jueves, 10 de agosto de 2023

COMENTATILANO.- Del Don dela Palabra, ciclo A. Comentario abreviado, adaptado con autorización del autor.

 

¿ Dónde  estás  Señor ?       Dgo19. Mateo 14,22-33.-

    Estamos ante un relato simbólico y no ante un milagro cuya finalidad es salvar la vida de discípulos amenazados. Recordemos los relatos tienen una finalidad evangelizadora y catequética.  El acontecimiento en sí, no es más que un vehículo de expresión.

  El relato es una expresión de fe.  Cristo se presenta a los suyos como el Dios humanado:  “ Soy yo “.       El mar de  Tiberíades  es otro símbolo, para el pensamiento bíblico el mar significa guarida de las fuerzas del mal, a través del cual navegamos hacia la tierra firme de una vida plena.        La barca de Pedro es símbolo de la Iglesia, extensiva al Pueblo de Dios encarnado en la persona de Pedro.  Cuando escribe este relato Mateo lo hace unas décadas después de la falta física de Jesús,  no habla teóricamente  lo hace de una experiencia comunitaria.  Hoy como ayer la “barca de Pedro” sufre fuerte batida por crisis interna y externa.  A esta altura todos sabemos que las borrascas, las galernas (*)de conflictos y sufrimientos son inexorables en todos los ámbitos.    Ayer recordábamos a Dm.Pedro Casaldáliga,  hace unos años cuando sufrió uno de las tantas amenazas de los “poderosos terratenientes” y nosotros le enviamos un texto de solidaridad y oración de apoyo; el nos contestó con una cartita que finalizó:  “Hermanos, quién dijo miedo si Él nos prometió resurrección” ¡¡¡

   Es muy fácil bendecir y alabar a Dios en tiempos de bonanza, mucho más difícil alabarle, creer en su presencia en momentos de desgracia.     Los cristianos  de preescolares, de fe débil fácilmente somos presas de cuestionamientos y nos quejamos de no ser escuchados.

  Digamos que la noche, la duda, el conflicto, la tormenta son la gran oportunidad para creer de verdad con una fe gratuita, la oportunidad del salto adelante en la maduración de nuestra fe.

  La actitud de las primeras comunidades cristianas en cuyo seno se levantaron violentas tormentas, es iluminadora.  Se pusieron a la escucha del Espíritu, dialogaron fraternalmente,  oraron : “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros…”(Hch 15,28).  Es imprescindible no dejarnos aturdir, ni arrollar por el rugido del viento, el estallido de las olas, los nubarrones y las tinieblas de la noche,  Es preciso afrontar la tormenta con serenidad y bajo la mirada del Señor. 

La superación victoriosa de la tormenta reclama la oración.    Él oró con insistencia.   Pedro cuando se siente hundir: “Sálvame Señor” ¡! (Mt. 14,30)   Apunta Mateo : “cuando subieron a la barca amainó el viento”.    Cuando llevamos  a Jesús  embarcado con nosotros todo cambia…

“El Don de la Palabra” de Atilano Alaiz .- Comentarios abreviados adaptados a nuestro léxico, con autorización del autor

(*) galernas:  ráfaga súbita y borrascosa de viento frío y humedo.-

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