Montevideo, 26 de febrero de 2017
A los pastores y
al pueblo de Dios que camina en las diócesis del Uruguay.
El pasado 9 de setiembre, en el encuentro anual de
Cristianos en Red Uruguay, reflexionamos y celebramos en torno al sueño
compartido de “Una Iglesia en salida y en camino de conversión”.
A partir de este encuentro acordamos comunicar este
mensaje a nuestros hermanos, pastores, consagrados y laicos de otras
comunidades y movimientos de nuestra Iglesia Uruguaya.
“Soñamos con una Iglesia en Salida y en Camino de
Conversión”
Sin desconocer la necesidad de una estructura vertical
que con la gracia del Espíritu Santo garantiza la unidad de la Iglesia, creemos
que para el cumplimiento de nuestra misión eclesial,
el Pueblo de Dios y en particular los laicos, debemos
asumir un renovado protagonismo, que debe ser promovido por los pastores1.
A continuación compartimos algunas propuestas,
con las
cuales nos comprometemos, orientadas a hacer realidad la Iglesia que soñamos.
Iglesia: Comunidad de Comunidades.
El Pueblo de Dios no es una masa uniforme y anónima.
Es una comunidad de comunidades. El crecimiento en la fe exige que esta sea
compartida en una pequeña comunidad, donde el
encuentro fraterno posibilite, por acción del Espíritu
el crecimiento en el conocimiento de Jesús y de su proyecto, el fortalecimiento
de la fe mediante el encuentro personal con el Señor, y el compromiso con la
misión eclesial de vivir y anunciar el Evangelio para contribuir a la
realización
plena del Reino de Dios. Es necesario el encuentro
frecuente y fecundo de las pequeñas
comunidades para contemplar la vida, iluminarla con la
palabra, ponerla en oración, asumir los compromisos que el Espíritu nos
suscita, y celebrarlo en el encuentro dominical con el resto de
la Iglesia local.
Iglesia de puertas abiertas y con comunidades que
salen al encuentro y se comprometen:
Comunidades
parroquiales dispuestas a recibir de manera cálida y atenta a quienes se
acercan, en particular a
los más vulnerados por nuestra sociedad, ofreciendo espacios de encuentro y de participación, son necesarias para
generar relaciones fraternas, sentido de pertenencia e identidad comunitaria.
Pequeñas comunidades reunidas preferentemente en las
casas, que estén abiertas a la integración de los vecinos, a sus necesidades, a
los problemas del barrio, y que acompañen a sus
integrantes en sus desafíos familiares y laborales y
en su compromiso con las organizaciones sociales, en los sindicatos o en la
actividad política, son vitales para la realización de la misión de los laicos.
Las pequeñas comunidades y movimientos articulados en
Red, generan procesos de intercambio y de comunicación hacia dentro y hacia
afuera de la Iglesia, yendo al encuentro de quienes
1 “Nos hace bien recordar que la Iglesia no es una
elite de los sacerdotes, de los consagrados, de los obispos, sino que todos
formamos el Santo Pueblo fiel de Dios… El Santo Pueblo fiel de Dios está ungido
con la gracia del Espíritu Santo, por tanto, a la hora de reflexionar, pensar,
evaluar, discernir, debemos estar muy atentos a esta unción”. Carta del Papa
Francisco al Cardenal Marc Ouellet, Presidente de la Pontificia Comisión para
América Latina (19 de marzo de 2016)
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