Reiteramos; el texto que compartimos a continuación no tuvo la intención de publicarse, ha circulado entre amigos contando la sencillez, humildad, de un hombre testigo del Evangelio, del cual se tuvo el privilegio de contar con su aprecio.....Consultamos al autor para instalarlo en el BLOG, haciéndonos esa salvedad: " no tuvo la intención de publicarse " si te parece compártelo.....
Francisco, rogá por nosotros!
Hoy quiero escribir algunas líneas sobre mis
sentimientos en esta hora de la muerte del Papa Francisco.
Por supuesto, me ha
golpeado fuertemente, aunque preveía que estaba cercano a su muerte. Entonces tengo en mí por una parte el dolor de partida y por otra parte, el inmenso
agradecimiento a Dios por su vida, enseñanza y misión. Y lo que significó para
mi vida personal.
Me acongoja, es verdad. Como no podría ser de
otra manera. Escucho canciones y veo expresiones en las redes, sobre su
persona…lloro una y otra vez…lo recuerdo y lloro.
He sido bendecido con su vida, desde hace
tiempo, cuando siendo Bergoglio, arzobispo de BS Aires.
Compartimos momentos de
diálogo ya que nuestra congregación de misioneros claretianos estaba en la
Arquidiócesis de Bs Aires y era nuestro pastor…encuentros cuando venían
superiores de Roma, celebraciones de la congregación, etc. y desde ahí nunca se
interrumpió nuestra comunicación. Algunos correos estando yo en Uruguay y luego
en Paraguay. Y eso me permitió seguir luego en comunicación ya electo Papa. Por
supuesto por su infinita capacidad de tener en cuenta a cada uno.
Tanto en un lugar como otro, me preguntaba siempre por
mi madre. Alguna vez que le dije: mi madre rezaba para que no me
enviaran lejos y me habían mandado a Paraguay, que está cerca, y me respondió: Como vemos la oración de las madres resulta eficaz… Me escribió cuando ella murió,
recordando las palabras de Agustín: el primer sufrimiento sin la madre.
Y desde allí hasta el final cada
tanto nos escribíamos.
Lo hacía yo, contándole algunas cosas simples de la
vida, algunas cosas que me impactaban de su peregrinar o sus enseñanzas o lo
que sea. Me fue más fácil escribir a Francisco que hacer una carta a la
Diócesis… A los dos o tres días me contestaba.
Alguna vez que le dije: no le
pido que me conteste, me lo subrayó y me dijo: no me digas esto. ¿Cómo hacía
para tener en cuenta a tantas personas? Capaz de eso, los pequeños detalles, la
delicadeza y la mirada universal, sobre las incidencias del Evangelio, la vida
social y política y el cosmos entero.
Siempre sentí su presencia y apoyo. Para
alentarme primero, cuando me nombró (cuando me dijo “yo te conozco, gracias por
contarme quién y cómo sos”… y me alentaba a aceptar (“porque yo también te conozco
y vi esto y esto “), sus llamadas a Paraguay donde estaba.
Invitarme a Roma: no te hagas problema por el pasaje, me decía; cuando estaba en el sur, con el
tema mapuche en mesa de diálogo con ocasión de la muerte de Rafita Nahuel, me llamó
y me dijo: “estás haciendo bien”.
Cuando les habló de mi a mis hermanos
de congregación claretiana: “les saqué un amigo…”.
Cuando me nombró para venir
a la Diócesis de Merlo Moreno, después del obispo Fernando Maletti (¿te quiere a
vos el Papa Francisco?) Me preguntó alguno…sobre todo por venir de Bariloche, un
lugar muy bello en el sur patagónico… Y yo siempre respondí que se lo agradecí
porque era un acto de confianza en mí, porque es una diócesis más compleja,
pero confieso, muy alentadora por su vida. Demasiado fuerte, porque siempre
me sentí querido, recordado y apoyado.
Para mí fue un tapado, como se dice aquí, de
alguien que es y tiene más de lo que uno piensa. Nunca pensé yo, que sería Papa
de la Iglesia…
Creo, luego de todo lo vivido con él, que lo veía venir. Y se
preparó para ello. Me parece.
Me puse a llorar cuando lo nombraron, estaba en
Paraguay y no lo esperaba. Lloré varias veces en estos días recordando, o con
una canción, o un algo sobre su persona. ¿Cómo no hacerlo?
Varias veces lo vi en Roma, siempre me hacía un
lugarcito para vernos. Y curioso: nunca, nunca, me dijo, ya es hora.
Siempre
tomaba la iniciativa yo para despedirme, después de conversar todo lo que creía
era bueno decirle y escucharle.
Cuando fui por primera vez me invitó a una
habitación junto a la suya. “Elegí el pectoral que quieras”: y elegí una cruz
en madera dura de México (del desierto de Sonora). Me dijo: sabía que elegirías
una así. Otras veces compartimos la misa, como el 7 de agosto de 2013, fiesta
de San Cayetano, con otros dos hermanos claretianos, su secretario y dos Religiosas
de la casa.
Luego nos invitó a desayunar. Hablamos de todo.
Y se reía
contando cosas (los obispos de un lugar que hacían lobby para ser elegidos los
de la misma línea, la gente del vaticano, buenos pero acostumbrados algunos a un estilo
de vida especial, los políticos y las fotos, mucho más…). Más de una vez me contó que me propuso, antes
de su Pontificado, para obispo auxiliar y le dijeron que yo era muy
garibaldino…y se reía! Y otra vez que me dijo: “el domingo a las 5 pm te
espero. ¿Podés?” Uy! Como para posponer. Así era él.
¿Cómo lo veo a Francisco?
El pastor que la iglesia necesitaba en este
momento. Simplemente eso. Muy de Jesús,
evangélico, simple, cercano, misericordioso. El de los zapatos normales, bromas
normales (y abundantes), que mostró con sus gestos y palabras una nueva manera
de ser Iglesia, fieles a Jesús. Por eso, para este tiempo.
Porque fue muy de Dios, de corazón grande para
con todos, cada una de las personas que se le cruzaban en el camino…no las
olvidaba.
Y al mismo tiempo, con una mirada universal hacia los grandes
problemas de la humanidad y la creación. Impulsó una Iglesia misionera para
anunciar el Evangelio pero con el Espíritu de Jesús, sin juzgar, sin
pretensiones de superioridad, no mirar desde arriba decía… porque era crítico
con la Iglesia, pero al mismo tiempo con una suavidad que permitía llegar sin
lastimar… salvo creo yo a los que eran declarados enemigos de su manera de
ejercer el ministerio de sucesor de Pedro, o como cuando se quería pactar con
la mediocridad o el delito.
Una de sus prioridades fue el mundo de los
descartados y excluidos, y se lo vio en sus obras : baños para los pobres en el
vaticano, ayudas concretas a comunidades o colectivos que luchan por acompañar a los débiles, y mil cosas más. Con un estilo de vida pobre.
Fue comprensivo con todos, pero firme a la hora
de marcar el camino de la Iglesia, sobre todo con tanta gente de Iglesia que se
le oponía, abriendo procesos que traerán vida nueva, como la sinodalidad, que
seguro desata nuevas formas de vivir la comunión y la participación, a fin de
que la misión sea significativa para el mundo que está en guerra, dividido, a
pedazos.
Te vamos a extrañar, Francisco. Pero ya hiciste
lo tuyo. Gracias! Gracias Dios! Francisco, rogá por nosotros! Juanjo
Dios quiera que esta reflexión se haga viral y descongele el corazón de los que se creen dueños del mundo, a los que Jesús llamaría " sepulcros blanqueados"