viernes, 5 de agosto de 2016

Dgo 19° Tpo.Ord. Comentario libre autorizado del libro El Don .-de la Palabra, de Atilano Alaiz.-



Dgo.19° Tpo.Ord. C.C. (Lucas 12.32-48)  Atilano Alaiz.
                  LA VIDA ES UNA MISIÓN.-
      La lectura realizada hoy, es  todo un  tratado sobre el sentido de la vida y la historia.  Ninguno de nosotros ha caído de un meteorito, fruto de la casualidad, sino que nuestra existencia ha sido fruto  del amor.  Dios me ha llamado con nombre propio para que forme parte de su gran familia.  Dios nada menos!! Se fía de mí, me ha confiado una misión, espera de mí, un discernimiento maduro, dentro del mundo y la iglesia
  Lo que nos dignifica no es la misión, la vocación, el lugar que ocupamos,  sino el modo de cumplir la misión que se nos ha encomendado. Es mucho más digno ante Dios, un buen barrendero, humilde e inculto que un obispo infiel.   San Agustín decía
a sus hermanos que su nombramiento de obispo, no le da grandeza, su verdadera fuerza está por ser hijo de Dios, este privilegio lo tenemos todos.-
  Muchos de nosotros creemos ser cristianos dignos por tener unos ritos y unos ratos de la vida dedicadas al Señor.  La misión que hemos de realizar es en casa, el taller, la oficina, el templo, en la calle, en la empresa,  significa ser cristiano de tiempo completo, no de a ratos, de fin de semana.  Cada uno de nosotros recibe gratuitamente distintas capacidades, posibilidades, al final del camino, que siempre llegará por más comprado que lo tengamos, se nos dirá: “Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá” (lc. 12,48)
  Lo que se nos pide es más sencillo de lo que creemos, simplemente hacer lo que debemos hacer lo mejor posible;  dejar  nuestro entorno familiar, comunitario, vecinal, social  motivados y movidos por el amor  SOLAMENTE ALGO MEJOR DE CÓMO LO ENCONTRAMOS.
  Hagámonos  esta pregunta  qué voy dejando a mi paso por la tierra ¿?  Qué legado dejo a mis hijos,  mi familia, mi comunidad ¿?        Al entregarnos  no hemos de acobardarnos ante nuestra  debilidad y lo arduo que parezca la tarea.   También a nosotros nos ha prometido el Señor la fuerza del Espíritu para llevarla adelante.  
  Volvemos a San Agustín cuando nos dice: “ Empeñémonos y esforcémonos en realizar las tareas  como si todo dependiera de nosotros y confiemos enteramente como si todo dependiera de Dios”
  Vivamos esta dinámica de responsabilidad y esperemos con serenidad y gozo la vuelta del Señor,  con los deberes y las tareas  realizadas,    viviendo cada día como si fuera el último de nuestra existencia.-.  
Comentario de Atilano Alaiz, en versión libre autorizada por el autor, realizada por  J. Eduardo Bernadá

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Multimedia


PARTE 1

PARTE 2

Bielli - Bernada