Estimado Osvaldo:
A través de tus
palabras, que he leído con emoción, veo todo el amor, la calidez y la cercanía
que abundan hacia quien fue, por años, tu compañera de camino. Dios los unió a
ambos y juntos hicieron este peregrinar con mucha ilusión y esperanza; se
unieron a una comunidad que significó para ustedes un punto de apoyo
invalorable para superarse como personas; expresaron siempre el incorformismo
que tienen quienes viven la fe comprometida con los ideales de Jesús, que nunca
nos deja quietos. ¡Cómo se nota la cercanía que tuvieron en este grupo!! Era
frecuente escuchar a Graciela cómo manifestaba que nunca estaba convencida con
las respuestas espontáneas que dábamos y buscaba otras que fueran más iluminadoras
y convincentes. "Buscaba una Iglesia comprometida con el hombre y no con
las instituciones" como dices tú. Era su espíritu de lucha que afloraba de
continuo, y nunca la dejaba tranquila.
Permíteme que te
diga que no es egoísmo de tu parte el sentir tal tristeza como consecuencia
natural de la separación de quien formaba parte de tí, porque "serán los
dos una sola persona", como dijo el Creador. No sería normal y explicable
que no la sintieras. El tiempo será el mejor bálsamo para mitigar tu soledad y
dolor. Toda la riqueza de quien compartió contigo tantos años de tu vida serán
un aliciente para afrontar lo que te resta del camino con fortaleza y
esperanza.
Ora por tí y te manda un abrazo
Ora por tí y te manda un abrazo
Jorge Alonso
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