Bienaventuranzas del Agradecimiento
Felices quienes al
recibir un vaso de agua fresca, un regalo inesperado, una palabra de consuelo,
dicen desde el fondo de su corazón: gracias…
Felices quienes se
muestran agradecidos por el sol recién nacido, por el alimento diario, por la
primera sonrisa del día o por el periódico que le regalan en el metro.
Felices quienes no
pueden pagar con dinero la compañía en los momentos difíciles, la sinceridad
ante la prueba, el abrazo que tanto abriga.
Felices quienes
sienten un enorme reconocimiento por las enseñanzas recibidas, los libros que
le hicieron mella, los amigos que lo demuestran en los momentos difíciles.
Felices quienes se
ofrecen por entero cuando les necesitan, y no para que se lo agradezcan, sino
porque les brota sinceramente del corazón.
Felices quienes
celebran cada pequeño detalle que les regala la vida, que les ofrece un rayo de
felicidad, que les deslumbra ante la gris cotidianidad.
Felices quienes,
cuando los problemas les visitan, intentan solucionarlos con serenidad y
aprecian lo positivo que han aprendido de ellos.
Felices quienes dan gracias a la vida por
tener lo esencial para vivir, por tener cariño en el corazón para compartir,
por gozar de una familia, por experimentar que Dios les ama…
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