nombre de Jesús? ¿Cuál es su autoridad? Según Marcos, al enviarlos,
Jesús «les da autoridad sobre los espíritus inmundos». No les da poder
sobre las personas que irán encontrando en su camino. Tampoco él ha utilizado
su poder para gobernar sino para curar.
Como siempre, Jesús está pensando en
un mundo más sano, liberado de las fuerzas malignas que esclavizan y
deshumanizan al ser humano. Sus discípulos introducirán entre las gentes su
fuerza sanadora. Se abrirán paso en la sociedad, no utilizando un poder sobres
las personas, sino humanizando la vida, aliviando el sufrimiento de las gentes,
haciendo crecer la libertad y la fraternidad.
Llevarán solo «bastón» y «sandalias».
Jesús los imagina como caminantes. Nunca instalados. Siempre de camino. No
atados a nada ni a nadie. Solo con lo imprescindible. Con esa agilidad que
tenía Jesús para hacerse presente allí donde alguien lo necesitaba. El báculo
de Jesús no es para mandar, sino para caminar.
No llevarán «ni pan, ni alforja,
ni dinero». No han de vivir obsesionados por su propia seguridad. Llevan
consigo algo más importante: el Espíritu de Jesús, su Palabra y su Autoridad
para humanizar la vida de las gentes. Curiosamente, Jesús no está pensando en
lo que han de llevar para ser eficaces, sino en lo que no han de llevar. No sea
que un día se olviden de los pobres y vivan encerrados en su propio bienestar.
Tampoco llevarán «túnica de
repuesto». Vestirán con la sencillez de los pobres. No llevarán vestiduras
sagradas como los sacerdotes del Templo. Tampoco vestirán como el Bautista en
la soledad del desierto. Serán profetas en medio de la gente. Su vida será
signo de la cercanía de Dios a todos, sobre todo, a los más necesitados.
¿Nos atreveremos algún día a hacer
en el seno de la Iglesia un examen colectivo para dejarnos iluminar por Jesús y
ver cómo nos hemos ido alejando sin darnos casi cuenta de su espíritu?
José Antonio
Pagola
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