Benedicto XVI. Foto: Vatican.Va
Benedicto XVI responde y se contradice (según los medios): la nueva y falsa controversia que alimenta el caso Ratzinger
Por la mañana del lunes 24 de enero la agencia alemana KNA publicó un comunicado remitido a esa redacción por el secretario privado del Papa emérito, el arzobispo alemán Georg Gänswein.
Prontamente los medios comenzaron a hablar de que el Papa emérito se estaba contradiciendo pues en este comunicado se aclaraba, a nombre de Benedicto XVI, que “contrariamente a lo que se presentó en la audiencia, sí asistió a la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980”. Y añadía: “Por lo tanto, la declaración contraria era objetivamente errónea. Le gustaría subrayar que esto no se hizo con mala intención, sino que fue el resultado de un descuido en la edición de su declaración. Explicará cómo se ha llegado a esta situación en la declaración que aún no se ha emitido. Lamenta mucho este error y pide que se le disculpe”.
Importante es lo que viene después en el comunicado y a lo que no se le está dando visibilización: “Sin embargo, es objetivamente correcta, y está documentada en los expedientes, la afirmación de que en esta reunión no se tomó ninguna decisión sobre la asignación pastoral del sacerdote en cuestión. Por el contrario, sólo se concedió la petición de proporcionarle alojamiento durante su tratamiento terapéutico en Múnich”.
O en otras palabras, el Papa emérito se reafirma en lo que ya había dicho y esto es sustancialmente lo importante: el entonces arzobispo Ratzinger no autorizó que Hullermann ejerciera el sacerdocio en su diócesis sino sólo que pudiera recibir terapia, pero sin el ejercicio del ministerio. Y esto fue lo que se trató en esa junta en la que este hombre de 94 años recuerda todavía que sí estuvo.
Es comprensible que en esta caza de un papa haya necesidad de mantener el reflector que cusa sobre él para que la condena de la gente que no lee todas estas precisiones no tenga otras referencias de juicio.
Como se dijo en una reciente carta del director editorial, se echa de menos la falta de lectura y en ese sentido de sano ejercicio periodístico. Algo que contrasta con lo que el comunicado de este lunes se dice de Benedicto XVI: “En estos momentos [el papa emérito] está leyendo atentamente las declaraciones que allí se hacen. Aunque hace todo lo posible por leerlo rápidamente [en el informe de 1,600 páginas], le pide su comprensión por el tiempo que le llevará leerlo en su totalidad en vista de su edad y salud, pero también por su gran volumen”.
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