Dgo 15 Tpo. Ordinario Ciclo
C. EL
AMOR COMO DIOS MANDA.-
Comentario en versión libre de El
Don de la Palabra, de Atilano ALAÍZ.-
Hoy Jesús,
por una parte denuncia la religiosidad cargada de hipocresía y, por otra, anuncia el
amor como consigna fundamental.
El levita, el sacerdote prefieren mirar para otro lado ante
el malherido, el hereje , el proscripto, el intocable, el ateo,
el agnóstico diríamos hoy, es el que se acerca al malherido. A los primeros les preocupa el rezo, el
culto, pero escurren a la realidad, no les importa el prójimo sufriente.
Jesús no
responde con discursos doctorales teóricos, presenta al amor
en acción, da una definición
descriptiva vivencial, del verdadero amor.
El samaritano
sabe que para el malherido él, es la
escoria de la sociedad, no le importa, sólo le preocupa que hay un ser humano que sufre, se desangra que
necesita ayuda, esto le basta.
De qué lado
estamos ¿? Aprovechamos las oportunidades
que se nos cruzan por el camino ….o
miramos para la acera de enfrente,
atendemos al anciano, al niño en la calle, o nos compadecemos mentalmente,
si atendemos público lo hacemos con paciencia, alegría, delicadeza o
ponemos horarios de atención
para los que me necesitan.
Jesús como
siempre nos muestra el camino, invita e incita a poner todo el corazón en lo que hacemos por los demás y a revisar
hasta que punto lo estamos haciendo aquí y ahora, siempre nos da una nueva
prórroga, está en mi, en todos nosotros la mayoría eclesial que somos los LAICOS , y en quienes tienen
responsabilidades mayores.
No se trata de
soltar lágrimas, ni expresar misericordia lo cual se hace fácil, se trata de negarse a seguir sesteando
suave y tranquilamente cuando todo clama y se desespera a nuestro
alrededor.. Se trata de no ser felices
solos.. Porque no somos
cristianos si llamamos PADRE y negamos el pan al hermano. Porque corazones que
no reaccionan ante la miseria…son miserables.
Corremos el riesgo de que nuestro
amor se quede en lamentos, en comentarios doloridos, sin que lleguemos a brindarnos.
Jesús nos
entrega una parábola llena de humanismo y aparentemente ingenua, pero que lleva
dentro una gran revolución, la que debemos llevar a cabo dentro de
nosotros mismos.-
(Comentario libre autorizado por el autor, realizado
por J.Eduardo Bernadá)
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