Reencuentro
Nieva suaves
copos
de manera cada
vez más insistente
y sus cristales
de hielo
se desvanecen en
sus manos,
como el color de
aquella voz
o la luz de su
mirada,
silenciando tras
la ventana
el sutil susurro
de los recuerdos.
Evoca de forma
insistente
la calidez de
aquellas caricias,
el fascinante
resplandor de su sonrisa,
pero todo se
apaga bajo la afligida soledad
y se precipita
hacia el hondo abismo
de los agujeros
negros de la memoria
y su universo de
olvido sin estrellas.
Cada día traza
sobre una nueva hoja en blanco,
como un perenne
e inconcluso poema,
y siempre con el
mismo título:
Reencuentro...
(Miguel Ángel
Mesa Bouzas)
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