DGO. DEL RELEVO… (MT. 28,16-20)
Atilano comienza el relato confesando que
de adolescente no entendía este relato, contado puramente literal, (
como casi siempre ha sido así y no solo en este pasaje, agregamos nosotros ), ”realmente no me entusiasmaba mucho” Hoy estos mismos relatos “me
enfervorizan, me dan valor, al mismo
tiempo me llenan de responsabilidades”….
Nosotros en un comentario realizado hace unos días decíamos, la
celebración en nuestro caso comienza cuando salimos a la calle Rivera, para
otros cuando salen a Inca, a Rossell y Rius,
Volteadores, u Duvimioso Terra,
en el barrio en que el devenir de
nuestra historia personal nos realojó.
Hizo simplemente está solicitud Jesús
a sus amigos de ayer, hoy y siempre, luego de la resurrección le vemos con los
ojos de la fe, el impulso de de la fe,
el calor de la fe, el entusiasmo de la fe,
el resultado es, será, la medida
de cada uno de nosotros en cualquiera de estos temas.
Él, ayer,
hoy y siempre nos ilumina, nos marca el
surco, nos convoca; el resultado nuevamente está en nosotros en
nuestra capacidad o no de ver,
encontrar, seguir, transmitir, con
palabras, gestos y obras.
Por cómo vemos nuestro entorno, y por más optimistas
que queramos ser el panorama no nos es muy favorable, no nos
llamemos a engaños.
Qué debemos ser optimistas,! esperanzadores, sí, ¡ pero que debemos transpirar mucho más
la camiseta también.
Jesús, no
se aposenta, no es emérito, no se jubila luego de la
resurrección, sigue empujando la historia,
pero por medio de todos nosotros la inmensa mayoría del pueblo de
Dios, los laicos y la iglesia “oficial” .
Nos consagra y nos unge como
sacramento de su presencia, como mediadores de su mensaje de paz
y perdón.
Por eso necesita de las pequeñas Cebs; muchas manos para acriciar al que se siente
solo y poco querido, manos para ungir
llagas del herido, manos y bocas para clamar por los que no tienen voz
de justicia y defender al pisoteado,
manos y voz para dar una palabra de consuelo, aliento al deprimido. ¡Qué privilegio,
en cada prórroga que nos ofrece el Señor; cuando estamos algo caídos, lo
pensamos; no lo olvidemos cuando nos
podemos poner de pie ¿verdad? No nos
podemos negar a ser portadores de tanta gratuidad.
Así lo
entendió San Francisco..”Señor haz de mí un
instrumento de tu paz, donde haya
discordia, trate de calmar los ánimos,
donde haya tensiones trate
de poner amor, donde los hermanos se ofendan pueda ofrecer
perdón…”
Cuando vemos tareas que nos parezcan muy pesadas de llevar, recordemos su
advertencia; “ Recuerden que
estoy con ustedes todos los días “…ANIMO….!!
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