jueves, 18 de mayo de 2017

Recibido de Robert. BENTANCORT, de la Diocesis de MADRID. COMPLETÍSIMO SOLAMENTE SUBRAYAR ITEMS.. CÓMO NO RECORDAR ERA PARTELI...1...!!

La archidiócesis de Madrid pone en marcha el Servicio de Asistencia Religiosa Católica de Urgencia (SARCU)


Me alegro de este nuevo servicio que la Iglesia madrileña va a prestar de ahora en adelante y que, sin duda, puede ayudar a personas que tienen esta  grave demanda en momentos muy difíciles de su vida. Hay que agradecer también a las personas (curas y diacónos me ha parecido leer) que van a ofrecer esta disponibilidad de su tiempo como servicio.

Junto a esta alegría y agradecimiento, espero ver algún día esta noticia u otra  similar:

La Archidiócesis de Madrid (o de cualquier otro lugar) pone en marcha el (PIVFCOMSER) Plan de Importancia Vital para la Iglesia, para Formar Comunidades vivas, corresponsables, donde las necesidades de cada comunidad se puedan ver atendidas por Servidores (ministros) adecuadamente formados,  varones, mujeres, célibes y casados, teniendo en cuenta los dones y carismas con que el Espíritu provee a las comunidades y que deben ser reconocidos, estimulados y coordinados  por la Iglesia, después de un adecuado proceso de reflexión, en clima de Comunión.


En este Plan - que no será de Urgencia- sino de Importancia Ineludible o Vital, y por ello necesitará de un tiempo para implementarse, no se atenderá sólo la administración de sacramentos, ni al culto, como se viene haciendo hasta ahora de forma dominante,  sino que se tendrán en cuenta otros planes pastorales específicos, de la Diócesis en general y de las comunidades en particular. Y se tendrá en consideración que ninguna comunidad quede sin ser debidamente atendida por personas que se han formado en su interior y la han servido durante años de forma probada.

Por supuesto que los sacramentos son muy importantes; y especialmente como centro de la vida de la Iglesia lo es la Eucaristía vivida y celebrada.  Por eso no podrá haber comunidades que se queden sin celebrar la Eucaristía dominical. Tampoco habrá presbíteros "pluriempleados" que tienen que atender a varias parroquias; incluso en el caso de los pueblos tomar "carretera y manta" para atender - cultual y sacramentalmente hablando, que no pastoralmente, porque es imposible- a un gran número de ellos.
Y no los habrá, sencillamente, porque tiene que haber laicos suficientes, o religiosos/as  no ordenados - hasta el momento- a quienes se pueda encomendar la  presidencia de la Eucaristía, celebrada y vivida por todos los asistentes. Poco a poco se dejará de escuchar aquello de que "el cura nos dijo, o/ nos dio la misa", porque la gente tomará conciencia de que todos juntos celebramos la Memoria de Jesús, que tratamos de llevar a nuestras vidas, aunque un ministro ordenado la presida.

En vez de ir cerrando parroquias por falta de curas y de restringir las reuniones de Arciprestazgo a unos pocos curas con determinados nombramientos a los que se les puede controlar mejor (no digo que esa sea la intención, pero la realidad es que se excluye a otros que no tienen nombramiento canónico y que también podrían aportar), se pondrá a laicos debidamente probados durante años en sus comunidades a coordinar todas las parroquias que hay sin presbítero y a impulsar nuevas comunidades pequeñas, al estilo (por ejemplo) de los llamados "Grupos de Jesús" (por poner un ejemplo) , de las comunidades de base- con diverso nombres - que ya existen y de otras que se puedan poner en marcha con creatividad.

Para este Plan habrá que considerar  varias opciones, (diaconado, ordenación de nuevos ministros varones y mujeres, incorporación de presbíteros casados) pero sobre todo buscar coherencia, consistencia y continuidad en las soluciones  y no poner parches, afinando en la eclesiología y en la pastoral. También desde luego, habrá que afinar y mucho en la formación de los actuales seminaristas y en  otros nuevos modelos de formación adaptada a la vida real  de los nuevos ordenados  y a la cultura de las comunidades en las que se inserten los nuevos ministros-servidores, debidamente reconocidos por el Obispo y por Roma.

En este Plan no se darán más tareas añadidas a los actuales curas, para no desbordarlos y  para seguir permitiendo su formación continua y el cultivo de su vida de espiritualidad, (excepto a lo mejor, lo que toca a la confesión individual , a esas nuevas tareas de urgencia diocesana para que las que se reclama a un sacerdote y  a la formación de los nuevos ministros- servidores)  para no fomentar el clericalismo y la dependencia que, al final, se transforma en carencia y pasividad; para estimular la vida comunitaria; para  reconocer y alentar los dones y carismas del Espíritu que sopla en todas las comunidades.

Para poder poner en marcha este Plan tenemos que dialogar mucho y ampliamente, curas, laicos/as, religiosos/as, estudiar detenidamente nuestra realidad, de manera valiente, sin poner barreras antes de analizar los problemas y las posibles soluciones. Tenemos por supuesto que orar sinceramente, porque solo esa actitud nos proporcionará las actitudes adecuadas  de caridad, respeto mutuo, sinceridad…y el valor para "echarnos al monte" y salir del redil con alambradas en el que damos vueltas una y otra vez.

Tal vez nos ayudaría sustituir esas antiguas y bonitas imágenes ,que la gente en tiempos de Jesús entendía bien, de ovejas y pastores, por las de un Pueblo  en marcha, guiados por Jesús, el  único y verdadero Buen Pastor, donde nadie se puede desentender de la marcha de la comunidad local y universal, ni del mundo en el que vive para contribuir a la venida del Reino, en vez de esperar a que otro viva por él la vida de comunidad en Jesús.

¿Obstáculos? Muy fuertes. Los principales: los clérigos carreristas con poder que no quieren que este se les escape de las manos. Los "panzistas" vividores , de cualquier estamento eclesial, que no quieren que se les despierte de la siesta  y vegetan en esta actual situación que no les trae mayores problemas, disfrutando de sus privilegios; y los "temerosos" con vértigo, que meterían en una jaula al Espíritu para que no les saque de sus esquemas cortos de vuelo.

Hay otros obstáculos, en el clericalismo de los propios laicos y en el acostumbrarse a pastar en prados que otros les proporcionan y que a veces no son los de Jesús, el Cristo. Pero los peores, los más duros, son los corruptos que están instalados en un poder que se sostiene sobre la actual situación. Y están apoyados por otros poderes políticos y económicos, no cristianos a los que les viene bien que las cosas sigan como estaban en la Iglesia.

Por supuesto, tenemos esperanza a la hora de poner en marcha este Plan, porque, por un lado siempre está la conversión que Dios nos ofrece y, por otro lado la fuerza de un Pueblo en marcha, que se siente todo él discípulo misionero y que despierta de la servidumbre y de todo  "borreguismo" que no sea seguir a Jesús incondicionalmente. También David, con la ayuda del Señor, pudo vencer a Goliath.

Y cuando alguien nos pregunta. ¿De verdad creéis que es posible este cambio, en el mundo en general y en España en particular? les repondemos: - desde el Evangelio, desde nuestra conciencia cristiana  y mirando la primera gran Tradición de la Iglesia, junto a las necesidades de nuestro mundo, es un plan irrenunciable de evangelización. Todo aquello que es irrenunciable desde la perspectiva del Reino, ha de ser posible, porque Jesus nos dijo que el Reino ya está entre nosotros.

En nuestras manos, en oración y guiados por el Espíritu está  irlo alumbrando. El papa Francisco  y su propuesta eclesial  y humana  son una muestra excelente de lo que "es posible". Hace años, muchos no lo hubieran soñado, en un pasivo sueño carente de fe, tibio y desesperanzado, pero otros muchos lo soñaron de forma activa, rezando y apostando fuerte, y  ha podido ser.

Así que ¡¡¡ Viva el PIVFCOMSER  se llame como se llame; y, adelante con él, cuanto antes, en todas las diócesis del mundo!!!

(Por supuesto,  el SARCU madrileño puede hacer parte coherente del PIVFCOMSER. Depende de los enfoques pastorales que se le de; y de que se acompañe con otras iniciativas complementarias...)

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Sigo recomendando encarecidamente  la lectura de los dos libros del obispo Fritz Lobinger:

Equipos de Ministros ordenados y El Altar vacío (ambos en Herder) . Pueden ser un gran acompañamiento-orientativo para este Plan Pastoral. Así lo acreditan los Obispos de la Amazonia y otras diócesis en diferentes latitudes.

Abiertos a vuestros comentario y reflexiones que nos enriquecen.

Un abrazo fraterno

Emilia Robles

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