sábado, 23 de marzo de 2024

La muerte de Cristo, que resucitado venció a la misma muerte ¿no ha sido suficiente para liberar al mundo de tanto dolor? Jorge ALONSO.-

Sobre la Semana Santa y José Pagola

   Los comentarios de José Pagola son, sin duda, muy profundos, actuales y claros, al mismo tiempo. Hoy en el Domingo de Ramos,  nos habla del amor intenso de Jesús al morir por la humanidad y lo pone más de relieve sobre el sufrimiento que supuso su entrega. Pero una vez leído y meditado su pensamiento, me sobrevino un sentimiento muy  desolador que trataré de explicar. Al enterarme por los medios de comunicación del momento que vive nuestro mundo actual y darme cuenta del sufrimiento de tantos inocentes (me refiero a las guerras actuales, entre otras más, de Rusia y Ucrania, de Israel y Hamas, donde tantos niños, mujeres, enfermos y hambrientos son masacrados y exterminados; de la inmensa cantidad de emigrantes que quedan en el camino ahogados, asesinados, comidos por la selva antes de llegar a destino; de los millones que mueren de desnutrición y de hambre -700 millones, aprox.-; de los que son asesinados por odio a la religión que se profesa; de los que sin morir, viven sin libertad porque su país se ha convertido en una inmensa cárcel  por los caprichos de un loco dictador que los ahoga; del peligro inminente de una guerra nuclear que se cierne sobre el mundo por el capricho de quien quiere ser más poderoso…) todo esto me lleva a hacerme este CUESTIONAMIENTO: la muerte de Cristo, que resucitado venció a la misma muerte ¿no ha sido suficiente para liberar al mundo de tanto dolor?    ¿Es necesario que sufran tanto sus hijos luego de su inmolación en la Cruz?   Tengo la certeza y sé que llegará un día en que habrá   “un cielo y una tierra nueva… Enjugará las lágrimas de sus ojos y ya no habrá más muerte, ni luto ni llanto  ni dolor, pues lo de antes ha pasado (Apoc 21. 3-4)     El Reino de Dios se habrá concretado y hecho realidad porque las Palabras del Señor se cumplirán inexorablemente.    Pero mientras tanto, por la maldad del mismo hombre y el respeto de Dios por su libre decisión, estamos condenados a vivir este panorama desolador.   “Los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la Luz.”    (Luc 16,8).     Señor, aumenta mi esperanza porque flaquea y se debilita…

Jorge Alonso

 

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