Del 30 de agosto al 2 de septiembre se celebró en El Salvador, tierra de mártires, especialmente de Don Arnulfo Romero, el III Encuentro Continental de Teología Latinoamericana y caribeña con ocasión de los 50 años de Medellín (1968), reunión de los obispos latinoamericanos y caribeños que sellaron el gran viraje de la Iglesia en dirección a los pobres y a su liberación. Fue el bautismo de la Iglesia en esta nueva fase de la historia. Acudieron más de 600 personas de todo el Continente y del extranjero, lo que demuestra el interés general por ese evento y sus consecuencias posteriores. Damos aquí parte del documento final que nos ofrece un bello resumen del evento promovido por la Red Amerindia en la Universidad UCA de San Salvador: LBoff.
Mensaje a los pueblos de América Latina y del Caribe
1. Estuvieron presentes jóvenes teólogos y teólogas, así como algunos hermanos y hermanas de Iglesias evangélicas y pentecostales.
2. En estos días hemos reaprendido a leer nuestra fe ya vivirla a partir de los principios que nos enseñaron Mons. Oscar Romero, el sacerdote asesinado Ellacuría y tantos otros hermanos y hermanas que se hicieron nuestros maestros y maestras en el seguimiento de Jesús. Ellos y ellas nos revelan que tenemos que vivir la fe dando atención e importancia a la realidad social, política y cultural, vista a partir de la causa de los empobrecidos.
3. En Medellín, la Iglesia se insertó en los procesos de transformación social y política vigentes en el continente. No descansaremos mientras no podamos vivir una economía al servicio del bien común y del cuidado hacia la Tierra, el Agua y toda la naturaleza a la que pertenecemos como hijos e hijas.
4. En todo el continente nos continúa interpelando lo que en Medellín se llamó “violencia institucionalizada”. Hasta hoy, la sociedad dominante no respeta ni valora a las comunidades indígenas de diversas etnias ni sus culturas ancestrales.
5. Nos unimos a las luchas de las mujeres que, en todos los países, son víctimas de distintos tipos de violencia. En estos 50 años reconocemos la contribución de las teologías negras, las de los pueblos originarios y, de manera especial, la propuesta hecha por la teología feminista de pensar una Iglesia fundamentada de hecho en el discipulado de iguales. Asumimos la causa de las víctimas de abusos sexuales cometidos contra niños, adolescentes, contra mujeres y contra hermanos y hermanas LGBT. Es urgente cambiar la estructura patriarcal y clerical de nuestras Iglesias.
6. Sabemos de las masacres de jóvenes, especialmente pobres y, en algunos países, en su mayoría negros, víctimas del deterioro de las condiciones de vida y de la violencia urbana. Algunos de nuestros teólogos y teólogas jóvenes están acompañando de forma creativa esas luchas.
7. Las conquistas de nuevos procesos sociales y políticos pertenecen al pueblo y merecen ser defendidas a partir de las bases.
8. Denunciamos la responsabilidad del imperio norteamericano, que prosigue con su política de desestabilización de los gobiernos que no se dobleguen a sus exigencias colonialistas.
9. Seguiremos luchando contra las políticas xenófobas, racistas e inhumanas del presidente de Estados Unidos contra los migrantes, especialmente nuestros hermanos y hermanas pobres que intentan pasar la frontera norteamericana.
10. La conferencia de Medellín propuso una Iglesia profética al servicio de la liberación de nuestros pueblos a partir de la opción por los pobres. Hoy queremos comprometernos con el proyecto de una Iglesia más sinodal y valiente, en permanente diálogo con la humanidad y especialmente con los movimientos sociales, organizados para cambiar el mundo.
11. Reconocemos como señal del Espíritu la propuesta del “Bien Vivir”, que recibimos de los pueblos originarios del continente. Comprendemos que el “bien vivir” es camino de una sociedad de comunión que privilegia el bien común sobre lo particular y toma en serio los derechos de la hermana Madre Tierra y de la Vida.
Los zapatistas del sur de México nos enseñaron: Somos un ejército de soñadores/as. Por eso, somos invencibles. Como dijo San Oscar Romero “sigamos haciendo lo que podamos hacer, pero lo importante es hacer”. En esa esperanza firme e inquebrantable, la fuerza del Espíritu que se expresa en la fuerza de los pobres nos ilumine y nos guíe a todos/as por los caminos del Reino.
Nota: Todos los presentes suscribieron un texto de apoyo al Papa Francisco ante las oposiciones y resistencias que viene sufriendo últimamente por parte de los grupos conservadores que no quieren cambios en el estilo de vivir la fe cristiana en los conturbados días actuales.
Traducción de Mª José Gavito Milano
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