Un recuerdo desde
Nicaragua en los años 80 en medio de la guerra impuesta por Reagan:
Gabriela Selser:Cuando
llegó a la ANN esa mañana, Viglietti no había terminado de componer su
“Declaración de amor a Nicaragua”, que esa misma semana pensaba estrenar en el
memorable concierto “Abril en Managua”, un maratónico recital al aire libre de
más de seis horas que congregó en la Plaza de la Revolución a verdaderos íconos
de la llamada nueva canción de aquellos años, como el cubano Silvio Rodríguez,
la argentina Mercedes Sosa, el brasileño Chico Buarque y los mexicanos Amparo
Ochoa y Gabino Palomares, además de los nuestros, los imprescindibles Carlos y
Luis Enrique Mejía Godoy.
Me pidió permiso para
usar mi escritorio y la máquina Olympia, y se apuró a terminar el texto. “Ya me
falta poco”, me dijo guiñándome un ojo. De pronto, algo lo distrajo.
–¿Qué es eso que se oye
allá afuera... ese sonido, como metálico? –me preguntó apartando la vista del
ruidoso teclado.
–Se llaman zanates. Son
pájaros parecidos a los cuervos; están buscando comida en los árboles –respondí
con naturalidad mientras revisaba noticias de otras agencias en las ristras de
papel que salían del teletipo, un antiguo dispositivo telegráfico que años
después sería sustituido por el fax.
Él se levantó
rápidamente de la silla y caminó hacia el balcón que daba a la calle.
–¡Qué lindos son, tienen
un color tan negro que casi es azul... zanates... y su canto es todavía más
hermoso, parecen campanadas! –exclamó asombrado. Enseguida volvió a su
texto y terminó la canción, habiendo encontrado las palabras que necesitaba:
texto y terminó la canción, habiendo encontrado las palabras que necesitaba:
Aquella mancha libre
sobre el cielo
aquellas nebulosas como hielos
son la pura apariencia del desvelo,
del sueño que despierta en nueva mano;
altura que se sube hacia lo humano
donde la estrella sabe que ese signo
es el sombrero en alto de Sandino.
aquellas nebulosas como hielos
son la pura apariencia del desvelo,
del sueño que despierta en nueva mano;
altura que se sube hacia lo humano
donde la estrella sabe que ese signo
es el sombrero en alto de Sandino.
Debajo del sombrero
están dos alas
por un pueblo de pájaros guardadas,
si hay riesgo da el zanate campanadas
llamando amaneceres que nos tienten;
no sabe el corazón que de repente
no es él, todo cambió, nada es lo mismo.
Es el sombrero en alto de Sandino. "
por un pueblo de pájaros guardadas,
si hay riesgo da el zanate campanadas
llamando amaneceres que nos tienten;
no sabe el corazón que de repente
no es él, todo cambió, nada es lo mismo.
Es el sombrero en alto de Sandino. "
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