Amar es una decisión....
Jesús sigue en el Sermón de la Montaña.
Primero nos hablo de la Bienaventuranzas, nos presentó un proyecto de
vida, un camino a seguir, Él es el camino, la verdad y
la vida.
Después nos pidió ser sal de la tierra y luz del mundo, como un don para
los demás.
Hoy nos habla del amor. De qué tipo de Amor debemos tener. No solo la
ley, sino Evangelio buena noticia a los pobres.
Me gusta mucho una frase que usé cuando cumplimos 25 años de casados con
Juan: AMAR ES UNA DECISIÓN.
Sí una decisión diaria, un amor concreto que llegue a dar la vida por el otro
hasta olvidarnos de nosotros mismos. Jesús nos mostró que ese es el amor
necesario para entrar en el Reino de los Cielos.
Cuando lleguemos al “cara a cara”, la única pregunta será: ¿cuánto has
amado?
No podemos quedarnos en el “cumplir” porque eso es la ley, por eso Jesús os dice
hoy: Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y
fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el
Reino de los Cielos.
Es la justicia del amor misericordioso, que sufre con el que sufre y se alegra
con la alegría del hermano.
Que tiene un corazón sincero y abierto a los demás. Que acepta al que piensa
distinto.
Vivimos en un mundo individualista, egoísta, que le importan las apariencias,
dime cuanto
tienes y te diré quien eres.
Jesús nos invita a otra cosa. A vivir la alegría del Evangelio, de haberlo
encontrado a Él, y habernos dejado ser encontrados por él, y vivir de acuerdo a lo que nos pide, o al menos intentarlo cada día, cada instante de nuestras vidas, porque es lo único que realmente importa, y todo eso traducido en acciones por los que nos necesitan. “Cristo te necesita para amar” dice la canción.
Nosotros con nuestra decisión de amar cada día hacemos presente el Reino de
Dios en la Tierra.
No es fácil, pero si nos decidimos, Él nos da la gracia. Seguir a Jesús
compromete toda nuestra vida, no es un conjunto de reglas que una vez
cumplidas ya está.
Rezar el rosario, leer vida de santos, concelebrar a la misa, hacer
novenas, retiros, todo está muy bien, pero no se trata solo de eso.
Hay que entregarse por entero a Jesús, confiar ciegamente, como un niño en
brazos de su padre, sabe que no lo va dejar caer.
No es fácil, pero es vida en abundancia y El va con nosotros, en nosotros todo
el tiempo. Lo experimentemos, lo sabemos, lo
sentimos.
Cuando leí por primera vez este Evangelio hace 3 días, pensé….. este es difícil,
creo que no podré escribir nada. Sin embargo, hoy desperté tempranito, y
solo podía pensar en el Amor misericordioso con que nos ama y nos pide lo
mismo, en un mundo muy
necesitado de misericordia.
Dios nos sigue soñando y amando. Madilene
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