Comienzo de Semana Santa.
Siempre cuando llega el comienzo de la semana santa, me detengo a reflexionar sobre la escena del juico a Jesús, en las actitudes de los que allí intervienen, y cuánto de esas actitudes puedo tener yo en algún momento de mi vida, por distintas razones y con distintas personas; cuántas veces he acusado a otros, y tal vez injustamente, cuántas veces actué movida por la envidia de algo, cuántas veces después de alabarlo como Rey de mi vida, lo crucifico y hasta sin darme cuenta?
¿En qué ocasiones yo lo escupo, y le clavo una corona de espinas con mis palabras y actitudes?
¿Cuántas veces, miro a otro lado en determinada situación y por fin me obligan a llevar esa cruz? Pero no la llevo con amor y alegría.
Y en cuántas otras me lavo las manos para no comprometerme?
Pero, Él sigue su camino hacia el Gólgota para cumplir su misión de inmenso amor por nosotros, sabiendo lo que le va ocurrir, que como humano que es, ese dolor ni siquiera lo puedo imaginar. Ser crucificado, literalmente que me claven unos clavos enormes en las muñecas y en los pies y quede colgada, es inimaginable, no lo puedo dimensionar, por eso pienso en las metáforas y analizo mi vida frente a Él.
Lo que sí puedo dimensionar es la medida de su amor sin medida por nosotros. Su misericordia sin límites. Todo lo hizo para darnos libertad y vida.
Hay otro punto que me gusta reflexionar, y es en la debilidad de Jesús, y cómo su poder se manifiesta en la debilidad, como lo va a decir después san Pablo, “cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
El reconocer mis debilidades y saber que Jesús me fortalece y está conmigo en mis debilidades, en mis caídas en el camino, y su ofrecimiento a levantarme siempre. Aún cuando parece que todo termina en muerte, hay vida.
Simplemente podemos tratar de vivir y acompañar a Jesús en esta semana tan especial y fuerte, presentando nuestras vidas en paralelo con la suya. Y confiando en su Amor infinito, en que nos sigue inspirando y sosteniendo, aun cuando todo parece ser un fracaso, por los parámetros humanos, hay vitoria y hay vida.
Dios quiera nuestra comunidad pueda vivir una buena semana santa junto a Jesús. Madilene
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