….De “La Iglesia doméstica” , a la sociedad católica…Sabemos por el libro de los Hechos que los apóstoles son buenos pastores que guían a las comunidades cristianas con el espíritu de Jesús. La Palabra del Maestro, proclamada por pastores de “la comunidad”, la convivencia fraterna con el compartir el Pan, la presencia invisible del Resucitado…hacen que los cristianos reunidos se constituyan en verdaderas fraternidades.
En el principio fue la comunidad. Pero, cuando el cristianismo se convirtió en un fenómeno social, cuando los cristianos nacen y no se hacen, cuando “todo el mundo es católico” , entonces se pasa de la comunidad a la masa de “practicantes”, clientes de la oferta religiosa de los templos. Con ello en cierto modo, se repite la situación religiosa que encontró <Jesús en su pueblo. Según todas las estadísticas, nuestra percepción no llega ni a un 5% el número de los católicos que han tenido o tienen una experiencia comunitaria eclesial; la mayoría lleva un cristianismo “a la libre”, individualista, lo cual es en si mismo una contradicción total. No hay cristianismo sin comunidad dice el gran pastoralista francés Michonneau, es una verdad incontrovertible. Pablo VI lo dijo taxativamente: “El que se ha convertido de verdad al Señor se incorpora a una comunidad cristiana.
Jesús vive y muere “para congregar a los hijos de Dios que estaban dispersos” Juan 11,52 ........
Fragmento del comentario en “El Don de La Palabra” CicloB de Atilano Alaiz (2002) realizado con autorización del autor.
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