jul022013
Los lectores de RD conocen la noticia (28.06.13). “Un prelado italiano, un exagente de los servicios secretos de Italia y un intermediario financiero han sido detenidos acusados de fraude y corrupción, en la investigación sobre las presuntas irregularidades en la gestión del llamado banco del Vaticano, el Instituto para las Obras de Religión (IOR)”.
El prelado es Nunzio Scarano, responsable del servicio de contabilidad de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), el ente que gestiona el patrimonio inmobiliario del Vaticano, un Monseñor que había sido ya destituido de su cargo… pero que seguía “trabajando” al servicio de “familias” económicas y de blanqueo de dinero. Se le acusa de introducir en Italia de 20 millones de euros desde Suiza.
No se sabe si el IOR está implicado directamente, pero todas las fuentes indican que la detención ha sido posible después que el papa Francisco ha nombrado una comisión, formada por cinco altos prelados, para investigar todo lo que ocurra en el banco del Vaticano. Ciertamente, el Papa conocía la “operación policial” contra Scarano y ha dado el “placet” a la detención. También aquí, lo mismo que en los casos de pederastia, el Papa quiere “tolerancia cero”. Más que el posible “lobby gay” lo que está al fondo es un “lobby económico”, que el Papa quiere sacar a la luz y destruir
Otro rumbo es posible. Cómo “blanquear” bien el dinero
He presentado varias veces en el blog mi opinión sobre los cambios que debería realizar la curia de la Iglesia de Roma, empezando por la desaparición del Estado de la Ciudad del Vaticano y terminando por la implantación de una transparencia económica total (cf. 10.03.13), en línea de comunión desde la pobreza.
El tema me ha interesado mucho desde viví en Roma en unos años turbios (1984-1986) marcados por la crisis del Banco Ambrosiano, el asesinato de Calvi, la increíble historia del impresentable Mons. Marcinkus, buscado como malhechor por Italia y USA, y protegido por el Vaticano, que nunca había querido “entregar” a los sospechosos de delitos económicos.
Por eso, nunca había creído del todo en los cambios de la cúpula eclesial, mientras no se diera una total trasparencia económica, y parece que vamos en el buen camino. No me parece que el Vaticano sea inmensamente rico (como algunos dicen); la gran riqueza del mundo está en otros lugares. No es tampoco un grandísimo paraíso fiscal donde se blanquean miles de millones de dólares/euros…; hay otros paraísos muchísimo más turbios, que mueven y blanquean mucho más dinero. Pero el Vaticano tiene su importancia, y además su dinero debía ser “dinero para Cristo”, es decir, para los pobres.
En esa línea comenté hace unos días una frase del Papa Francisco aludiendo al “posible lobby gay” del Vaticano (22.06.16). Decía allí que podía haber gays y que los había en el Vaticano, pero que su peligro no venía de que fueran “gays” (¡bendito sea!), sino del hecho de que fueran un “lobby de poder”. Echar la culpa a los gays podía ser una tapadera; el problema no era sexual sino de dinero y poder.
Pues bien, lo que ha pasado ahora, con la detención de Mons. Nunzio Scarano confirma aquella interpretación. Por fin empiezan a caer los verdaderos “cuervos” del Vaticano, y yo me alegro mucho por ello. No, no me alegro por la detención de Nunzio (me gustaría que no fuera necesario detener a nadie). Tampoco me alegro por el nuevo escándalo en torno al Vaticano… Pero sí me alegro y mucho por la forma en que se ha producido esa detención (¡que ha estado en la prensa de estos días, a ella remito a mis lectores). Me alegro mucho por lo que significa esa detención.
Ahora pienso que el cambio puede darse
Se decía a veces ante un problema de Iglesia o Política: Cherchez la femme (buscad a la mujer culpable…). Otros están diciendo: buscad al homosexual…(el culpable debe ser un gay-mar…). Pues bien, aquí no tenemos nada de eso: La frase exacta sería: ¡Buscad el dinero…!
No es que sea (digo) muchísimo dinero, millones de millones, pero es suficiente para enturbiar el agua más pura del evangelio. Y parece que empieza a aclararse el tem.
Hasta hace unos días me había mantenido reservado ante los cambios de estilo y praxis de fondo del Papa Francisco, con deseo de que el cambio venga, pero sin estar seguro de que pueda darse. Ahora me estoy convencido de que ese cambio puede darse.
Como he dicho, el detonante ha sido la detención de monseñor Nunzio Scarano, uno hombre de los fondos del “Banco Vaticano” (IOR), al servicio de oscuros intereses, de lobbies y mafias navieras del Sur de Italia. La policía financiera italiana (Guardia de Finanzas) ha seguido sus pasos, ha tomado nota de sus “operaciones”, con otros “mafiosos” del dinero.
Hasta aquí todo es normal. Otras veces han pasado cosas semejantes. La novedad está en el hecho de que (por lo que parece) la policía italiana se ha puesto en habla con el Papa, y el Papa ha dicho que actúen, que apliquen la ley. Y así han “cogido” a Scarano con las manos en la masa, en una historia digna de novela de espionaje, llevando dinero negro desde suiza para blanquearlo al parecen en el IOR.
Antes, los papas habían defendido a sus “agentes” económicos. Podían hablar de espiritualidad, pero eran poco creíbles…, porque en el fondo se escondían sumas opacas (negras) de dinero. No eran quizá sumas grandísimas, no venían de robos…, pero eran “secretas” y empañaban la imagen (y el corazón) de la “iglesia vaticana” (que no es toda la Iglesia, ni mucho menos, pero que es representativa).
El Papa Francisco ha dicho “actúen”: ¡No puedo hablar de Jesús y de los pobres teniendo cuentas opacas en mi banco! Y así dejado que “cacen” a Nunzio Scarano. Ésta es, a mi juicio, la noticia más fuerte de los ciento y pico días del Papa Francisco. Así le quiero, y empiezo a apostar por él.
No sé si Nunzio Scarano y sus “amigos” merecen la cárcel, pero si merecen un fuerte escarmiento. Supongo que en Italia seguirá habiendo “familias”, “cosa nostra” y mafias de diverso tipo, de manera que será difícil liberarse de ellos… En España no podemos dar consejos, pues todos los días surgen y crecen noticias de este tipo.
Pero hay una diferencia: Ni Italia ni España son “estados de la Iglesia”; ni Italia ni España “juran” por el Evangelio. El Estado Vaticano “sí”: ¡Promete cumplir el evangelio! Desde ese fondo, lógicamente, el Papa Francisco ha dicho que los tipos como Nunzio están bien en manos de la justicia… y rápidamente, inmediatamente, habrá que cambiar la imagen y la realidad del IOR, el Instituto de Obras de la Religión, que ha venido actuando a lo largo de casi un siglo como Banco Vaticano.
Apéndice
Ciertamente, la organización de la Curia y el mantenimiento del Estado Vaticano necesitan un soporte económico, pero su cuantía no es grande, en comparación con las grandes corporaciones multinacionales, aunque resulta considerable. Tampoco parece exagerado el montaje económico de las iglesias (a pesar de que pueda suscitar escándalos). El problema no es tampoco la cantidad de dinero utilizada por la Iglesia, sino la forma de hacerlo y sus implicaciones a la hora de plantear y resolver el sentido cristiano de la riqueza, en un mundo especialmente sensible a estos problemas.
Nos hallamos en un momento clave de crisis económica (2013), y las estructuras monetarias que han ido surgiendo en occidente (con la inspiración y ayuda de un tipo de cristianismo) parecen colapsar. Tenemos respuestas técnicas de diverso tipo, pero los problemas y preguntas han cambiado, de manera que se vuelven necesarias nuevas soluciones, en un campo que es no sólo esencial para la Iglesia, sino para el futuro de la vida humana. Ésta es la paradoja: La Iglesia ha de ser pobre (no tener absolutamente nada para sí)…., siendo muy rica (teniendo y administrando mucho para los pobres del mundo), en una línea contraria a los intereses no sólo de las mafias (como la de Scarano), sino de los Bancos normales (de tipo capitalista).
Jesús no necesitó dinero para promover su mensaje (cf. Mc 10, 17-31), no capitalizó, no hizo operaciones financieras, pero su gente tenía pan y lo compartía… el ideal no era no tener, sino tener compartiendo, en claridad de amor y de servicio. Así se plantea un problema de base, que sólo puede resolverse volviendo (sin perder la enseñanza de la historia) a la raíz del evangelio.
Ciertamente, la Iglesia de occidente tiene una riqueza incontable en bienes patrimoniales y artísticos (templos, obras de arte), pero ellos no pueden estar gestionados por gentes como Scarano, en los bordes de la mafia del dinero. Es evidente que hace falta en este campo un gran cambio.
La mayoría de los bienes inmuebles de la Iglesia se están convirtiendo en museos, gestionados por la sociedad (o por los estados), de manera que el problema puede resolverse ahora con más facilidad que en otro tiempo. Estamos en un momento bueno para volver a la raíz del evangelio, recordando el comienzo del mensaje de Jesús, que no se expande con organizaciones monetarias, sino con el testimonio de la vida.
Éste es un tema que tiene grandes ramificaciones, y que nos abre a la misión del Evangelio en el mundo, en un momento clave en que nos hallamos dominados por un duro neo-capitalismo, que condena al hambre a millones de personas. La Iglesia no es una simple institución monetaria, pero, sin un fuerte testimonio de comunión en el campo de los bienes económicos, la nueva Evangelización resultará imposible (y contraproducente). Quedan, sin duda, otros problemas pendientes, pero sólo a medida que se vaya haciendo camino podrán plantearse y resolverse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario