viernes, 23 de febrero de 2024

COMENTAMADILENE.- Hemos escuchado a Jesús ? Estamos dispuestos ?

         La transfiguración de Jesús, gesto de amor infinito. 

    El relato de la transfiguración de Jesús es sin dudas uno de los más místico, porque, así como los discípulos que lo acompañaban no comprendían lo que pasaba, también para nosotros hoy es difícil de comprender, pero podemos dejarnos llevar por el Espíritu, el mismo que lo llevó al desierto hace unos días, y que ese Espíritu nos regale el significado de la transfiguración en nuestra vida hoy.

 Claramente es un gesto de amor infinito de Jesús que quiso regalar un adelantamiento y una afirmación de su identidad, a aquellos discípulos que estaban junto a él, en una intimidad, y también a nosotros hoy, cuando oramos con el relato, y nos imaginamos la escena, esa luz indecible.      Luz de luces. Regalándola a nosotros. A través de esa luz visible a los ojos, la certeza de que ese es nuestro destino final, junto a Él y en su luz.     Y aparecen Moisés y Elías junto a Él, conversando, como lo hacen quienes se conocen, y ellos se conocen.          Jesús transfigurado junto a ellos nos muestra el vínculo, el puente que como Mesías vino a hacer, hizo realidad la antigua alianza con la nueva, y todo eso por amor infinito a nosotros.                                                         Salgo de la escena y vengo a hoy 2024. Mi vida, nuestra vida, nuestra comunidad, nuestro barrio, nuestra familia,  ¿vivo esa experiencia, de saberme salvada y que mi destino es junto a Él y su luz?   ¿Lo comunico a otros con gestos concretos, más que palabras?   La transfiguración de Jesús me da sentido a mi fe.   Su luz y su amor infinito se hace presente en mi vida cada día.      En pequeñas cosas, comunes, cotidianas, cuando no quedó nadie a mi lado, en una noche oscura, sin dinero y sin alimento (recientemente) entregada, dije: mañana será otro día.     Y al día siguiente un desconocido me tocó la puerta con una fuente de comida.    Jesús estaba transfigurado en él para mí.      Por eso debemos estar atentos a las manifestaciones de amor infinito que nos regala todo el tiempo, tener el corazón agradecido por permitirme ver.     La transfiguración nos debe llenar de gozo, ya que en ella vemos nuestra redención, prometida y cumplida, y anticipamos nuestra gloria futura junto a Jesús, nuestro   Señor y Salvador. Unidos a Él por medio de la fe, nosotros también somos hijos de Dios, en quienes el Padre se complace.

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