Crecer en
la fe… (Juan 20,19-29)
A nadie se
le escapa que todos tenemos nuestros miedos: el futuro de los hijos,
la calle y la noche, la seguridad laboral, distintos problemas…o un
simple mosquito que en un minuto puede, con su pequeñez, poner en
peligro nuestra vida…No sólo eso: situaciones de angustia,
agobios, y aún el sin sentido de todo lo que hacemos…Jóvenes que
mueren en fiestas alocadas, pero también el crecimiento de los
suicidios sin explicaciones…
Los
doce…estaban con las puertas cerradas, por temor…ellos habían
acompañado al que fue crucificado. Y en ese encierro y sin mucha
posibilidad de salida, se aparece Jesús, ofreciéndoles paz. Y para
confirmarlos que no era un espíritu, ni una imaginación de ellos,
les mostró sus heridas: para que comprendieran que era el mismo que
crucificaron (para resucitar hay que pasar por la muerte-entrega, o
mejor: sólo resucita el que sabe morir por otros, morir al ego
ídolo, para abrirse al prójimo: sólo así, cuando alguien se
entrega, aunque quede herido, tiene asegurada la verdadera paz,
alegría, felicidad).
Pero Jesús
no se ofrece sólo como un espectáculo a contemplar, sino como
alguien que, les ofrece la verdadera paz (que no es ausencia de
dificultades, ni un limbo sin problemas, ni…): es decir, El da la
paz verdadera, a pesar de los pesares, en medio de las dificultades…y
además, moviliza a los discípulos, y los envía, les ofrece un
nuevo sentido a sus vidas: Uds. son testigos de esta buena noticia,
de esta nueva creación que se realiza (primer día de la semana),
algo nuevo empieza para el mundo y la creación entera. El poder de
Dios, en el amor simple y total de Jesús, ha vencido la maldad, y
por eso, todo es posible con la fuerza de su Espíritu…Otro mundo,
algo distinto, que siempre está naciendo. Eso es mi resurrección.
“Yo les
regalo mi Espíritu…Uds. ya no están solos, no son sólo Uds.,
sino mi presencia para el mundo, para que lleven paz, libertad,
vida…”
Tomás
muestra que comunidad es el ámbito donde se cambia y adelanta en la
fe…con otros/as. Y también que cada uno está llamado a hacer su
propio camino en la fe, experiencia de búsqueda y acercamiento a
Jesús…Sólo que Tomás no capta suficientemente los signos. (Como
los otros, que ahora creyeron, pero antes, decían que las mujeres
deliraban cuando hablaban de sepulcro vacío…).
Ese paso, de
la incredulidad a la fe, es lo que día a día estamos llamados a
realizar, hasta la muerte: sólo allí entenderemos plenamente, como
regalo inmenso de Dios. Cuando entonces también nosotros seamos
insertados totalmente en el mundo nuevo de Dios. Definitivo y eterno,
como el de Jesús Resucitado. Pero ya no estaremos solos, sino con el
mundo entero renovado y recreado…Dios será todo en
todo…LUMINOSAMENTE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario