Hola
Eduardo y Cristina. El confinamiento lo vamos sobrellevando, Marta y yo,
lo mejor que podemos, aunque sentimos el desgaste y el deterioro de la salud,
propios de la etapa de vida en que estamos. Lo que más nos duele es la
limitación de los vínculos con familiares y amigos, no poder abrazarlos y
reunirnos físicamente, aunque tratamos de compartir los afectos de manera
virtual. En fin, en nuestro caso la fe nos ayuda a mantener el ánimo, la
fuerza interior y la esperanza, más allá de las noticias desastrosas y los
pronósticos desalentadores.
Aunque no
soy muy ducho en la técnica de la computadora, siempre recibo tus correos muy
valiosos y de otros hermanos y amigos. Gracias por tenerme en
cuenta. Te mando siempre algún material de Ecupres por si te sirve para el magnífico blog. Si no los contesto a todos es sólo por pereza y porque me
lleva mucho tiempo leer todo lo que recibo, además de la prensa escrita (La
Diaria y Brecha), y los informativos de la radio y de la TV en la noche.
En cuanto a lo religioso, participamos en una reunión semanal de oración y un
culto dominical los domingos vía zoom (gracias a los conocimientos de Marta, mi
esposa, que me facilita la conexión con la comunidad metodista). En fin,
"vamos sobreviviendo", como canta Víctor Heredia.
Les
reenviaré un artículo de Ecupres sobre la Iglesia Católica en Estados
Unidos, sin pretensiones proselitistas, pero que tal vez les interese. Nos
seguimos comunicando con la esperanza de poder reencontrarnos pronto.
Un fuerte
abrazo compañero y solidario para ambos de Ademar.
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