Carta a los lectores
Clam Setiembre- Octubre
N°291 EDITORIAL
Querido
hermano Pablo:
Esta no es la
primera vez que te muestras preocupado y ocupado por temas muy diagnostícados pero
con muy poca resolución en la
práctica. En la iglesia muchas veces se
plantean preguntas para ser reflexionadas pero pocas veces luego contestadas,
al hacer los planteamientos se exponen a tener que contestar, pero esto da trabajo y mejor que cada uno
tome posición, así nos va.
Lo trataremos en la Ceb. el
viernes. De todas formas personalmente
quisiera agregar
que no podemos comparar, ni por mejor ni peor, cuando
quien escribe con otros tantos muchachos de la A.C. nos levantábamos a las 6 de
la mañana para recibir el Bien Público repartirlo desde la parroquia a las
capillas del barrio y ofrecerlo a la salida de misa. Eso ya no existe, reitero no por mejor o
peor, porque todo como bien dices es diferente, las ofertas para la muchachada
y los veteranos es infinita, nos damos
cuenta que eso ya no existe, pero insistimos en una celebración igual
o peor que la de hace 70 años ¡!!
Tú dices al principio “Es obvio que la presencia o ausencia en la Eucaristía
va de la mano con el modo, el interés y la profundidad espiritual con la cual participa” podemos
agregar…. va de la mano con el modo, el
interés, la actualización de presentar La Palabra, no
repitiendo otra vez lo leído, comentar
desde la perspectiva del nuevo testamento….”ahí la fe rudimentaria facilita
a que las prioridades se superpongan,
una es atractiva la otra… no me
dice nada…..
El tema es que no
podemos seguir proyectando
el seguimiento de Jesús,
DOMINICAL, tipo PIT
CNT, DOMINGOS de 10. a
11, 11.00 a 12, mirando el reloj, atendiendo el móvil, para cumplo-miento. Un
grupúsculo de laicos que hacen
todo (no dejan entrar a nadie)
el resto cómodo entra y sale.
Hasta que no comprendamos
que volver a las raíces de los seguidores de Jesús, que vivían
en pequeñas comunidades, compartiendo “ La Palabra y
la comida” para luego el domingo re-unirse en la gran comunidad, con el texto sabido, no solo para escuchar,
porque ya lo traemos masticado y no estamos dispuesto a escuchar cualquier
cosa, ahí somos LAICOS comprometidos,
adultos no de pre-escolares como hoy, dependientes del cura.
Esto da mucho trabajo
claro que sí, por eso muchos LAICOS,
muchos CLERIGOS le sacamos la nalga a la jeringa. Luego
nos quejamos como otros atractivos
toman posición, nos sentamos viendo pasar la carroza de nuestras comunidades sin
tener el coraje de con pequeños cambios intentar ser mas arropadores,
humanos, cálidos, sencillos . Perdona
el tema me apasiona, siempre ( salvando las diferencias evidentemente) lo comparo con
un negocio que no acompaña los cambios, por
ignorancia, tozudez, porque siempre lo hicimos así, no intenta corregir el rumbo, inexorablemente
marcha al cierre.
A
nosotros los cristianos nos viene salvando El Espíritu Santo, no nos pase
como aquel automovilista que tenía un gran San Cristóbal que decía
“Te acompaño hasta los 110
k. pasados me bajo ¡!!”
No
quiero monopolizar la respuesta, hace unas reuniones de Ceb. estuvimos reflexionando un comentario al respecto, (
teó. Forcano) encarado desde otro ángulo,
pero con la misma finalidad,
aportar a más y mejor,
lo debes conocer, pero
igualmente te lo remito.
Nuevamente querido hermano Pablo, reitero es un tema apasionante, nos has despertado de la siesta, disculpa el rollo
un abrazo fraterno Eduardo
(*) a pesar de no participar en este
comentario recibe un cariñoso abrazo de
Cristina, su reflexión la
realizará aparte.
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