No te dejes
abatir
No te dejes
abatir por el eventual infortunio
ya que tu
corazón no te entra en el pecho,
tu sonrisa es
como un albo plenilunio
y la invitación
a la vida te ronda al acecho.
Abandona en el
umbral la mustia desazón
para abrirte
paso al claror del nuevo día:
un tropiezo no
debe oscurecer tu razón,
pues tienes mil
motivos para el ardor y la alegría.
En tu interior
anida el futuro que se vislumbra,
un mañana de
retos, promesas y felicidad:
lo presiento en
tus palabras, que nos deslumbran.
Atrás quedarán
las lágrimas, los breves pesares
que forjan tu
espíritu, tu carácter, tu vitalidad;
que solo refleje
tu mirada el azul y verde de tus mares.
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