El sábado 24 arropamos al hermano sesentón, Jorge; hace pocos días acompañamos al cincuentón, Pablo. En ambos casos la demostración multitudinaria laical retribuyó en parte la generosidad de ambos servidores del Señor. Se vivieron jornadas realmente sentidas, alegres, donde como dijo Atilano Alaíz, “La amistad es una fiesta” .
Nos llama la atención la ausencia de jóvenes clérigos que den testimonio de seguir por el camino trazado por estos referentes. Como en toda actividad humana es bueno conocer la renovación, si la hay... Una oportunidad perdida lamentablemente.
Ceb. SanFelipeySantiago
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