jueves, 1 de junio de 2023

COMENTA LA Ceb. SanFelipeySantiago Dgo. de La Santísima Trinidad.- Evangelio de la comunidad de Juan 3,16-18

   Como cada domingo intentaremos un resumen, autorizado por el autor, del libro El Don de la Palabra de Atilano Alaiz.    

       "YO SOY NOSOTROS"

     Jesús, en la última cena con los discípulos, les recuerda que es para ellos un amigo, ya que les ha confiado todos sus secretos (Jn 15,15).    Y se los ha confiado por encargo del Padre.                "Mis palabras no son mías, sino de aquel que me envió"  Es un increíble privilegio conocer a Dios de labios de su propio hijo.     Jesús nos propone como meta de nuestro vivir  la comunión con el Padre  y el Espíritu: estamos pues ante un misterio que no es para ser comprendido, sino para ser admirado, adorado y vivido.      La primera gran afirmación sobre Dios es la de Juan: "Dios es amor"    Y porqué Dios es amor, es comunión, familia, comunidad.        De la comunidad de Jerusalén afirma Lucas "Tenían un solo corazón y una sola alma" (Hch 4,32) Esta comunión no  es más que un pálido reflejo de la comunión trinitaria.   Son el misterio perfecto de la unidad en la diversidad.   ¡El Padre, el Hijo y el Espíritu si que son un solo corazón y una alma!  Son  el misterio perfecto de la unidad en la diversidad.    Dios es tres personas  perfectamente diferenciadas, con su identidad plena e intacta. Pero , al mismo tiempo, son la unidad más plena e incomprensible.  Las tres personas son un solo y único Dios.  En  ellas se realiza de manera trascendente la definición que los filósofos clásicos y San Agustín daban de la amistad:  "Un alma en varios cuerpos".

     Los hombres estamos llamados a encarnar este misterio de la unidad en la variedad, en el pluralismo.  Ése es el mayor de los misterios que Jesús nos ha revelado: nuestra vocación de comunión en la diversidad a semejanza de la Trinidad.Hegel afirmó genialmente: " Yo soy  nosotros".  Esto se cumple , en primer término, en Dios y a su imagen y semejanza en nosotros.

     Afirma el Concilio Vaticano II: " El hombre es esencialmente un ser racional y no podrá realizarse sino en relación de afecto con los demás,  siendo comunidad con ellos".-

  Fragmento del   Don de la Palabra de  Atilano Alaíz. 




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