domingo, 26 de noviembre de 2023

Artículo publicado el 27 de mayo 2013, en el blog.-El Catalejo del Pepe .-Misionero Claretiano y Periodista

 Cloro al clero -- El Catalejo del Pepe / Misionero Claretiano y Periodista – Chile                 Reflexión y liberación                                                                    Hay mucha cosa que purificar, blanquear, limpiar, para que la Iglesia…                    Fui a la casa de Camila porque me invitó a comer. Vi que ella vertía un par de gotas de cloro en el agua con que iba a lavar las lechugas. -”Es para purificarlas- me dijo.- esto actúa como plaguicida, porque las verduras vienen ahora muy sucias”.                          En el almuerzo hablamos de todo. Y, desde luego, habiendo un cura en casa, salieron a relucir todas las preguntas, las dudas, las afirmaciones, las condenaciones, que afectan a un estamento de la iglesia: la clerecía, por los escándalos y los crímenes de tipo sexual en que algunos clérigos han incurrido. Fue entonces cuando pensé que el clero necesitaba también no unas gotas sino un balde entero de cloro. Hay mucha cosa que purificar, blanquear, limpiar, para que la iglesia- que somos todos los bautizados en el nombre de Cristo- sea una comunidad de gente decente, antes de ser una comunidad creyente, fraterna, solidaria, esperanzada, celebrativa y con vida propia.

La opinión pública, con la mente acelerada a cada minuto por informaciones chocantes, manipulada por los cazadores de torpezas ajenas, torpedeada por comentarios envenenados, puede verse confundida. Más aún si ha estado perdiendo la capacidad de discernir; cuando no se lee con ojos sabios, cuando las sensaciones son más poderosas que el pensamiento, cuando se sigue el camino fácil de creer en slogans, propagandas y mensajes de marketing, entonces la sociedad pasa a ser recua. O pasa a ser rebaño, término tan usado y mal usado por la predicación cristiana.

En todo estos casos de crímenes sexuales contra menores, donde también se han visto involucrados clérigos, parece que lo que menos importa son las víctimas. La noticia no destaca la necesidad de su recuperación post trauma. No se preocupa de informar acerca de los derechos que le asisten en cuanto víctima de un depredador. La información, con ribetes de escándalo, se centra en señalar, culpar, condenar, a quien menos merece la portada de la prensa o la TV.

Ciertamente que el periodismo ayuda a un control social absolutamente necesario para identificar los problemas, por peludos que sean. Pero entre un victimario y una víctima no hay donde perderse a la hora de ser informado. Y entre una suposición y un juicio objetivo tampoco deberíamos perdernos.
Ahora pienso que si bien el clero necesita cloro para blanquearse y ser lo que debe ser en la comunidad creyente, también se necesita que ciertos embaucadores disfrazados de periodistas y que son financiados por empresas de medios cuyo interés es la venta de estiércol, sean metidos en una tina llena de cloro hasta los bordes; así, con ambos experimentos, ganaría toda la sociedad. Usted ¿qué opina?

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