Comienza Atilano constatando el malvivir de tantos y tantos millones de seres humanos, sin ir nada lejos, al salir de nuestras casas en cualquier ciudad, se nos llena el corazón de impotencia al ver el submundo de los “descartados”…. ¿ qué puedo hacer yo ante esta problemática? A esto sumemos los ancianos los enfermos crónicos depositados en casas muchas veces carentes de los medios para su elemental cuidado.
¿ Qué puedo hacer? El Señor no nos pide actos heroicos, NO ¡!; tenemos la oportunidad de ser nosotros mismos, podemos hacer el milagro de amar, con pequeños e insignificantes gestos, provocando en quién lo recibe una verdadera revolución.
Disculpen, que me separe del comentario de Atilano por un instante. Ayer a la tarde Cristina fue a visitar a la vecina del piso, desde hace unos meses alojada en una casa de estadía, el motivo, cumplió 99 años!! Con deficiencias motrices pero mentalmente lúcida. Al verla llegar, cuenta Cristina se le iluminó el rostro de alegría, la abrazó y acariciaba la cara agradecida por la visita, momentos que solamente quien recibe y da puede sentir.
En la conversación Renée le dice a Cristina; esta señora acompaña a su esposo que es médico, ahora compañero de residencia; como todos compartían ese momento, Cristina se acerca al señor para saludarle y le dice que Renée le contó era médico. Todos sabemos, a Cristina le cuesta relacionarse; le dice: tengo un amigohermano médico que ayer cumplió años, más o menos como usted, el Dr.Hugo Bielli. Hugo Bielli!!! exclama el Sr. es amigo y vecino mío, qué alegría saber de él,!!! cuénteme cómo está, lo aprecio mucho, sigue diciendo sin parar qué alegría me dio…..!!! ésto, así de sencillo nos pide hoy el Señor, para que seguir hablando, está todo dicho ¡!!!
Termina Atilano; “todos llevamos un saco de pequeñas semillas que pueden dar espléndidas cosechas, por eso como Pedro con respecto a las redes, hemos de decir: “ En tu nombre, Señor, arrojaremos las semillas “ Lc. 5,5
Así es. Una mirada de fe. Una caricia con amor. Dar algo de nuestro tiempo a alguien que fue descartado por su familia o por la sociedad tiene un valor y una riqueza muy grande para quien da y para quien recibe. Gracias por ese testimonio que alienta a seguir adelante.
ResponderEliminar