EL PERDÓN ES LIBERADOR.....
El perdón de Dios es infinito. No así el nuestro. Esta parábola es clarísima.
Pero es bueno hablar de las bondades que nos trae el perdón, el perdón dado y el perdón recibido (y el perdón a mi misma). El compadecimiento de Dios con nosotros es infinito, porque es Padre, y los que somos padres sabemos de perdones/hijos sabemos de perdones.
Con esta parábola recordé un hecho de vida muy fuerte que nos sucedió como familia.
Juan tiene una única hermana, la cual con el fallecimiento de sus padres, lo engaño de común acuerdo con un escribano y Juan firmo unos papeles por lo cual perdió toda la herencia que debería haber sido dividida en mitades iguales a ambos.
Un gran dolor y una gran desilusión, para nosotros y nuestros tres hijos, todos fuimos afectados.
Pasaron 20 años. Suena el teléfono y una prima le dice a Juan, tu sobrino (el hijo menor de la hermana de Juan) fallecio en un accidente en EEUU (lugar donde vivía).
Al oír aquella noticia, Juan se quedo paralizado.
Al cabo de un tiempo tuvo que salir, y yo al quedar sola, pensaba en como estaría mi cuñada en esos momentos de tanto dolor y sola (su casa queda a dos cuadras de la nuestra) tome la decisión y fui hasta su casa.
Cuando me abrio la puerta quedo perpleja al verme, y le di un abrazo apretado y le dije, vengo de madre a madre a abrazarte.
Al saber lo que yo hice, Juan y dos de nuestros hijos me pidieron para acompañarlos y fuimos.
Nuestro hijo mayor no reanudo la relación. No pudo.
El retorno de la relación duro unos meses y ella se aparto de nuevo sin nunca haber hablado con Juan de la situación del pasado. Vive sola en dos enormes casas, acompañada de una perrita.
Yo particularmente senti un gran alivio, y una gran paz aunque nunca lo haya dicho expresamente.
El perdón es liberador. Dios nos pide que perdonemos y al hacerlo, nos beneficiamos, ya que el perdón nos libera del rencor y nos restaura la paz.
Otro tema importante que trata esta parábola es sobre el endurecimiento de corazón, y con respecto al relato de vida que hice, no me cabe a mi juzgar, si su corazón sigue duro o no.
Es muy difícil reconocer el error y como Nicodemo, intentar cambiar y muy importante, reparar el daño, en este caso no sucedió, hay silencio.
Pero gracias a Jesus y su Palabra de vida, nos sigue presentando oportunidades nuevas para vivir mejor cada día. Madilene
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