Cuando un
árbol se va del patio familiar, deja en
pie un
gran hueco de luz.
Para quién no
compartió nada con él, allí simplemente no hay nada. En
cambio, para los que se cobijaron bajo su sombra o compartieron su presencia rica en
recuerdos, ese hueco de cielo abierto lo vuelve a hacer presente en cada
amanecer
Nadie es reemplazado. El
misterio personal es irrepetible. Pero
lo que uno supo entregar eso
perdura, porque Dios es fiel con sus amigos.
Y la gloria de Dios, es la vida
del hombre.
No podemos negar que la ausencia nos duele.
El dolor y las lágrimas que acompañan a un ser
querido que ha terminado su camino entre nosotros, son
simplemente la señal del cariño con que hemos compartido la vida.
Fragmento de la despedida de Mamerto Menapache a su mamá.....
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