El
burka, traje islámico que cubre el rostro y el cuerpo de la mujer, tiene su
origen en el culto a divinidad Astarte, diosa del amor, de la fertilidad y de la
sexualidad, en la antigua Mesopotamia.
En
homenaje a la diosa del amor físico, todas las mujeres, sin excepción, tenían
que prostituirse una vez al año, en los bosques sagrados alrededor del templo de
la diosa.
Para
cumplir con el precepto divino sin ser reconocidas, las mujeres de alta sociedad
acostumbraban usar un largo velo en
protección de su identidad.
Con
base en tal origen histórico, Mustapha Kemal Atatürk, fundador de la moderna
Turquía (1923 – 1938), en el proceso de introducción de profundas y
revolucionarias reformas políticas, económicas y culturales en el país, y
deseando acabar de una vez por todas con el burka, se sirvió de una brillante
astucia para callar la boca de los fundamentalistas de la época.
Puso
definitivamente el fin del burka en Turquía con una simple ley que determinaba
lo siguiente:
«Con efecto inmediato, todas las mujeres turcas tienen el derecho de vestirse como quieran, sin embargo todas las prostitutas deben usar el burka».
Al día siguiente, nadie más vio el burka en Turquía.
Esa ley todavía se mantiene en vigor.
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