POR LA COMUNICACIÓN A LA COMUNIÓN Mc.7,31
Nunca el hombre tuvo tanta comunicación para estar incomunicado y solo.
Estamos aturdidos y aturdimos. Qué paradoja padecemos acosos verbales y sufrimos aterradoras soledades!!
Mucho/as personas espantan la soledad con el móvil buscando a alguien que les escuche, otras recurren a mascotas de compañía con las cuales conversan, son mucho/as que viven autosecuestrado/as en su bunker.
Todas las personas incomunicadas e insatisfechas de nuestros días están representadas en el sordomudo que cura Jesús.
La intención del evangelista no es de ofrecer un milagro, sino presentar la obra humanizadora del Maestro que saca de su madriguera para que convivan amistosamente. Estamos ante una catequesis de las primeras comunidades cristianas en la que Jesús marca gráficamente la obra rehabilitadora .
¿ Acaso no somos todos un poco sordos, tartamudos para comunicarnos con Dios? No sé qué decirle a Dios?, no se orar, casi siempre suelo pedir, ¿ Quién no es un poco duro de oído para escuchar la Palabra del Señor, las inspiraciones de su Espíritu? ¿Quién no es un poco sordo a la hora de escuchar a los demás y aceptar la parte de verdad que comunican?
Advierte el Señor a los miembros de la comunidad de Laodicea, “Estás diciendo: soy rico, a mi no me falta nada; y no sabes que eres desdichado, miserable, pobre ciego y desnudo”
Se habla mucho de calidad de vida!! La verdadera calidad de vida depende de la capacidad de comunicarse y de saber escuchar para entrar en comunicación con Dios y con los demás. La calidad de vida depende de la calidad y de la calidez de nuestras relaciones con los demás.
Nuestra vida comunitaria será viva mientras mantengamos la verdadera comunicación fraterna entre toda/os, de ella depende la vida de la comunidad.
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