El peligro de la papalatría.
08.09.17 | 05:14. Archivado en Acerca del autor
Me molesta la “papalatría”. Acepto que alguien sea reconocido por gran parte de la ciudadanía, sea ensalzado y proclamado, pero dentro de los límites naturales de todo entusiasmo popular. Aplaudir, vitorear, imponerse sacrificios para asistir a los eventos en los que participará el ídolo, es una constante en la vida de los pueblos. Sucede así con artistas, jugadores, políticos y cuanto personaje o personajillo anda dando saltos por el mundo.
Pero de ahí al fetichismo no hay más que un paso. Y eso es lo que me molesta.
Sucede con el obispo de Roma. No están muy lejanos los tiempos de la gran parafernalia que acompañaba a Juan Pablo II. Algo se ha ganado en simplicidad debido al perfil más cercano del Papa Francisco. Pero sigue existiendo una exageración masiva que lo convierte en una estrella con fulgores propios.
No niego que es un personaje, tanto por su cargo como por sus características. Pero convertirlo en una especie de divinidad es una bofetada al evangelio.
Ciertamente que es un hecho que debe molestar incluso al que recibe esos homenajes desproporcionados. Pero todo el aparataje y todo el escenario está levantado para eso.
Todavía estamos cargando un peso histórico fenomenal. Sacudirlo de encima será una tarea de mucho tiempo, pero ya aparecen algunas señales. No caer en ese juego servil de mirar a las autoridades (religiosas, políticas, sociales…) como si fueran deidades es tarea de cada cual.
Trabajemos en esta línea, ahora que tenemos al obispo de Roma viajando con un pequeño un maletín negro en la mano, con los zapatos gastados y una sonrisa amiga en el rostro.
No niego que es un personaje, tanto por su cargo como por sus características. Pero convertirlo en una especie de divinidad es una bofetada al evangelio.
Ciertamente que es un hecho que debe molestar incluso al que recibe esos homenajes desproporcionados. Pero todo el aparataje y todo el escenario está levantado para eso.
Todavía estamos cargando un peso histórico fenomenal. Sacudirlo de encima será una tarea de mucho tiempo, pero ya aparecen algunas señales. No caer en ese juego servil de mirar a las autoridades (religiosas, políticas, sociales…) como si fueran deidades es tarea de cada cual.
Trabajemos en esta línea, ahora que tenemos al obispo de Roma viajando con un pequeño un maletín negro en la mano, con los zapatos gastados y una sonrisa amiga en el rostro.
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Comentarios
- Comentario por María de Argentina 13.09.17 | 21:39Totalmente de acuerdo Agustín. Aprecio al Papa y su obra en la Iglesia. Pero no deja de ser un ser humano. Con sus logros y errores. Siempre pensé que podemos estar en desacuerdo con un Papa o mirar críticamente sus opiniones y acciones. Por eso no dejo de reconocer que es el Jefe de la Iglesia. me guste o no lo que dice o hace. Pero creo que en el ser humano hay una tendencia a la idolatría y no solo de los Papas. Sucede con los mejores jugadores de fútbol o las estrellas de rock o artistas. Se los sigue, se los imita, se los idolatra como si fueran dioses. Cuando Bergoglio era cardenal acá en Buenos Aires tenía un programa de TV que muy pocos miraban. Desde que es Papa se lo mira de otra manera. Creo que lo que a veces deslumbra es el lugar, el puesto que ocupa. Y una parte de responsabilidad sobre esto tiene la Iglesia que siempre nos ha enseñado y estimulado a "amar al Papa, asentir en todo e inculcarnos que es Cristo en la tierra", Algunos papas no lo han sido tanto...
- Comentario por luis alberto 11.09.17 | 17:37Bueno, el Papa Francisco y todos los Papas no tienen la culpa de que la gente se desborde.
Es posible que si Jesucristo viniera hoy, creo que los católicos harían lo mismo.
Por otros lado, ¿cual es el problema que a la gente le caiga bien este Papa?
"Tù eres piedra y sobre esta piedra edificare MI Iglesia". Eso me basta,.
Sábado, 16 de septiembre
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