lunes, 8 de agosto de 2016

LOMEJORdelaSEMANA,segúnJuanCEJUDO ( III ).-

Dicho H O Y
Anunciado y predenunciado A Y E R
Europa, entiéndase, la Unión Europea y la OTAN, conocía muy bien el camino que los llevaba para destruir Libia, para destruir Siria, para destruir Irak y para aniquilar por el resto de los tiempos a Afganistán, pero nadie les explicó como volver de allí.


 


Para visualizar los nuevos campos de batalla, los grandes  estrategas occidentales utilizaron el  Battlefield Augmented Reality System (BARS o sistema de realidad aumentada para el campo de batalla) junto con las opciones dadas por los laboratorios interdisciplinarios o Think Tank, y el respectivo aval político y la asistencia del poder mediático. Empleando un arma de guerra tan letal como una andanada de misiles, demolieron con suma prolijidad países enteros, miles de pueblos, centenares de ciudades, millones de vidas y siglos de civilización.

Nadie puede negar que si la idea era destruir, el plan armado sobre la “Primavera Árabe”, fue el éxito más contundente de Occidente desde la demolición del bloque socialista simbolizado en el Muro de Berlín.

Casi 20 años se prepararon los Estados Unidos junto a sus aliados europeos para el asalto final al mundo productor de energía, petróleo y gas específicamente, y a por ello fueron a exterminar los países que se rehusaban a entregarlos dócilmente (Siria, Libia e Irán).

Los estrategas del Pentágono, ya con las operaciones en marcha, descubrieron un detalle geológico que no consideraron, que bajo las arenas del Medio Oriente, además de océanos de energía, había grandes lodazales y allí quedaron empantanados desde 2001.

La misma mano de obra que la OTAN utilizó para la derrota de la Unión Soviética en Afganistán, para la destrucción de Libia y el martirio del Coronel Gadaffi, y que estuvo a punto de conseguir lo mismo con la Siria de Bashar al-Assad, hoy se está empleando contra sus poblaciones. Lo tremendo de esto es que no lo hacen con cuadrillas de bombardeos, cazas y drones, batallones, tanques, y portaaviones.  Los “ejércitos” que hoy están destruyendo el sistema nervioso de los europeos y los estadounidenses, (los pocos norteamericanos que saben que existe un mundo más allá de sus condados, sus barbacoas y sus PlayStation), viajan en subte, manejan camiones, visitan centros comerciales y hasta toman café en el bistró de la esquina.

El tipo de ataque que se han sucedido desde Niza a esta parte, a diferencia de Madrid, Londres, París y Bruselas, muestra claramente que no ha sido orgánicamente responsabilidad de Estado Islámico o al-Qaeda en su momento. Si queda bien claro que son responsabilidad de las autoridades europeas, no porque no los hayan podido detener (hoy no hay servicio de inteligencia y sistema de espionaje que pueda prever con que humor se han despertado los 50 millones de musulmanes que viven en Europa, muchos de ellos, la absoluta mayoría, europeos y hasta tres generaciones)   sino por haber llevado a miles de jóvenes europeos a no tener otra razón para vivir que morir por Allah.

Hoy, cualquiera que camine por una calle de Oporto, Elsinor o Zakopane, es un objetivo militar, no importa si el ataque deja solo unos cuantos heridos como sucedió hace apenas 10 días en un tren regional de Bavaria, donde Muhamad Riyad, un joven afgano de 19 años, al grito de Allahu Akbar, la emprendió contra los pasajeros hiriendo gravemente a cinco. Lo que significativamente recordó el asesinato del soldado británico en mayo de 2013, en plena calle del tranquilo barrio londinense de Woolwich, a manos de dos nigerianos, que lo decapitaron frente a los transeúntes, a quienes les pidieron ser filmados en plena faena.

Nadie puede saber cuándo y donde será el próximo ataque, tras Niza, surgió lo del tren en Baviera, y después siguió un fin de semana desesperante para Ángela Merkel: el viernes 18, un joven alemán de origen iraní, Ali Sonboly, decidió estrenar su Glock 17, disparado contra los asistentes al McDonalds, del centro comercial Olympia de Múnich, para después seguir afuera. La cuenta final dio nueve muertos, mientras el tirador se suicidaría un kilómetro más allá del centro comercial.

 Al domingo siguiente, un refugiado sirio de 21 años, solicitante de asilo, asesinó a cuchilladas a una mujer, e hirió a dos hombres que esperaban el bus en la ciudad de Reutlingen. Algunas versiones intentan minimizar el hecho convirtiéndole en un “crimen doméstico”.

Este mismo panorama nos remite a la serie de ataques que se produjeron entre el 15 y 22 de marzo de 2012 en la ciudad francesa de Toulouse, que redondearía la cifra de 9 muertos: “judíos” “conversos” o “cipayos”, crímenes que fueron adjudicados al joven francés de origen argelino, Mohamed Merah, quien, según las autoridades, estaría vinculado con al-Qaeda.

El lunes 25,  la policía polaca detuvo a un  hombre de 48 años, iraquí, acusado de posesión de explosivos, que preparaba para un atentado durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebra esta semana en Cracovia, con la presencia del Papa Francisco.

Apenas horas antes de comenzar a escribir estas líneas, se conoció la noticia de que dos hombres armados con cuchillos habían tomado 5 rehenes en la iglesia de Saint-Étienne-du-Rouvray, una ciudad de 27 mil habitantes situada en Normandía, en el norte de Francia. Los atacantes degollaron al sacerdote Jacques Hamel, de 84 años e hirieron de gravedad a un feligrés. La policía consiguió ejecutar a los agresores junto al altar, como para darle un toque más chabroliano a la acción.

Mientras cerrábamos este artículo se informa que en la ciudad sueca de Malmo, un hombre armado disparó contra una persona en el centro comercial Rosengard, (Rosengård Centrum), no se ha podido determinar aun si se trató de un robo o tiene características de ataque extremista.

Las policías occidentales, los servicios de inteligencia, las autoridades saben que esta situación es inmanejable, que el desborde es incontenible y no es una victoria militar sobre el Estado Islámico lo que va a terminar con esta situación.

Daesh, que ha hecho del marketing un gran arma, está dispuesto a reconocer y asumir cualquier acto de violencia sucedido en el mundo y cualquiera que intente un poco más de notoriedad gritará un  Allah Abkar, aunque no tenga idea de que signifique las dos palabritas combinadas.

Los record están para ser batidos


En una de la escena del film Poderosa Afrodita (1995) de Woody Allen, la hermana ultraortodoxa del protagonista, le recuerda los seis millones judíos muertos por el nazismo, a lo que el propio Allen contesta, “ni lo recuerdes, los record están para ser batidos”. Y de batir record, en este caso de torpeza, parece saber mucho el presidente francés François “Flanby” Hollande.

Si poca hubiera sido la torpeza, por no hablar de perversidad de su antecesor, Nicolás Sarkozy, quien ha propiciado la actual situación en el Magreb y el Medio Oriente.  Sarkozy, atado a los caprichos de George W. Bush y como Ministro del Interior de Chirac, no supo interpretar el caldero que se estaba encendiendo entre los jóvenes de origen musulmán, que dio como resultado las protestas de 2005 en las periferias de París. Ahora Hollande cuenta con más nafta para apagar el incendio que puede consumir mucho más de lo que creemos.

Con su natural incapacidad, Hollande, hace apenas horas, ha descubierto que el “Estado Islámico le ha declarado la guerra a Francia” por lo que ha pasado a la ofensiva y en venganza de lo sucedido en Niza, cuándo ya todo el mundo sabe que el autor de la matanza, Mohamed Lahouaiej Bouhlel, no era integrante del Daesh y su decisión tiene ribetes personales que no se han desentrañado.

Hollande, bañado en un espíritu reivindicatorio del orgullo galo, liquidado para siempre en el barro de Dien Bien Phu hace ya 61 años, escuchando más a sus asesores de imagen que de terrorismo, atacó inopinadamente este 19 de julio la aldea de Tokhar Manbij, al norte de Siria, solo como venganza por el ataque en Niza, dejando 164 civiles muertos, el doble de los muertos en Niza.

Los atacantes de hoy a la iglesia de Saint-Étienne-du-Rouvray, dijeron que lo hacían en venganza, de la venganza de Hollande, quien parece se ha dispuesto a comerse a los caníbales.

Frente al reclamo del representante permanente de Rusia, Vitali Churkin, en el Consejo de Seguridad de la ONU, el representante francés François Delattre, guardó un corajudo silencio, ya que se sospecha ignoraba el hecho.

El bombardeo habría sido llevado a cabo con la excusa de ser parte de los ataques de la alianza encabezada por Estados Unidos, desde septiembre de 2014, aunque el representante ruso agregó que: “No hay drones estadounidenses ni fuerzas especiales de EE.UU. en Siria ni fuerzas especiales de sus aliados, así como tampoco hay capacidades de inteligencia por satélite de Estados Unidos ni los videos que realizan todos los bombarderos modernos al llevar a cabo un ataque”, lo que evidencia claramente la artera decisión de Francia de vengarse contra la población civil de un pueblo perdido en las marismas de una guerra que Occidente desató en su territorio.

La representante de Estados Unidos, Samantha Power, durante la reunión del Consejo de Seguridad, no pareció tampoco estar muy empapada del tema agregando el formulismo de: “Estudiaremos cuidadosamente y a fondo toda la información fidedigna”.

Quizás, cuándo más temprano que tarde, se vuelva a producir un nuevo atentado en Europa, alguien todavía se preguntará ¿por qué? La respuesta será tan sencilla como que de aquellos polvos, estos lodos.

– Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
2
Quien siembra vientos, recoge tempestades
Benjamín Forcano
Predicho
Predenunciado
(14 – marzo – 2004)
A mi amigo y compañero
Martín José Sanz Belarra,
capellán del Hospital del Niño Jesús,
una de las víctimas de la barbarie.
Escribo con el alma pegada en Irak y en Madrid. En Irak, sin poder quitarme de encima el infierno de aquella guerra que se avecinaba, tramada con deliberada arrogancia; en Madrid, reflejo lacerante hoy de aquel caos de bombas, heridos, muertos y ruinas interminables.
Fueron millones las gargantas, millones los corazones, millones las manos, millones las plumas que, unidas a la voz del Papa, se afanaban en detener la insensatez de aquella agresión militar, hecha porque sí, porque el imperio la necesitaba, y la decidía con los demás o sin los demás, con la ONU o contra ella. Nuestras pulilas pudieron contemplar miles de aviones marcando estelas en el cielo, lanzados con precisión matemática a objetivos de destrucción masiva: edificios, cuarteles, barrios, fábricas, gentes, todo calcinado en una espiral de fuego y humo. Pero, sin que al parecer hubiera dolor y lágrimas, sin ver las convulsiones de la gente, sin ver como lo hemos visto en Madrid, el horror de cuerpos reventados, de cabezas desfiguradas, de brazos y piernas destrozados, de miembros esparcidos, de seres humanos atrapados terminalmente en la red de una violencia despiadada. Gente normal, de la calle, trabajadora, desgarrada o acabada inmisericordemente.
Necesitamos comprender, necesitamos una explicación. Precisamente porque esta barbarie es inusitada y la rechazamos universalmente, sin fisuras. La muerte de inocentes es indigerible, no metabolizable mentalmente. Yo no puedo pensar que hay seres humanos que matan por matar, como si un instinto letal devorase sus entrañas. Cuando un ser humano mata, tiene sus motivos; cuando un ciudadano se sacrifica hasta el extremo de dar la vida, tienen sus motivos. Una muerte sin razón, sería absurda, negadora de la condición humana. Y nosotros no podemos vivir en el absurdo.
No me basta, pues, condenar la muerte producida por terrorismo. La barbarie de la Madrid la condenamos todos, sin remisión. Nada la puede justificar.
Pero yo tengo que explicarme el por qué de esa barbarie, necesito una
clave, una luz que me aclare ese antro abominable. De no ser así, me
encuentro perdido, sin racionalidad humana posible, para valorar y para
dirimir sobre lo bueno o lo malo, y se me acabaría el andar con sentido en la vida.
¿Por qué? ¿Por qué en Madrid? ¿Por qué de esa forma?
La convivencia humana, en este caso internacional, tiene un escenario, unos actores y un guión escrito de antemano, por quienes quieren controlar y dirigir esa convivencia. Las relaciones de unos pueblos con otros sabemos cómo son, sabemos quién ejerce de amo, de aliado o de esclavo. Sabemos que los que ejercen de amos se llaman imperios, y hoy el imperio número uno es Estados Unidos de la Administración Bush. Este imperio determinó, de acuerdo con sus intereses, invadir Irak, adueñarse de su petróleo, controlar la zona y establecer un nuevo régimen que le fuera adicto. Y esta determinación la revistió de grandilocuentes palabras: derrocar la tiranía de Sadam, devolver la democracia al pueblo, implantar los derechos humanos, impulsar la prosperidad y la paz. La determinación estaba tomada y se llevó a cabo con toda exhibición de armas y poder, con una superioridad apabullante, queriendo incluso justificarla con el aval de la ONU y del Consejo de Seguridad. ¡Imposible! Pero Bush sí que obtuvo la alianza y la sumisión incondicionales de los presidentes Blair y Aznar: Inglaterra y España.
Y la guerra se hizo, con una prepotencia insolente, dejando un reguero de sangre y destrucción, más de 30.000 muertos, sin que haya decrecido el dolor y la desesperación, y sin que la mayoría de nosotros, occidentales, hayamos percibido de cerca aquel infierno de ruinas y privaciones, de desolación y lágrimas. Quizás hoy, desde este Madrid en llanto, hemos podido comprender la barbarie, el espanto y la impotencia de un pueblo entero bombardeado, roto, agredido por todas las junturas de su existencia.
No esto sin aquello. Aquello fue contra Derecho, contra un clamor universal que detestaba la guerra, contra una ciudadanía mayoritaria alzada contra la guerra. Los “señores de la guerra” creyeron que, por poseer las mejores armas, eran dueños del mundo, de los pueblos, de las conciencias, de imponer su “orden y pax norteamericanos”. No oyeron el clamor de la gente, ni les preocupó la tragedia de miles de vidas reventadas, de miles de familias quebrantadas, de miles de niños, mujeres y ancianos aterrorizados, de toda una sociedad desestructurada y vilipendiada.
No esto sin aquello. Esto es la consecuencia del dinero idolatrado, de la
fuerza hecha ley, del derecho violado, de la vida despreciada, de un nivel de vida sacralizado, de toda una política imperialista que ignora el derecho internacional, la igualdad de las naciones y la colaboración
recíproca en el respeto y diálogo.
No han pasado dos años. Y aquel pueblo, Irak, vive, no olvida, en sus
carnes lleva clavados los garfios de la prepotencia y de la muerte, del
desprecio, del cruento e interminable dolor. Ese pueblo no puede morir, no puede resignarse a ser un don nadie bajo la dictadura omnipotente de una nación extraña, no tiene tanto progreso ni tantas armas sofisticadas, pero tiene una voluntad indomable, una dignidad propia, que le hacen sobreponer a su individual vida la dignidad y sobrevivencia de su país. Y en eso es superior al imperio que lo circunda y somete.
No esto sin aquello. El gobierno español se fue solo a la guerra. Actuó de marioneta cómplice; justificó, colaboró y apoyó una guerra injusta e
inmoral y se hizo responsable de tanta ruina, saqueo, dolor, muerte y
humillación.
Golpeado hoy en su pueblo, ese Gobierno debe relacionar lo sucedido aquí con lo hecho allí. Nada hay sin causa, nada es fortuito. Y el dolor, la muerte y la humillación del pueblo de Irak no fue fortuita, sino fruto de una terrorismo de Estado, por más que ese Estado sea, o precisamente por serlo, el primero y más poderoso del mundo, secundado por otros.
Yo lloro, detesto, maldigo con todo mi corazón la salvajada de los atentado en Madrid; pero lloro, detesto y maldigo con igual fuerza la política salvaje del más fuerte y que se impuso con las bombas en Irak. Al fín y al cabo, no hay efectos sin causa, como no habría habido en Madrid atentados, si no hubiera habido políticas de invasión y dominio de Irak.
“Quien siembre vientos, cosecha tormentas”. Me duele Madrid, y me duele quien abandera políticas de robo, destrucción y de muerte.
3
LA GUERRA QUE APOYA EL MINISTRO (Y CRISTIANO) TRILLO
Benjamín Forcano
(Publicado en El Mundo –   14 de Febrero de 2003)
       El Ministro de Defensa, Federico Trillo, ha afirmado hace unos días que  “Las materias sociales no son de fe “ y, por lo tanto, las palabras del Papa a favor de la paz y en contra de la guerra “no son vinculantes para un  católico. Yo no tengo ningún  problema de conciencia”. Las palabras del Ministro plantean una cuestión viva, pero que  acaso a él no se le ha dado por sopesar: ¿Qué entendemos, Sr. Ministro,  por fe?
            Pero, hay otra vertiente, que es seguramente desde la que habla el Ministro. Los católicos saben o han oído alguna vez que el Papa y los obispos tienen  autoridad para proponer la doctrina cristiana, sobre todo en lo que se refiere “a la fe y costumbres”. Hay, pues, una constante  en la tradición eclesial  que hace que la jerarquía eclesiástica trace unos principios que iluminen y ofrezcan soluciones concretas a multitud de problemas relacionados con la persona y la sociedad. Así lo hizo el Concilio Ecuménico Vaticano II. Concretamente en el documento denominado Gaudium et Spes, se abordaron los temas de la dignidad de la persona humana y sus derechos, del matrimonio y de la familia, del progreso y de la cultura, de la vida económico-social, de la comunidad política, del fomento de la paz y de la promoción de la comunidad de los pueblos. Este último capítulo resulta, para el momento presente, de una lucidez  y valentía impresionantes, pero como tantas otros, se ha “perdido” sin pena ni gloria.
            Voy a hablar un lenguaje directo: yo sé que hay muchas cuestiones, seguramente las más, en las que el católico, mientras no haya una definición ex cathedra (magisterio infalible),puede opinar libremente llegando incluso a disentir de la doctrina del Papa, como ocurrió, por ejemplo, con  la encíclica “Humanae Vitae”, sin que por eso deje de ser católico.
            Pero, esto nos lleva a preguntarnos si no hay cuestiones en las que la vinculación o no con las palabras del Papa, no depende tanto de las palabras del Papa cuanto de la misma cuestión y de sus argumentos internos. Argumentos que, si brotan de la ética natural, serán vinculantes para todos, creyentes y no creyentes, por la sencilla razón de que “hay en todos una conciencia que nos dice que debemos practicar el bien y evitar el mal”. Y  la fidelidad a esta conciencia es lo que “une a los cristianos con todos demás hombres para buscar la verdad y resolver con acierto  los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad” (Gaudium et Spes, 16).
            Esto quiere decir que, cuando un cristiano cree, no deja a un  lado su dignidad personal ni pone en paréntesis los dictados   de la ética natural. La fe cristiana incluye, yo diría como artículo primero, la fe en la dignidad de la persona y sus derechos, y esta fe sería común a creyentes y no creyentes y, por ende,  vinculante para todos, también para el Papa. La vinculación, en este caso,  es previa al mandato o autoridad del que la anuncia y respalda.
            Aparece entonces claro que la enseñanza del Papa cuando se refiere “a la fe y costumbres”  puede incidir en estos campos de la ética natural  y su enseñanza no hace sino enunciar y robustecer ciertos principios de esa ética.  Por otra parte, me siento  ajeno a una fe abstracta, vacía de contenido ético,  que sirviera de tapadera para un vano  pietismo o espiritualismo. El seguimiento de Jesús de Nazaret exige una fe llena de obras, como son la justicia, la igualdad, la sinceridad, el amor, el aborrecimiento de toda mentira y soberbia, la predilección por los empobrecidos, etc. “¿De qué, nos sirve, escribe el apóstol Santiago, decir que tenemos fe si no tenemos obras?… La fe, si no tiene obras, está realmente muerta” (St 2,14-17).
            Las obras son la proyección de nuestras convicciones, la expresión viva de nuestra fe y muchas de ellas pertenecen al ámbito social. Ahora viene mi pregunta al Sr. Ministro: ¿Vd. cree, Sr. Trillo, que las materias sociales no son de fe?, ¿de fe en sentido estricto? ¿No cree Vd. que hay materias sociales, las que tratan del “no matar”, que son vinculantes para todos y también para Vd.  como persona y como persona creyente?
          
Me imagino que suscribirá, de corazón, estas palabras del Vaticano II: “La paz, que nace del amor al prójimo, es fruto de la justicia, requiere respeto  a los demás hombres y pueblos  y exige un ejercicio apasionado de la fraternidad. La paz surge de la mutua confianza de los pueblos  y no del terror impuesto por las armas. La paz exige de todos ampliar la mente más allá de las fronteras  de la propia nación, renunciar al egoísmo nacional  y a la ambición de dominar a otras naciones, alimentar un  profundo respeto por toda la humanidad. Los gobernantes trabajarán en vano por la paz mientras no pongan todo su empeño  en erradicar los sentimientos de hostilidad, de menosprecio y de desconfianza, los odios raciales y las ideologías obstinadas, que dividen a los hombres y los enfrentan entre sí?” (Gaudium et Spes, Nº 77 al 93).
            Sinceramente, ¿cree Vd. que estas exigencias son  propias de todo corazón humano y que es de imperativo natural atenerse a ellas? ¿Cree Vd. que es ésta la filosofía que guía la política del Sr. Bush?
         
  Me imagino que  Vd., en su meditación de cada día, tiene algún tiempo para meterse un poco en la catarata de miserias, quebrantamientos y desgracias que va a atraer esta guerra a la que Vd. parece no tener motivos para oponerse: una población entera arrasada con miles y miles de inocentes, con una hecatombe de destrozos materiales, culturales,  morales y un sin fin de desquiciamientos físicos, psicológicos y personales. Todo ese ataque  infernal, ¿ porqué y para qué? Ese aplastamiento tan gigantesco, supertecnológico, fulminante, desproporcionado, apocalíptico,  ¿qué otra cosa es  sino una acción deliberada de asesinato masivo? ¿En verdad, ese genocidio que Vd. y Gobierno apoyan, legitiman y en el que nos quieren implicar a todos,  no lo ve Vd. como una brutal violación del mandamiento natural de “no matar” y que resulta para todos vinculante, con fe o sin fe, con palabras o sin palabras del Papa? ¿Qué otra acción más execrable –social por supuesto- resultaría vinculante para su fe de católico?
            Si Vd. considera “obligado todo esfuerzo del Papa a favor de la paz”, tiene que pensar que esa su obligación no le viene dada al Papa a priori, sino que se la imponen consistentes,  grandes e ineludibles razones. Y para Vd. las obligaciones de parar esta guerra, que le impone su conciencia, son todavía mayores. Porque las razones del Sr. Bush son puro pretexto y  restallan contra  lo que establecen la ONU y el Derecho Internacional.
            Como católico que es, me permito recordarle estas frases del concilio Vaticano II, en el que Vd. se mira seguramente para guiar  su fe: “No hay que obedecer las órdenes que mandan actos  que se oponen deliberadamente al derecho natural de gentes y sus principios, pues son criminales y la obediencia ciega  no puede excusar a quienes las acatan. Entre estos actos hay que enumerar ante todo aquellos con los que metódicamente se extermina a todo un  pueblo, raza o minoría étnica: hay que condenar tales actos como crímenes horrendos. Los Estados pueden invocar el derecho a la legítima defensa  cuando son injustamente atacados, tras haber agotado los otros medios, pero una cosa es utilizar la fuerza militar para defenderse con justicia y otra muy distinta querer someter a otras naciones. La potencia bélica no legitima cualquier uso militar o político de ella”.
            El marco ético de las Naciones Unidas, que Vd. considera como la “institucionalización de toda la doctrina moral sobre la paz y la justicia”, es coincidente con el Vaticano II y  recoge literalmente estos mismo principios, como puede leer en la Carta de las Naciones Unidas (Capítulo I, Artículo 1). Sr. Trillo: como católico, le hago patente mi rechazo a su laxa conciencia, que dice no  sentirse vinculada en una materia de ética natural, de tanta y tan  transcendental importancia.
            Casi espontáneamente, me vienen  a la mente los sucesos de la conquista española. En aquel siglo de oro, en una sociedad  menos avanzada científica y tecnológicamente, sonaron fuertes las voces de teólogos de la universidad de Salamanca, la más principal la de Vitoria, que cuestionaban públicamente la legitimidad de la conquista.             Si fray Antonio de  Montesinos, en 1511, increpaba a los gobernantes: “Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes? ¿Cómo los tenéis tan opresos,… que de los excesivos trabajos que les dais…los matáis para sacar  y adquirir oro cada día?”, ¿qué no dirían hoy,  siglo XXI, cuando la razón de la guerra –admitida sin ambages por el mismo presidente  Bush- no es  sino el robo del petróleo y con un cinismo que apenas uno puede imaginar?
            Sr. Trillo: a Vd. le han enseñado a ser cristiano en medio de la ciudad secular  y a no abdicar de su dignidad y principios, por muy alto que esté en el poder. Espero que, aún sintiéndose tentado de cerca por las sirenas  del imperio, no se avergüence de reconocer –si no de vivir- estas palabras del Vaticano II: “ El respeto de la dignidad humana, el ejercicio de la fraternidad universal, la convocación de todos a una convivencia  en la justicia, la libertad, el diálogo y la cooperación, brota en nosotros como un imperativo del amor, que nos remite a Dios como principio y fín de todos. Y todos, en consecuencia, estamos llamados a ser hermanos”. O dicho con palabras de su fundador, San Josémaría: “Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oirte hablar: éste lee la vida de Jesucristo”, “Agranda tu corazón, hasta que se universal, “católico”. No vueles como un ave de corral, cuando puedes subir como las águilas” (Camino 2 y 7).
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La crisis brasileña y la geopolítica mundial
Leonardo Boff
  Sería erróneo pensar la crisis de Brasil sólo desde Brasil. Este está dentro del equilibrio de fuerzas mundiales en el ámbito de la llamada nueva guerra fría que involucra principalmente a Estados Unidos y a China. El espionaje norteamericano, como reveló Snowden, llegó hasta Petrobras, a las reservas del pre-sal (el segundo mayor yacimiento de gas y petróleo del mundo) y hasta a la presidenta Dilma. Forma parte de la estrategia del Pentágono de cubrir todos los espacios bajo el lema: «un solo mundo y un solo imperio». Veamos algunos puntos que nos ayudan a reflexionar.
En el contexto global hay una ascensión visible de la derecha en todo el mundo, comenzando por los mismos Estados Unidos y Europa. En América Latina se está cerrando un ciclo de gobiernos progresistas que elevaron el nivel social de los más pobres y afirmaron la democracia. Ahora están siendo asolados por una ola derechista que ha triunfado ya en Argentina y está presionando a todos los países suramericanos. Hablan, como en Brasil, de democracia, pero en realidad quieren volverla insignificante, para dar paso al mercado y a la internacionalización de la economía.
Brasil es el principal objetivo y el impeachment de la presidenta Dilma es sólo un capítulo de una estrategia global, especialmente de las grandes corporaciones y del sistema financiero articulado con los gobiernos centrales. Los grandes empresarios nacionales quieren volver a las ganancias que tenían con las políticas neoliberales anteriores a Lula. La oposición a Dilma y el apoyo a su impeachment tienen un sesgo patronal. Fiesp con Skaf, Firjan, las Federaciones del Comercio de São Paulo, la Asociación Brasilera de la Industria Electrónica y Electrodomésticos (Abinee), entidades empresariales del Paraná, de Espírito Santo, de Pará y muchas redes empresariales están ya en campaña abierta a favor del impeachment y del fin del tipo de democracia social implantada por Lula-Dilma.
La estrategia ensayada contra la “Primavera árabe”, aplicada en Oriente Medio y ahora en Brasil y en América Latina en general, consiste en desestabilizar los gobiernos progresistas y alinearlos con las estrategias globales como socios agregados. Es sintomático que en marzo de 2014 Emy Shayo, analista del JB Morgan, coordinó una mesa redonda con publicitarios brasileros ligados a la macroeconomía neoliberal con el tema: «cómo desestabilizar el gobierno Dilma». Armínio Fraga, probable ministro de hacienda en un eventual gobierno pos-Dilma, viene del JB Morgan (cf. blog de Juárez Guimarães: “Por qué los patrones quieren el golpe”).
Noam Chomsky, Moniz Bandeira y otros, advirtieron que Estados Unidos no tolera que en el Atlántico Sur una potencia como Brasil tenga un proyecto de autonomía vinculado a los BRICS. Causa gran preocupación a la política exterior norteamericana la presencia creciente de China, su principal competidor, en varios países de América Latina, especialmente en Brasil. Hacer frente a otro antipoder que significan los BRICS implica atacar y debilitar a Brasil, uno de sus miembros con una riqueza ecológica sin igual.
Tal vez nuestro mejor analista de la política internacional, Luiz Alberto Moniz Bandeira, autor de La segunda Guerra Fría – geopolítica y dimensión estratégica de los Estados Unidos (Civilização Brasileira 2013) y el libro de este año El desorden internacional (de la misma editorial), nos ayude a entender los hechos. Él da detalles de cómo actúa Estados Unidos: «No es sólo la CIA… especialmente las ONGs financiadas con dinero oficial y semioficial –como la USAID, la National Endwoment for Democracy–, actúan comprando periodistas y entrenando activistas». “The Pentagon´s New Map for War & Peace” enuncia las formas de desestabilización económica y social a través de los medios de comunicación, periódicos, redes sociales, empresarios y de la infiltración de activistas. Moniz Bandeira llega a afirmar: «no tengo duda de que en Brasil los periódicos están siendo subvencionados… ni de que hay periodistas en la lista de pagos de los órganos citados más arriba, y que muchos policías y comisarios reciben dinero de la CIA directamente en sus cuentas» (cf. Jornal GGN de Luis Nassif de 09/03/2016). Podemos imaginar cuáles serían esos periódicos, así como los nombres de algunos periodistas, totalmente alineados con la ideología desestabilizadora de sus patrones.
Especialmente el Pre-sal, está en el punto de mira de los intereses globales. El sociólogo Adalberto Cardoso de la UERJ en una entrevista a la Folha de São Paulo (26/04/2015) fue explícito: «Sería ingenuidad imaginar que no hay intereses internacionales y geopolíticos de norteamericanos, rusos, venezolanos, árabes. Sólo habría cambio en la Petrobras si hubiese una nueva elección y el PSDB ganase de nuevo. En ese caso, se acabaría el monopolio de explotación, las reglas cambiarían. Elimpeachment interesa a las fuerzas que quieren cambios en la empresa estatal de petróleo, Petrobras: grandes compañías de petróleo, agentes internacionales que ganan con la salida de la Petrobras de la explotación de petróleo. Parte de esos agentes quieren sacar a Dilma».
Estamos ante un pensamiento conspiratorio, pues ya sabemos cómo actuaron los norteamericanos en el golpe militar de 1964, infiltrados en los movimientos sociales y políticos. No sin razón la cuarta flota norteamericana del Atlántico Sur está cerca de nuestras aguas.
Debemos concienciarnos de nuestra importancia en el escenario mundial, resistir y buscar el fortalecimiento de nuestra democracia, que represente menos los intereses de las empresas, y represente más las demandas tan olvidadas de nuestro pueblo, y la construcción de nuestro propio camino rumbo al futuro.
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“HACIA LA LIBERACIÓN DE LAS NUEVAS FORMAS DE ESCLAVITUD EN NUESTRO MUNDO ACTUAL”
José Centeno
Informe sobre el 32 Encuentro Europeo de Curas Obreros
curasobreros@hotmail.com (Turín-ITALIA).
Se celebró en Pentecostés como viene siendo habitual, el 32 Encuentro Europeo de Curas Obreros (CO) llegados de Alemania, Bélgica, Italia, Inglaterra, Francia y España. Estos encuentros son al mismo tiempo ecuménicos puesto que también participan en ellos pastores obreros evangelistas y anglicanos, hombres o mujeres.
Las conversaciones giraron sobre cómo vivir con los inmigrantes y refugiados que sufren situaciones de esclavitud, marginación o descarte.
1.- Los CO hacen una lectura de la realidad.
Los refugiados e inmigrantes han tenido que abandonar su casa, su familia, su país, todas sus pertenencias para sobrevivir y vienen con la riqueza de su dignidad y sus valores. En Europa muchos les  tienen miedo  y no ven que detrás de cada uno hay un drama humano.
Podemos ser cómplices de su esclavitud a través de nuestro consumo de productos hechos con trabajos esclavos.
Si hay refugiados a quien acoger es porque hay guerras a denunciar. No podemos hacer el discurso esencialista de “bienvenidos todos” sin denunciar los “poderes” que los expulsan y los “poderes” que imposibilitan la acogida.
Hay una creciente degradación laboral y de los derechos humanos en todo el mundo. Es una mentira anunciar trabajo para todos como el medio para obtener los recursos económicos suficientes para vivir (trabajos ¿de qué tipo?). No va a ser posible el trabajo para todos pero sí una vida digna para todos. La cuarta Revolución Industrial (robótica, la Inteligencia artificial) hará estragos si no se contrarresta con “rentas básicas”, o similares
2.- Ante esta situación
Disciernen gritos y exigencia por un mundo sin exclusión y señales de la llamada del Señor a actuar. Es en estas y otras fronteras de “inhumanidad” donde se lleva a cabo el Reino de Dios. Jesús citó a sus discípulos a las fronteras de Galilea. Se trata de devolver la dignidad a los vapuleados de un país a otro, de contemplar al “otro” desde sus ojos y desde su corazón.
Las convicciones y esperanza consiste en que “muchas pequeñas realidades ayudan a construir un mundo habitable. Cada acción concreta es la anticipación del cambio del sistema. “El reino de Dios –dicen los CO- no se puede reducir a una tradición cultural de Occidente”; se trata de “enderezar un mundo al revés”.
3.- ¿Qué se puede hacer?
El camino consiste irremediablemente en “la integración y convivencia pluricultural o intercultural, extirpar la explotación-esclavitud y dignificar la vida de todos y cada uno.
No es suficiente el socorro y la ayuda inmediata. “Hay que denunciar que las migraciones son el resultado del colonialismo” y de las intervenciones armadas en Oriente Medio o África. “Hay que luchar por sus derechos a quedarse en su propio país. Descubrir y destruir las razones de su éxodo provocado”.
Los poderes económicos controlan casi todo y a pesar de la aparente impotencia se impone “apoyar a todas organizaciones que actúan para lograr el bien de toda la humanidad”.
El futuro pasa sobre todo por decisiones políticas (aunque no sólo) sobre: el tratado EU-Turquía, el TTIP, la lucha contra la corrupción económica,  Panamà-paraísos fiscales…Nuestra intervención ha de ser también política. La Lucha será dura y violenta  por la represión policial, laboral… sin embargo habrá victorias.
4.- Aportación de Leh, pastor protestante, teólogo y obrero, presente en encuentro.  Hizo un lectura desde el Evangelio, que se recoge en estas frases que fueron muy debatidas:
La justicia humana no se identifica con la justicia de Dios, que es la plenitud de la humanidad.
Comprometerse por la plenitud de la humanidad es la profesión de fe para algunos. Si se lucha por la plenitud humana, ¿por qué hablar de la “fe” o de las “fes”?
Humanizar es evangelizar sin proselitismos. Es ofrecer una experiencia que creemos que es muy humanizadora. Una riqueza que se puede tener o no tener, es “gratuita pero no superflua” como la conciencia obrera, pero que ensancha y profundiza el sentido de la propia vida.
No se puede comprender a Jesús al margen de su relación con el Abba. En el estilo de vida de Jesús se nos revela a los cristianos el horizonte de la plenitud de la humanidad.
La fe es la vida vivida de una manera concreta. Fe no quiere decir tener la verdad sino ”crear confianza”. Bonhoeffer habla de “vivir sin Dios pero delante de Dios”, desde un profundo sentido de la trascendencia y la adoración
6. Celebración de la Liturgia de Pentecostés.
Fue una oración muy bien preparada, llena de cantos de Taizé, símbolos y belleza, presidida por dos mujeres belgas. Todo el mundo se sintió celebrando la eucaristía aunque formalmente no hubo consagración ni referencia a la santa cena.
En tono de Manifiesto se fue proclamando:
“Nunca como ahora nuestro mundo necesita personas que aporten Reconciliación, Solidaridad humana, Coraje,  Confianza, Esperanza,  Humor, Silencio.
Se leyó un texto de Dorothée Solle sobre “Mística y Resistencia”, y el fragmento de Colosenses 3,11-15 (“Desde ahora no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, etc; sólo está Cristo, que lo es todo en todos”).
Recitaron alternadamente entre hombres y mujeres, la parte central de la oración:
– “Porque creemos en un Dios de amor, de luz en medio de la oscuridad, de agua en el desierto; nos oponemos al odio, al racismo y la violencia “.
– “Porque creemos en el hombre Jesús que nos ha precedido en la atención y cuidado, partiéndose y repartiéndose, nos oponemos a la pobreza, el hambre y tanta injusticia”.
– “Porque creemos en su Espíritu que nos anima, nos ilumina y nos calienta, nos conduce y nos muestra caminos, nos oponemos a la indiferencia, a la soledad y a tanto dolor”.
– “Juntos animados por el Espíritu que vive y da vida, cada uno con sus propios dones, queremos realizar lo que pedimos: reaccionar contra la injusticia y el odio y vivir la ternura, la justicia y el amor. Partimos el pan y el vino con el fin de convertirnos en hombres y mujeres en su Espíritu “. (Y se partió y repartió el pan entre todos) (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
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Espiritualidad musulmana
Los excesos de una religión no niegan su esencia

Frei Betto
Los excesos de algunas facciones del islamismo no deben confundirse con la religión que profesan, así como tampoco las Cruzadas ni la Inquisición expresan la esencia del Cristianismo, sino todo lo contrario.
Islam significa “sumisión” a Dios (Alá). Abraham fue el primer sumiso (muslim = musulmán) y después fueron seguidores de su espiritualidad (Islam) José, los profetas del Antiguo Testamento y Jesús.
Ese monoteísmo abrahámico habría sido corrompido por los hebreos y los cristianos. Por ello en el siglo VII el profeta Mahoma lo restituyó a su pureza original tras haber sido recibido de Alá, por medio del ángel Gabriel, el Corán (que significa “libro por excelencia”).
Se trata de un hermoso poema, todo en dialecto árabe, armonioso en sus rimas y asonancias, cuyas traducciones no expresan su musicalidad. Al contrario de la Biblia, la que judíos y cristianos consideran inspirada por Dios, el Corán habría sido dictado. Para los musulmanes equivale a lo que el Evangelio para los cristianos.
Los discípulos de Mahoma se dividen, básicamente, en sunitas, la mayoría, que se consideran fieles al fundador del islamismo, y chiitas, seguidores de Alí, pues consideran a este primo y yerno del Profeta como el que mejor vivió lo que el suegro vislumbró. Contrario a lo que se piensa, hoy día los que abrazan el fundamentalismo en la política son precisamente los sunitas y no los chiitas.
La religión musulmana atrae a tantos fieles gracias a su simplicidad. No tiene jerarquías, no habla de culpa y exige obediencia incuestionable a sus preceptos. Su espiritualidad se apoya en cinco pilares: creer que no hay otro Dios más que el que envió a Mahoma, orar cinco veces al día, dar limosnas, ayunar durante el mes del Ramadán (noveno mes del calendario islámico), y hacer la peregrinación a La Meca.
Los musulmanes tienen fe en Dios, en los profetas, en las Sagradas Escrituras (incluyendo el Evangelio), en la predestinación (no en el fatalismo), en la resurrección y en el juicio final.
La Jihad, que literalmente significa “empeño en el camino de Dios” y no guerra santa, implica defender la religión y los territorios musulmanes. Los terroristas, a pesar de todo, alardean de ella para justificar su interpretación fundamentalista, aunque el adjetivo “muslim” (= musulmán) signifique “pacífico”.
La espiritualidad islámica es rica en tradiciones místicas, como los sufistas. “El sufí es un ebrio sin vino; un saciado sin comida; un enloquecido sin alimento ni sueño; un rey con manto humilde; un tesoro entre ruinas; no está hecho de aire, tierra o fuego; es un mar sin límites” (Rumi 1207-1273). Los poemas de Rumi son de una profunda densidad espiritual, lo cual da que pensar que quizás hayan sido leídos por místicos cristianos como el Maestro Eckhart y Juan de la Cruz. Fomentar el prejuicio contra los musulmanes es ceder al juego maniqueista del terrorismo y rechazar una tradición rica en sabiduría y espiritualidad. Hay que separar el trigo de la paja. Y conviene recordar que fue el Occidente “cristiano” el que exterminó a los indígenas de América Latina, quien promovió la esclavitud, expandió el colonialismo, desencadenó dos grandes guerras y que hoy idolatra el capital por encima de los derechos humanos.
Frei Betto es escritor, autor de “Un Dios muy humano”, entre otros libros.
www.freibetto.org/ twitter:@freibetto.

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