Sobre la Semana Santa y José Pagola
Los
comentarios de José Pagola son, sin duda, muy profundos, actuales y claros, al
mismo tiempo. Hoy en el Domingo de Ramos,
nos habla del amor intenso de Jesús al morir por la humanidad y lo pone
más de relieve sobre el sufrimiento que supuso su entrega. Pero una vez leído y
meditado su pensamiento, me sobrevino un sentimiento muy desolador que trataré de explicar. Al
enterarme por los medios de comunicación del momento que vive nuestro mundo
actual y darme cuenta del sufrimiento de tantos inocentes (me refiero a las
guerras actuales, entre otras más, de Rusia y Ucrania, de Israel y Hamas, donde
tantos niños, mujeres, enfermos y hambrientos son masacrados y exterminados; de
la inmensa cantidad de emigrantes que quedan en el camino ahogados, asesinados,
comidos por la selva antes de llegar a destino; de los millones que mueren de
desnutrición y de hambre -700 millones, aprox.-; de los que son asesinados por
odio a la religión que se profesa; de los que sin morir, viven sin libertad
porque su país se ha convertido en una inmensa cárcel por los caprichos de un loco dictador que los
ahoga; del peligro inminente de una guerra nuclear que se cierne sobre el mundo
por el capricho de quien quiere ser más poderoso…) todo esto me lleva a hacerme
este CUESTIONAMIENTO: la muerte de Cristo, que resucitado venció a la misma
muerte ¿no ha sido suficiente para liberar al mundo de tanto dolor? ¿Es
necesario que sufran tanto sus hijos luego de su inmolación en la Cruz? Tengo la certeza y sé que llegará un día en
que habrá “un cielo y una tierra nueva… Enjugará las lágrimas de sus ojos y ya no
habrá más muerte, ni luto ni llanto ni
dolor, pues lo de antes ha pasado (Apoc 21. 3-4) El
Reino de Dios se habrá concretado y hecho realidad porque las Palabras del
Señor se cumplirán inexorablemente. Pero mientras tanto, por la maldad del mismo
hombre y el respeto de Dios por su libre decisión, estamos condenados a vivir este
panorama desolador. “Los hijos de las
tinieblas son más astutos que los hijos de la Luz.” (Luc 16,8). Señor, aumenta mi esperanza porque flaquea
y se debilita…
Jorge
Alonso
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