"Pero si tratamos de mirar a la Amazonía con una mirada global, hay puntos de reflexión para todos. No podemos señalar con el dedo a quienes destruyen los bosques primarios, si el incendio provocado y la deforestación son una consecuencia directa de la cría intensiva de ganado y agronegocios que a menudo apoyamos con nuestras elecciones de alimentos ".
La opinión es del chef italiano Carlo Petrini , fundador del movimiento Slow Food , en un artículo publicado por La Repubblica , 10-10-2019. La traducción es de Luisa Rabolini .
Aquí está el artículo.
Lo que comienza el 6 de octubre en la Ciudad del Vaticano debe permanecer en la historia de la Iglesia, no solo. El domingo comenzará el Sínodo Especial en la Región Pan-Amazónica , que involucrará, además de oyentes de diferentes partes del mundo, Obispos de los nueve países amazónicos. Asamblea convocada por el Papa Francisco en octubre de 2017, cuando el tema de la Amazonía aún no presentaba la dramática actual " Amazonía: nuevos caminos hacia la Iglesia y una ecología integral ". El título del Sínodo , elegido por el Papa Francisco , nos permite comprender los temas que se abordarán el 27 de octubre: la protección del medio ambiente.Por un lado, pero también y, sobre todo, los derechos de los pueblos indígenas y el reconocimiento, negado durante siglos, de su papel, su cultura y su espiritualidad .
Este concepto de "todo está conectado", que la Encíclica Laudato Si ' ya había explicado claramente hace cinco años, y que ahora está experimentando su primera aplicación importante en este ensamblaje. Una oportunidad para dejar en claro que no puede haber justicia social en un entorno degradado , que el clamor de la tierra está estrechamente relacionado con el de los pobres y que todos somos responsables del sufrimiento de nuestra Casa Común . Este concepto tomó forma en la idea de la ecología integral, donde no hay jerarquías entre el hombre y el medio ambiente y donde incluso la más mínima acción influye en el resto del sistema. Esta es la verdadera novedad de esta encíclica, cuyo extraordinario poder aún no ha sido entendido por el mundo laico o el católico.
En este caso, la Amazonía se convierte en parte del todo, la esperanza y el nuevo paradigma de todo el ecosistema y, al mismo tiempo, una demostración concreta de la crisis ambiental, económica y social a la que nos enfrentamos y de la que somos cómplices. Partiendo de la convicción, como le gusta repetir al Papa Francisco , de que la realidad se puede entender mejor desde la periferia que desde el centro , este Sínodo puede ayudarnos a leer puntualmente lo que está sucediendo en el mundo. Los bosques amazónicos son en realidad los bosques primarios que albergan alrededor del 15% de la biodiversidad y de las tiendas de entre 150 y 200 mil millones de toneladas de carbonoa cada año. Hoy, sin embargo, el cambio climático y el aumento de la intervención humana, la deforestación en primer lugar, ponen en peligro los ecosistemas y ejercen fuertes presiones sobre las comunidades locales. Y es precisamente de ellos con lo que debemos comenzar de nuevo: los depositarios de una sabiduría diferente a la nuestra son los nativos , los guardianes de la biodiversidad , los interlocutores con quienes es fundamental el diálogo.
Pero si tratamos de mirar a la Amazonía con una mirada global, hay puntos de reflexión para todos. No podemos señalar a quienes destruyen los bosques primarios, si el incendio provocado y la deforestación son una consecuencia directa de la cría intensiva de ganado y una agroindustria que a menudo mantenemos con nuestras elecciones de alimentos . No podemos estar indignados por el agotamiento de los bienes comunes si, en Italia , en solo veinte años, cementamos el 28% de la tierra cultivable y si seguimos ignorando la necesidad urgente de legislar contra el uso de la tierra.para defender los intereses de la construcción. Tampoco podemos sorprendernos de la dificultad del diálogo con otros que no sean nosotros mismos si la integración parece una quimera en todas partes, incluso en Europa . En un momento en que los seres humanos compiten por la destrucción de su propia especie, la única esperanza que queda es superar el vulnus divisivo que nos enfrenta unos a otros, recordándonos que pertenecemos a la misma comunidad de destino. Un Sínodo que por este poderoso significado podría representar un pequeño Concilio Vaticano II , el comienzo de la conversión ecológica.indispensable para superar la desertificación humana y ambiental. Una forma de hacerse juntos, creyentes y no creyentes, redescubriendo la amistad social, como lo llama Francisco , que nos permite trabajar codo a codo para defender el hogar y el bien común .
El autor, por invitación del Papa Francisco , participará en los debates del Sínodo como auditor.
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