Domingo 33° Tpo.
Ordinario. (Lc. 21,5-19)
TIEMPOS REVUELTOS,
TIEMPO DE CONSTRUCCIÓN…
Texto. Tengamos en
cuenta que el texto está escrito en un lenguaje apocalíptico, muy común en
tiempos de Jesús.
…hoy no sabemos cuándo llegará la consumación del Reino... Lo que sí sabemos es que, las personas, las comunidades, el “pueblo de Dios” estamos
comprometidos a construirlo. Lucas sugiere entregarse apasionadamente a la
construcción del Reino, al anuncio del Evangelio y hacer surgir nuevas
comunidades seguidoras de Jesús.
Hoy como ayer hay quienes creen que
solamente buscamos un lugar en el cielo venidero, descuidando las obligaciones
terrenales, traicionando la verdadera vocación de ser sal, fermento y luz.
Los cristianos debemos ser
inconformistas, debemos conocer aunque sea a grandes rasgos, el proyecto de
Jesús, creer en la utopía, en la humanidad
sin desigualdades, sin opresores,
sin violencias. Claro que no
existe, pero está en el proyecto. Hay un
mundo viejo que es preciso
destruir, vivimos en una sociedad en las que nos estamos acostumbrando
a ver verdaderas monstruosidades que nada tienen que ver con el proyecto de
Jesús y la dignidad de las personas. Nos acostumbramos a ver gentes tiradas en
parques y calles, hurgando tachos de basuras en busca de comida, le llamamos
viviendas a trozos de cartón y chapas sin ventanas ni divisiones interiores,
sin las más mínimas condiciones de
higiene.
Nos estamos acostumbrando a vivir en la
competitividad, a vivir en rebaño, ausentes unos de otros, a instrumentalizar
unos a otros, a manipularlos con el poder, el dinero, la ciencia o la
influencia, lamentablemente a esto también nos estamos acostumbrando los laicos
iglesia e iglesia oficial. La instauración de lo nuevo exige la
destrucción de lo viejo. Esto supone la necesidad de profetas que cumplan la
orden del Señor,” ARRANCA y PLANTA,
DESTRUYE y EDIFICA..” (olvidados,
archivados documentos de MEDELLIN, Introducción.)
Jesús advierte: “nos espera su misma suerte,
quién ose tocar ídolos de muerte, quien pretenda crear una sociedad nueva en la
que los viejos amos pierdan sus privilegios y los que mandan sean los primeros
en servir ( Mt.20,26), puede que estalle la persecución…no hay redentor sin
cruz.
Acostumbrémonos a rezar por el obispo de Roma,
Francisco, por algo Él siempre lo solicita ….
Son
“dolores” de parto, suponen una mezcla de “alegría” y
“dolor” como en la madre que
da a luz, serán dolores de una familia nueva,
de una iglesia nueva, de una comunidad nueva.
W.
Bughard sugiere que la actitud del cristiano debe ser sencillamente la
del que vive “como si el día del Señor
fuese mañana”…, aprovechando el tiempo
para luchar a brazo partido por el Reino,
porque en definitiva, como recalca
Disraelí, “ la vida es demasiado
breve para ser
mezquina”…
Comentario de “El Don de la Palabra” de
Atilano Alaíz, en versión libre autorizada por el autor, realizada por J.Eduardo Bernadá
No hay comentarios:
Publicar un comentario