sábado, 29 de febrero de 2020

COMENTAPAGOLA.- CUARESMA ---Ciclo A.- LAS TENTACIONES DE LA IGLESIA HOY.-

1 Cuaresma – A (Mateo 4,1-11)

LAS TENTACIONES DE

LA IGLESIA DE HOY

La primera tentación acontece en el «desierto»
Después de un largo ayuno, entregado al encuentro con Dios, Jesús siente hambre. Es entonces cuando el tentador le sugiere actuar pensando en sí mismo y olvidando el proyecto del Padre: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan». Jesús, desfallecido pero lleno del Espíritu de Dios, reacciona: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de Dios». No vivirá buscando su propio interés. No será un Mesías egoísta. Multiplicará panes cuando vea pasar hambre a los pobres. Él se alimentará de la Palabra viva de Dios.
Siempre que la Iglesia busca su propio interés, olvidando el proyecto del reino de Dios, se desvía de Jesús. Siempre que los cristianos anteponemos nuestro bienestar a las necesidades de los últimos, nos alejamos de Jesús.
La segunda tentación se produce en el «templo»
El tentador propone a Jesús hacer su entrada triunfal en la ciudad santa, descendiendo de lo alto como Mesías glorioso. La protección de Dios está asegurada. Sus ángeles «cuidarán» de él. Jesús reacciona rápido: «No tentarás al Señor, tu Dios». No será un Mesías triunfador. No pondrá a Dios al servicio de su gloria. No hará «señales del cielo». Solo signos para curar enfermos.
Siempre que la Iglesia pone a Dios al servicio de su propia gloria y «desciende de lo alto» para mostrar su propia dignidad, se desvía de Jesús. Cuando los seguidores de Jesús buscamos «quedar bien» más que «hacer el bien», nos alejamos de él.
La tercera tentación sucede en una «montaña altísima»
Desde ella se divisan todos los reinos del mundo. Todos están controlados por el diablo, que hace a Jesús una oferta asombrosa: le dará todo el poder del mundo. Solo una condición: «Si te postras y me adoras». Jesús reacciona violentamente: «Vete, Satanás». «Solo al Señor, tu Dios, adorarás». Dios no lo llama a dominar el mundo como el emperador de Roma, sino a servir a quienes viven oprimidos por su imperio. No será un Mesías dominador, sino servidor. El reino de Dios no se impone con poder, se ofrece con amor.
La Iglesia tiene que ahuyentar hoy todas las tentaciones de poder, gloria o dominación, gritando con Jesús: «Vete, Satanás». El poder mundano es una oferta diabólica. Cuando los cristianos lo buscamos, nos alejamos de Jesús.
José Antonio Pagola

POR INCONVENIENTE TÉCNICO NO SALE COMPLETO ESTE TEMA. LO VOLVEMOS A PUBLICAR COMPLETO, Disculpas del caso.-


Enviado a la página web de Redes Cristianas
José Arregui1Hoy y aquí, ¿podemos todavía creer en Dios? Preferirás sin duda que formule la pregunta en primera persona, y que te diga, con todos los riesgos, si hoy todavía yo creo en Dios. Pues sí y no. Todo depende de lo que entiendas por creer y por Dios. Y no es por eludir la cuestión. No la eludiré.
No inventamos las palabras con las que nos entendemos, y es aventurado atribuirles un sentido diferente al que tienen para el común de la gente. Por ejemplo: “creer” y “Dios”, ¡qué palabras! Pero las palabras tienen vida y, por lo tanto, historia: nacen, crecen, cambian; se estrecha o se dilata su sentido. No podemos repetirlas, como si siempre significaran lo mismo o como si no apuntaran mucho más allá de lo que significan, al Infinito Indecible. ¿Qué digo, pues, cuando digo “creer en Dios”?
Por creer no entiendo tener algo por cierto, verosímil o probable, sin prueba científica. Asimismo, cuando digo “creer” en Dios”, no me refiero a tener por cierto o probable que Dios existe, sea cual fuere el significado que se le dé. Vayamos al origen, al fondo de la palabra. Creer viene del latín credere, pero éste a su vez se compone de una doble raíz indoeuropea: kerd (corazón, cordial, acuerdo, coraje…) y dheh (poner, dejar, donar, entregar…). ¿Dónde pongo el corazón, es decir, el centro o el fondo verdadero de mi ser? ¿A dónde me lleva mi ser? ¿Qué me llena vaciándome del todo? He ahí la cuestión.
“Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón”, dijo Jesús. Tu tesoro, tu perla preciosa, la belleza que te arrebata de la superficie y te sumerge en tu Fondo y te alza a tu altura, el Misterio, el Amor creador y liberador, el “Reino de Dios” oculto y presente, presente y activo en todo: en la flor de San José, en el zorzal que canta, en la sonrisa de un bebé, en las lágrimas de un desahuciado, en el drama de un refugiado, en la acción de un profeta. Esa Presencia te llama. Entrégale tu corazón, tu ser verdadero, libre de miedos, ambiciones y rencores, hecho de compasión activa y feliz. “Misericordia quiero, no sacrificios”, dijo también Jesús. Misericordia feliz, no templos ni dogmas ni instituciones religiosas. Misericordia feliz presente en el corazón de todo lo real: he ahí el tesoro que vale por todo y al que podemos entregar el corazón del todo. Eso es Dios.
La palabra “Dios”, derivada de la raíz indoeuropea deiv (luz, resplandor), es, sin embargo, la más equívoca y oscura de todas. Su historia es tan compleja y contradictoria como la historia humana, como el corazón humano, o como su cerebro. Comprendo muy bien que tanta gente diga no creer en Dios tal como lo ha entendido y entiende todavía la inmensa mayoría: un Señor omnipotente, bueno y justo, anterior y superior al universo, creador y regidor del cosmos que somos. Un Ente Supremo, distinto de todos los entes del mundo, de modo que Dios y mundo serían dos, Dios y yo seríamos dos. Esa imagen de Dios fue creada hace 5000 años allá por Irak, con sus templos y su numeroso clero, y ha servido para explicar la existencia del mundo y para mantener el orden, para promover la bondad y evitar el daño mutuo. “Dios”, tal como la mayoría lo entiende, nació hace 5000 años en una tierra floreciente, hoy desgarrada por los peores intereses de los más poderosos.
Ese Dios que apareció en un tiempo hoy está desapareciendo, algún día, no demasiado lejano, desaparecerá del todo o sobrevivirá en los museos, simplemente porque ya no sirve. Ya no explica el Big Bang: y a quien sostenga, no sin alguna razón, que todo necesita una causa para ser, cualquiera podrá responderle que ello no justifica que recurramos a una Causa Primera extramundana y eterna para explicar el comienzo del mundo temporal, que un Dios Causa explicativa no deja de ser un constructo lógico humano, y que tan lógico o más que pensar en un Dios autosuficiente y eterno es pensar en un universo o multiverso autosuficiente y eterno (sea como fuere, cualquier niño le podrá preguntar con razón “¿y a Dios quién lo creo?”, y no podrá responderle sino con evasivas).
Por lo demás, salta a la vista que no hay ni más orden y bondad ni menos mentira e injusticia entre quienes mantienen la creencia en la existencia de Dios que entre quienes la han abandonado, y si ha habido más creyentes buenos que no creyentes buenos, es simplemente porque los “creyentes en Dios” han sido hasta hoy muchísimo más numerosos que los “no creyentes”. Simplemente por eso, de ningún modo porque la creencia en la existencia de un Dios haga a nadie mejor que quien no cree en ese Dios. Basta mirar al pasado y al presente. Y basta leer, por ejemplo, a Confucio, a Mencio y Lao-Zi, o la parábola del Buen Samaritano, en la que un samaritano, considerado en aquel tiempo por los judíos piadosos como hereje o ateo es presentado por Jesús –¡qué provocación para los creyentes presuntuosos de entonces y de hoy!– como modelo de persona buena, de quien mira al herido, se compadece, se acerca, derrama aceite y vino sobre las heridas y cuida de él. Se vuelve ángel bueno.
También yo dejé de tener por cierta o probable la existencia de un Dios Ente Supremo. Pero eso no cambia nada esencial en lo que entiendo en el fondo por “creer” y por “Dios”, pues quiero (sigo queriendo) poner mi corazón en el Tesoro, el Vacío, la Plenitud, la Nada, el Todo, el Ser o el Corazón indiviso de todos los seres, que se esconde y se revela y ES en todo. En Dios, el Misterio oscuro y sensible como una entraña materna que engendra y da a luz todas las formas. La Llama de la Consciencia universal de la que todos los seres son chispas, chispitas del mismo Fuego sin forma. El amor de todos los amantes y de quienes no llegamos a amar como el corazón quisiera. La Amante de todos los abandonados.
Entregar el corazón, confiar en la Realidad, hacerse samaritano compasivo de toda criatura doliente, y ser lo que SOMOS eternamente: eso es creer en Dios, independientemente de las creencias. Y es como crearlo en todo, y recrear el mundo.
(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 16 de febrero de 2020)

COMPARTIMOS COMUNICADO DE LA IGLESIA METODISTA DEL URUGUAY. la Iglesia Metodista no debe participar en la convocatoria hecha por el Cardenal Sturla a reunirse el 2 de marzo en la Catedral

Ante el llamado a orar por los gobernantes

Las cristianas y cristianos oramos permanentemente porque es un mandato bíblico y porque es una maravillosa posibilidad de encuentro en amor y de comunión con Dios. Oramos con acción de gracias y con ruegos al Señor. Oramos por situaciones personales y por cuestiones que impactan en la sociedad en la que vivimos. La oración tiene múltiples formas, contenidos y momentos, pero siempre está llamada a ser un espacio de fidelidad y reconocimiento del amor y la cercanía de Dios.
¿Por qué, entonces, pienso que la Iglesia Metodista no debe participar en la convocatoria hecha por el Cardenal Sturla a reunirse el 2 de marzo en la Catedral para orar con motivo de la asunción del nuevo gobierno? 
En primer lugar, porque entiendo que afecta a la laicidad, un valor muy preciado en nuestro país que garantiza la convivencia pacífica de las diversas corrientes de pensamiento y religiosas en la sociedad a la vez que viabiliza la libertad de pensamiento y de culto. Lamentablemente, en los últimos años, se ha podido ver cómo sectores que actualmente integran la Coalición de Gobierno, junto con algunos líderes de la Iglesia Católica y de iglesias evangélicas, han llevado a cabo acciones políticas y ceremonias religiosas que ignoran la sana separación de la Iglesia y el Estado, esencial en la laicidad. A modo de ejemplo, recordamos:
– Las misas en el día del Ejército celebradas en la Catedral con la presencia y participación activa de la plana mayor de las Fuerzas Armadas, quienes asistieron con sus uniformes y escudos que representan al Estado nacional.
– La reinauguración de una capilla católica en un hospital público que pertenece y es financiado por el Estado.
– Actos proselitistas durante la campaña electoral, previo a las elecciones internas, en templos y en el marco de celebraciones religiosas en algunas iglesias evangélicas.
– Financiación y utilización de la infraestructura eclesial en la campaña política como claramente vimos en la Iglesia Misión Vida.
Esta separación entre Iglesia y Estado presente en la laicidad no implica que no pueda haber puntualmente colaboración mutua. De hecho, como Iglesia Metodista hemos desarrollado convenios con el Estado, en su faceta de estructura de convivencia y de contención de los sectores más vulnerables, para llevar adelante acciones inclusivas de servicio solidario y de promoción de la dignidad humana en distintas zonas del país. Y lo hemos hecho con gobiernos de distinto signo político e ideológico. Esto, por cierto, no socava la laicidad, lo que sí la afecta es la conjunción de intereses y de acciones en el otro plano del Estado, el del poder político y de gobierno, presente de una u otra manera en los ejemplos mencionados.
Esta conjunción de intereses parece verse reforzada por el hecho de que también algunos sectores de la Coalición de Gobierno han apelado a un discurso, basado según ellos en los valores más profundos de la moral cristiana, para sostener posturas que vulneran los derechos humanos y para oponerse a lo que se ha denominado “nueva agenda de derechos”. Nuestra Iglesia Metodista tiene una larga y comprometida trayectoria, en fidelidad al evangelio, de defensa de los derechos humanos de todas y de todos. Por lo tanto, creo que se debe reprobar y evitar todo aquello que avale y sacralice, o que induzca a pensar que se avala y se legitima desde la fe, cualquier corriente de pensamiento o postura que violente los derechos de todas y de todos.
En segundo lugar, creo que no se debería participar en dicha convocatoria en la Catedral porque con dolor hemos visto a lo largo de toda la historia de la Iglesia cómo ella se ha separado de Dios y distorsionado el evangelio cuando de una u otra manera se ha aliado al poder. La Iglesia debe guardar esa distancia crítica con el poder, propia del rol profético que siempre está llamada a cumplir para beneficio, en este caso, del propio Gobierno y poder político, y de manera especial y preferencial para beneficio de los sin poder, vale decir, de los que más sufren, de los pobres y postergados.
Por último, considero que vivimos un tiempo en el que es necesario reforzar el diálogo y ser especialmente cuidadosos en no resquebrajar esos puentes sociales que evitan que la sociedad se agriete o se parta en visiones contrapuestas. En tal sentido, me parece inconveniente esta celebración en la Catedral porque la reciente celebración de una misa en la parroquia de la Aguada por la asunción del nuevo Parlamento, a la que únicamente asistieron algunos representantes de la Coalición, sumada al hecho de que no existen antecedentes de celebraciones religiosas de este tipo en otros períodos de gobierno, puede dar a entender que se jerarquiza una corriente político-ideológica por sobre otras.
Es cierto que la Biblia nos llama a orar por los gobernantes, tal como lo plantea 1 Timoteo 2:2.
Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios por todos.  Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad.”
Y así lo haremos, con amor y fervor. Pero lo haremos desde “abajo”, con el pueblo sencillo de Dios, no desde el poder ni junto al poder. Lo haremos en la pluralidad de nuestras comunidades, donde seguramente están representadas las más diversas divisas políticas, y no en la jerarquización de una por sobre las demás por el simple hecho de ser  gobierno. Lo haremos en el más estricto respeto de la laicidad, sin dar lugar a que nadie entienda que buscamos una predominancia de nuestra confesión de fe. Y lo haremos orando por todos, como es el sentido fundamental del texto bíblico arriba citado, para que todos podamos vivir en paz, con justicia, equidad y dignidad.



Raúl Sosa
Pastor de la Iglesia Metodista Central
Categorías: Mensaje

viernes, 28 de febrero de 2020

CARTA ABIERTA AL HERMANO PAPA FRANCISCO. J.I. Gonzalez FAUS.-


González Faus“La ley del celibato no es un mandato divino sino una tradición humana” Hermano Francisco (Carta al obispo de Roma sobre la querida Amazonia)
“Acordarse de los pobres no es solo acordarse de sus derechos humanos pisoteados, sino también de que puedan recibir a Cristo”
“En tu curia romana, hermano Francisco, hay legión de presbíteros que viven en celibato y no tienen prácticamente trabajo ministerial alguno”
“La curia romana podría quedar ocupada por laicos fieles, (“viri probati” también), casados y padres de familia. Porque ninguna ley eclesiástica exige el celibato para ser oficinista, ni por importante o sagrada que sea esa oficina. Serían unos excelentes “burócratas cristianos””
··· Ver noticia

DETODASPARTESVIENEN. De Cadiz.- Podemos creer en Dios? José ARREGI.-


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José Arregui1Hoy y aquí, ¿podemos todavía creer en Dios? Preferirás sin duda que formule la pregunta en primera persona, y que te diga, con todos los riesgos, si hoy todavía yo creo en Dios. Pues sí y no. Todo depende de lo que entiendas por creer y por Dios. Y no es por eludir la cuestión. No la eludiré.
No inventamos las palabras con las que nos entendemos, y es aventurado atribuirles un sentido diferente al que tienen para el común de la gente. Por ejemplo: “creer” y “Dios”, ¡qué palabras! Pero las palabras tienen vida y, por lo tanto, historia: nacen, crecen, cambian; se estrecha o se dilata su sentido. No podemos repetirlas, como si siempre significaran lo mismo o como si no apuntaran mucho más allá de lo que significan, al Infinito Indecible. ¿Qué digo, pues, cuando digo “creer en Dios”?
Por creer no entiendo tener algo por cierto, verosímil o probable, sin prueba científica. Asimismo, cuando digo “creer” en Dios”, no me refiero a tener por cierto o probable que Dios existe, sea cual fuere el significado que se le dé. Vayamos al origen, al fondo de la palabra. Creer viene del latín credere, pero éste a su vez se compone de una doble raíz indoeuropea: kerd (corazón, cordial, acuerdo, coraje…) y dheh (poner, dejar, donar, entregar…). ¿Dónde pongo el corazón, es decir, el centro o el fondo verdadero de mi ser? ¿A dónde me lleva mi ser? ¿Qué me

REDESCRISTIANAS. J.I.Gonzalez Faus.- Envía respetuosa misiva a Francisco.- Corr. Juan Cejudo


González Faus“La ley del celibato no es un mandato divino sino una tradición humana” Hermano Francisco (Carta al obispo de Roma sobre la querida Amazonia)
“Acordarse de los pobres no es solo acordarse de sus derechos humanos pisoteados, sino también de que puedan recibir a Cristo”
“En tu curia romana, hermano Francisco, hay legión de presbíteros que viven en celibato y no tienen prácticamente trabajo ministerial alguno”
“La curia romana podría quedar ocupada por laicos fieles, (“viri probati” también), casados y padres de familia. Porque ninguna ley eclesiástica exige el celibato para ser oficinista, ni por importante o sagrada que sea esa oficina. Serían unos excelentes “burócratas cristianos””
··· Ver noticia

Luego de unos días fuera de casa por razones familiares, volvemos a nuestra diaria labor de comunicación en el blog. El 27 de febrero se cumplieron dos años de la Pascua de Graciela Bielli, hermana de primer hora de nuestra Ceb. SanFelipeySantiago, En la certeza de su definitiva estadía junto al PADRE, le pedimos interceda por todos nosotros. Ceb.SanFelipeySantiago.-

jueves, 27 de febrero de 2020

VOLVER A JESÚS. de José Antonio PAGOLA.- Gabriel Retamoso, lo comparte porque le ha parecido muy buen texto para una reflexión en común.-

Capítulo 5 "Liberar la fuerza del Evangelio 
3 - Contacto directo con el Evangelio (pág. 67) ¿No ha llegado el momento de poner decididamente el Evangelio en el centro de las comunidades cristianas? El Concilio Vaticano II nos ha recordado que, a lo largo de los siglos, el Evangelio es en toda época el que hacer vivir a la Iglesia "El Evangelio es, en todo tiempo, el principio de toda su vida para la Iglesia" Ninguna trasmisión de la Fe es posible sin la presencia salvadora del Evangelio. En estos momentos tan críticos, el Evangelio se ha de convertir en el principal instrumento de la renovación que necesitamos. Hemos de liberar la fuerza del Evangelio. Recuperar el protagonismo central que tuvo en el nacimiento y crecimiento de las primeras comunidades. Ha llegado el momento de entender y organizar la comunidad cristiana como un espacio donde lo primero es acoger el Evangelio de Jesús. Un lugar plantado en medio de la sociedad actual, donde se cuida antes que nada la acogida del Evangelio. Nuestras parroquias necesitan la experiencia directa e inmediata del Evangelio. Sin duda, la homilía dominical de los presbíteros cumple una tarea insustituible, y las diócesis han de promover un esfuerzo de renovación y purificación de la predicación dentro de la liturgia, siguiendo las importantes sugerencias del papa Francisco (Evangelii Gaudium 135-144) Pero, tal como se lleva a cabo,sin posibilidad de diálogo en el interior del pueblo de Dios, que ha de permanecer mudo, sin exponer sus inquietudes, interrogantes y sufrimientos,, no siempre es el mejor camino para descubrir que "el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas" (E;G; 265) Por una parte los fieles caen fácilmente en la pasividad y el aburrimiento, y, por otra, el riesgo de la rutina y la "profesionalización" de los predicadores lleva no pocas veces a que no sea propiamente el Evangelio lo que se anuncie, sino algunos acentos doctrinales o morales que procedes de determinadas opciones ideológicas. ¿Por que no instaurar en las comunidades cristianas , fuera del contexto de la liturgia dominical, un espacio nuevo y diferente para escuchar juntos el Evangelio de Jesús? ¿Por que no reunirnos, en el nombre de Jesús, presbíteros y fieles, varones y mujeres, creyentes, menos creyentes,poco creyentes y hasta no creyentes, para escuchar y compartir su mensaje? Hemos de dar al Evangelio la oportunidad de entrar en contacto directo e inmediato con los hombres y las mujeres de hoy. Que la fuerza salvadora pueda penetrar en sus vidas, sus problemas, crisis, miedos y esperanzas. Hemos de despertar en el pueblo sencillo el deseo del Evangelio que lo conozcan de verdad, que lo disfruten,que lo reclamen a la jerarquía. Ellos fueron los que mejor acogieron y entendieron a Jesús. Si el pueblo sencillo se hace con el Evangelio nos arrastrará a todos.

miércoles, 26 de febrero de 2020

Hoy, un poco de ceniza, 
al comienzo de la Cuaresma,
nos grita desde lo profundo,
nos anima a buscar caminos nuevos,
a abrimos a la Palabra de Jesús,
a seguir los pasos de Jesús,
conviviendo todos como hermanos.

Señor, perdónanos, porque unas imágenes de madera,
nos recuerdan más tu presencia,
que un hermano, que un amigo necesitado.
Te confesamos, que nos cuesta descubrirte
entre los humanos.
Enséñanos, Señor,
hacia donde debemos dirigir nuestros esfuerzos.
Queremos seguir las huellas de Jesús,
Reconocemos que nos cansamos, Señor,
Lo dejamos todo a un lado y te olvidamos.
Ayúdanos para seguir en la brecha,
Por Jesucristo Nuestro Señor. A m é n.

MIERCOLES DE CENIZA.- ES POSIBLE CAMBIAR.! J.A. PAGOLA

ES POSIBLE CAMBIAR
J.A. Pagola

Podemos decir que todo el mensaje de Jesús es una llamada al cambio. Algo nuevo se ha puesto en marcha con su venida. Dios está cerca. Su reinado de justicia, libertad y fraternidad comienza a abrirse camino entre los hombres. Desde ahora mismo, hay que creer en esta buena noticia. Hay que reaccionar y vivir de manera nueva, como hijos de un mismo Padre, como hermanos de todos los hombres.

Se nos pide dar un paso decisivo. Creer desde el fondo de nuestro ser que somos hijos de un Padre, y que nuestra felicidad y nuestro último destino es vivir como hermanos,

No se trata de corregir un determinado defecto o arrepentimos de un pecado concreto. Se nos invita a pasar de la increencia a la fe, de la pereza a la decisi6n, de la soledad a la amistad con Dios, del egoísmo al amor, de la defensa de mi pequeña felicidad a la solidaridad más radical.

Se nos llama a despertar todas las posibilidades que se encierran en cada uno de nosotros. Se nos anima a reavivar la capacidad de generosidad, desinterés y fraternidad adormecidas quizás en nuestro ser.

A veces los cristianos hemos olvidado que la fe es una llamada a crecer como personas, un estímulo a crear siempre una vida más humana. Dietrich Bonhoeffer combatía apasionadamente esa religión estéril y vacía de quienes se conforman con cualquier injusticia propia o ajena, porque, en definitiva, ya se han resignado hace tiempo, y viven esta vida sólo con la mitad de su corazón.

Siempre nuestra vida puede volver a empezar. Nunca estamos perdidos del todo. Podemos conocer de nuevo la alegría interior. Somos capaces de volver a amar con desinterés.

Sólo es necesario escuchar la llamada del Dios vivo que está resonando ya en nuestro «ser interior», es decir, en esa capacidad de escucha y de respuesta que llevamos todos en nosotros mismos, quizás sin sospecharla apenas.

Los hombres y mujeres que escuchan esta llamada comprenden que ya no podrán vivir como antes. Ese Dios que no era hasta entonces sino un desconocido o una amenaza, se les ha desvelado.

Ahora saben algo nuevo y que hoy ya apenas nadie sospecha. Que Dios es fuerza y alegría para cada una de las personas. Que Dios es la mejor noticia que una persona puede escuchar.

MIÉRCOLES DE CENIZA.- . Éste es el tiempo de las personas nuevas, de las que han soltado el lastre de ídolos secretos y falsas vanidades y ya sólo anhelan misericordia y abrazos del Padre.

Miércoles de Ceniza         ORACIÓN DE LA CENIZA -

 ¿A dónde vas?
¿A dónde te diriges?
¡Detente y piensa un poco!
Toma en tus manos estas cenizas,
sopla sobre ellas.

¿Qué te ha quedado en las manos?
Con un soplo...
todo se ha esparcido.
¿No lo entiendes?
¿No ves todavía tu fragilidad?
Y, a lo mejor, te crees grande...
Y, a lo mejor te sientes poderoso...
Hoy, un poco de ceniza se hace pregunta
y nos interroga
y nos invita a reflexionar
sobre la verdad de lo que somos.

Hoy, un poco de ceniza,
al comienzo de la Cuaresma,
nos grita desde lo profundo,
nos anima a buscar caminos nuevos,
a abrimos a la Palabra de Jesús,
a seguir los pasos de Jesús,
conviviendo todos como hermanos.

Señor, perdónanos, porque unas imágenes de madera,
nos recuerdan más tu presencia,
que un hermano, que un amigo necesitado.
Te confesamos, que nos cuesta descubrirte
entre los humanos.
Enséñanos, Señor,
hacia donde debemos dirigir nuestros esfuerzos.
Queremos seguir las huellas de Jesús,
Reconocemos que nos cansamos, Señor,
Lo dejamos todo a un lado y te olvidamos.
Ayúdanos para seguir en la brecha,
Por Jesucristo Nuestro Señor. A m é n.


Éste es un tiempo para convencidos.
Tiempo de entrenamiento, 
de ejercicio y de lucha; 
de mochila ligera y paso rápido.

Tiempo de camino y discernimiento, 
de conversión y compromiso, 
de pruebas y encuentros en el desierto, 
en la estepa, en el silencio.

Es el tiempo de los proyectos de vida, 
de las decisiones y desmarques;
a veces, de las transfiguraciones.

Tiempo de humanidad rota y dividida 
que anhela el paraíso
o la tierra prometida. 

Tiempo de tentaciones, 
tabores y conversiones, 
traspiés, heridas y cegueras, 
perdones, restauraciones y agua viva. 
¡Todo en sólo cuarenta días!

Éste es el tiempo de las personas nuevas, 
de las que han soltado 
el lastre de ídolos secretos y falsas vanidades 
y ya sólo anhelan misericordia  
y abrazos del Padre.

 (Florentino Ulibarri, Al viento del Espíritu)

martes, 25 de febrero de 2020

de CADIZ.- COMUNICADO DE MOCEOP SOBRE "QUERIDA AMAZONIA"





3 grandes sueños y una gran decepción.


En MOCEOP (Movimiento por el celibato 

opcional) hemos leído con atención los 111 puntos

 de la exhortación del papa Francisco sobre

 “Querida Amazonía” y queremos comunicar lo

 siguiente:


Nos alegramos del proceso sinodal llevado a

 cabo, como un nuevo paradigma 

eclesiológico en el que han participado, no

 solo obispos y sacerdotes, sino también

 cristianos y cristianas, aunando la doctrina

 existente oficial y el sentido de la fe del

 pueblo, forma sinodal que querríamos se

 extendiera a la actuación general de la

 Iglesia, para que miembros del pueblo de

 Dios participaran en igualdad de opinión y

 voto.
Compartimos plenamente los tres primeros sueños

 de Francisco: “el sueño social con una Amazonia

 que luche por los derechos de los más pobres, de los

 pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea

 escuchada y su dignidad sea promovida., el sueño cultural

con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la

 destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza 

humana. El sueño ecológico, con una Amazonia que

 custodie celosamente la abrumadora hermosura natural

 que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y

 sus selvas.” y que tan bien desarrolla en los capítulos 1 al

 60.


Compartimos plenamente su mensaje, en continuidad con la 

Laudato SI, de luchar por una ecología integral que 

promueva el bienestar de las personas que viven en esos 

territorios, junto con el respeto a la naturaleza en un lugar 

tan privilegiado, considerado por todos como el pulmón del 

Mundo y que se está degradando de modo muy intenso.



Pero nos hemos llevado una gran decepción en su cuarto 

sueño, el sueño eclesial, que desarrolla desde el cap. 61 al 

111.


Decepción porque no ha tenido en cuenta las conclusiones 

del Sínodo, donde se aprobaron importantes cuestiones que 

se consideraron de especial importancia para la renovación 

de la vida de las comunidades cristianas, tan necesitadas de 

algo tan importante como la celebración de la eucaristía y 

que no pueden tener por falta de sacerdotes.



El Sínodo vio como necesario poder ordenar presbíteros a 

lideres indígenas casados de esas comunidades. Y dar a la 

mujer mucho más protagonismo en la vida de esas 

comunidades, pudiendo ser ordenadas de diáconas, aunque 

ya dijimos en nuestro anterior comunicado que se había 

quedado corto el Sínodo, pues la mujer debe tener en la 

iglesia las mismas responsabilidades que el hombre, sin 

diferencias algunas.



La respuesta de Francisco a estos importantes acuerdos del 

Sínodo ha sido el silencio.


Unas conclusiones que, como ya dijimos , son necesarias 

aplicar no sólo en la Amazonía, sino en otros muchos 

lugares del mundo.


Creemos que el papa ha sido prisionero de la presión de los 

sectores muy conservadores y tradicionalistas, que han 

jugado muy fuerte, con ataques y amenazas de todo tipo, 

llegando a utilizar hasta al mismo ex papa Benedicto XVI 

para intentar enfrentarlo a él.



Vemos también que se dan contradicciones notables en el 

documento cuando dice en el cap. 4 de la introducción: 

“que invita a leer íntegramente el documento con las 

conclusiones del Sínodo” y“Dios quiera que toda la Iglesia 

se deje enriquecer e interpelar por ese trabajo, que los 

pastores, consagrados, consagradas y fieles laicos de la 

Amazonia se empeñen en su aplicación, y que pueda 

inspirar de algún modo a todas las personas de buena 

voluntad.”

Si los pastores deben empeñarse en su aplicación, creemos que el mismo papa debería dar ejemplo y aplicarlo.


En definitiva: una gran ocasión perdida para que la iglesia hubiera dado con valentía un paso hacia adelante, aceptando las conclusiones del Sínodo y para ponerse al día.

Creemos que es mucho más importante que las comunidades cristianas puedan celebrar la eucaristía, que es mandato de Jesús, que no seguir empeñándose en mantener un celibato que no es dogma de fe y que fue impuesto en el siglo XII como mera disciplina eclesiástica. Es muy doloroso que 20.000 comunidades cristianas en la Amazonía tengan que celebrar muy tardíamente la Eucaristía por falta de presbíteros.

Como no tiene ningún sentido mantener a la mujer discriminada en la Iglesia, sin poder desempeñar las mismas funciones que los hombres.
Por eso nuestro aplauso a esos tres sueños del papa Francisco, que compartimos plenamente y nuestra gran decepción por su cuarto sueño eclesial.
La gran institución Iglesia es un organismo que avanza con gran lentitud porque influyen mucho en ella los sectores más conservadores que se niegan a todo cambio por mantener normas obsoletas, poder y privilegios.

Será necesario que , desde la base, los grupos y comunidades cristianas vayamos empujando con fuerza para ir intentando vivir el Evangelio con la libertad que Jesús transmitió a cuantos le rodeaban.

MOCEOP
25  de febrero de 2020

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PARTE 1

PARTE 2

Bielli - Bernada