viernes, 28 de febrero de 2020

DETODASPARTESVIENEN. De Cadiz.- Podemos creer en Dios? José ARREGI.-


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José Arregui1Hoy y aquí, ¿podemos todavía creer en Dios? Preferirás sin duda que formule la pregunta en primera persona, y que te diga, con todos los riesgos, si hoy todavía yo creo en Dios. Pues sí y no. Todo depende de lo que entiendas por creer y por Dios. Y no es por eludir la cuestión. No la eludiré.
No inventamos las palabras con las que nos entendemos, y es aventurado atribuirles un sentido diferente al que tienen para el común de la gente. Por ejemplo: “creer” y “Dios”, ¡qué palabras! Pero las palabras tienen vida y, por lo tanto, historia: nacen, crecen, cambian; se estrecha o se dilata su sentido. No podemos repetirlas, como si siempre significaran lo mismo o como si no apuntaran mucho más allá de lo que significan, al Infinito Indecible. ¿Qué digo, pues, cuando digo “creer en Dios”?
Por creer no entiendo tener algo por cierto, verosímil o probable, sin prueba científica. Asimismo, cuando digo “creer” en Dios”, no me refiero a tener por cierto o probable que Dios existe, sea cual fuere el significado que se le dé. Vayamos al origen, al fondo de la palabra. Creer viene del latín credere, pero éste a su vez se compone de una doble raíz indoeuropea: kerd (corazón, cordial, acuerdo, coraje…) y dheh (poner, dejar, donar, entregar…). ¿Dónde pongo el corazón, es decir, el centro o el fondo verdadero de mi ser? ¿A dónde me lleva mi ser? ¿Qué me

REDESCRISTIANAS. J.I.Gonzalez Faus.- Envía respetuosa misiva a Francisco.- Corr. Juan Cejudo


González Faus“La ley del celibato no es un mandato divino sino una tradición humana” Hermano Francisco (Carta al obispo de Roma sobre la querida Amazonia)
“Acordarse de los pobres no es solo acordarse de sus derechos humanos pisoteados, sino también de que puedan recibir a Cristo”
“En tu curia romana, hermano Francisco, hay legión de presbíteros que viven en celibato y no tienen prácticamente trabajo ministerial alguno”
“La curia romana podría quedar ocupada por laicos fieles, (“viri probati” también), casados y padres de familia. Porque ninguna ley eclesiástica exige el celibato para ser oficinista, ni por importante o sagrada que sea esa oficina. Serían unos excelentes “burócratas cristianos””
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