martes, 4 de agosto de 2020

IHU, Adital.- ESTEMOS ATENTOS A LOS PASOS QUE DAN LOS GOBIERNOS, AGUA ES UN BIEN MÁS CODICIADO QUE EL PETROLEO

Nadie hace agua. Ninguna economía o tecnología produce agua. Es la propia dinámica de autoorganización de la naturaleza la responsable de regenerarla. Lo que a veces se llama, de una manera algo engañosa, la producción de agua es, en cualquier caso, tratarla químicamente para hacerla potable o para embotellarla y transportarla.

El sol calienta la Tierra y su calor evapora el agua del mar, ríos, mares y pantanos. Derrite los hielos que se convierten en agua líquida, que luego también se convierte en gas y se evapora. El agua evaporada se condensa en nubes, que no son más que gotas de agua suspendidas que pueden regresar a la Tierra en forma de lluvia, granizo y nieve. El agua no regresa al mismo lugar porque el viento hace que las nubes viajen y, por lo tanto, el agua cae en otro lugar.

Cuando caiga, será nuevamente filtrado por la tierra y terminará nuevamente en ríos, mares y lagos. Formará parte de cuerpos vegetales, animales, hongos ... Este proceso se repite una y otra vez. Esta repetición sucesiva se llama ciclo del agua. Es posible que el agua que hoy constituye el 95% de nuestros ojos o el 85% de nuestros pulmones sea la misma agua que beberá un tatara-tatara-tatara-tatara-nieto en muchos años.

Ninguna sociedad, ningún ser vivo permanece sin agua. Todas las grandes civilizaciones nacieron a orillas de ríos o grandes lagos. La mayor y menor disponibilidad de agua dio forma a los cultivos. Una Veiga de Granada y Alhambra lo demuestran.

La situación en las Islas Canarias , que ya depende del agua transportada por barcos, es dramática. En lugares como el Delta del Ebro , que ya estaba bastante afectado por la falta de llegada de sedimentos debido a la construcción de presas y embalses, el aumento del nivel del mar y la llegada de tormentas como Gloria, impiden la vida y los cultivos en regiones que han estado habitadas por miles de años. Hacen que los territorios que han sostenido la vida desaparezcan durante mucho tiempo.

Con menos agua, la contaminación está mucho más concentrada: contaminación por nitrógeno, fósforo, materia orgánica y metales pesados ​​que terminan básicamente generando la muerte. No hay nada más que recordar que las olas de peces moribundos en las orillas del Mar Menor, en Murcia, y el agua podrida en un territorio que depende del turismo.


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