La propuesta de reflexionar sobre la Cuaresma en clave de crecimiento desde abajo, desde adentro y desde cerca es todo un desafío. Al principio no sabía por dónde empezar, pero el maravilloso audio que enviaste (de cuya autora quisiera conocer el nombre), me facilitó el punto de partida.
Lo primero que advertí es que
los 3 caminos de crecimiento coinciden con los 3 propósitos
que tradicionalmente nos planteamos en tiempo de Cuaresma:
El ayuno nos conecta
con el abajo, porque exige renunciamiento, austeridad,
despojamiento.
La solidaridad nos
conecta con la cercanía, puesto que se trata de
contactar con las necesidades de otros, nuestros hermanos y
hermanas, el afuera.
La oración nos conecta
con el adentro, lo más íntimo, allí donde estamos
solos en contacto con Dios.
Y el crecimiento es el puente
que une los 3 puntos: crecer desde abajo, desde lo
cercano y desde adentro; con la particularidad, como se dice
en el audio, de que el crecimiento se da desde la
fragilidad.
Cuando tocamos fondo (abajo)
tocamos nuestras fragilidades personales, familiares y
comunitarias. El propósito de crecer nos impulsa hacia arriba,
atravesando dificultades, aprendiendo desde el renunciamiento
y desde la lucha, según las circunstancias.
Cuando nos conectamos con
nuestro interior (el adentro) palpamos lo más
profundo, nuestras heridas, y también nos sentimos frágiles.
Pero si el crecimiento no nace desde allí el resultado es una
falsificación. Partir desde el fondo nos devuelve humildes,
concientes de nuestros límites, dispuestos a conectarnos con
el afuera, fortaleciéndonos.
Finalmente cuando el punto de
partida es la familia, los amigos, la comunidad (lo cercano)
y el crecimiento nos lleva a ensanchar el corazón, dejamos
entrar al mundo con toda su complejidad y podemos pasar de la
fragilidad a la fortaleza.
Pero la verdadera fortaleza
no está hecha de soberbia, de superioridad. No implica poder
ni hegemonía. No excluye la fragilidad. Por momentos nos
permite tender los brazos hacia otros para que se refugien en
ellos, y en otros momentos nos hace tenderlos para pedir
ayuda, diciendo con humildad: ¡Te necesito!
Entonces, el camino de
introspección que nos propone la Cuaresma está hecho de
escalones y puentes para conocernos más y para abrirnos más a
los hermanos.
Jesús es la medida, porque él
atravesó los 3 niveles: el abajo, el adentro y el afuera.
Los vivió hasta sus últimas consecuencias para enseñarnos a crecer
con la convicción de que el único camino es la conversión
permanente.
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