Trataremos
ser breves y concretos, Jesús llega a su pueblo, su postura en principio causa
asombro, “este, el hijo del carpintero ¡” …luego del asombro se pasa al rechazo al punto de expulsarlo a los gritos…!!
Cuál es el motivo de tamaña reacción; la
conversión el cambio que pide el
profeta. Ellos esperaban la derrota a los enemigos, se enfurecen porque
solo pronuncia palabras de gracia,
reiteramos el profeta pide la conversión de sus corazones
Su religión
se reduce a sacrificios de un
culto vacío y el profeta les predica “amor
y misericordia”
Toda esta situación preanuncia la misión y
el destino de Jesús, es como un
adelanto que sintetiza su programa,
su ministerio y su desenlace.
Ayer en su pueblo, le conocían y no le creyeron, hoy nosotros decimos conocerle pero también nos cuesta seguirle.
Si seguirle, eso es lo que pidió ayer y
hoy. Pero este seguimiento tiene sus
inconvenientes nos obliga a transformar nuestro
diario vivir en nuestra casa, en
nuestra comunidad de base, en la gran comunidad, en resumen
lo que les pidió a sus vecinos y lo llevaron a los empujones al despeñadero…..este pedido es
para el Pueblo de Dios, sin excepciones para el
clero..
El Señor en este relato evangélico, nos invita a revisarnos, a descubrir
los posibles mecanismos de defensa, las
mentiras que nos decimos a nosotros mismos para seguir tranquilos como estamos.
Si llegáramos a quitarnos todos los disfraces de nuestros razonamientos
falaces, de nuestras autojustificaciones
, el sol de la Verdad acariciará nuestros
rostros para desechar definitivamente
nuestros disfraces. Jesús ha realizado
una promesa a los sinceros; “La
verdad les hará libres” (Jn. 8,32)
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