miércoles, 23 de octubre de 2013

Dgo 30 T. Ord. TODO ES GRACIA...

   Comentario en versión libre, sobre la reflexión que nos brinda Atilano Alaíz, del Dgo. 30 del T. Ordinario,   TODO ES GRACIA !!


  En los evangelios “los fariseos” no son sólo personajes históricos a los que tuvo que enfrentarse a Jesús; el fariseísmo es un sistema y una concepción de la vida, una forma de comprensión y de vivencia religiosa y una tentación permanente para nosotros cristianos,  en mayor o menor medida, todos caemos.   Lucas  alerta ¡! a las comunidades  a no aggiornarse al  ambiente fariseo de la sinagoga.-
Quién es fariseo?  Es el hombre de la ley por la ley, de mera corrección, del cumplimiento,  del   “cumplo”   y  “miento”.  El fariseo
  “cumple” literalmente con lo mandado, pero  “miente” porque actúa hipócritamente, porque su exterior no corresponde a su interior porque su bondad no brota del corazón, como pide Jesús.  Pero como está legalmente en regla, se siente seguro de si mismo ante Dios, se siente con derecho a pasarle factura por su buen comportamiento, como el hijo mayor cuando regresa el que se había marchado…
       Los fariseos de ayer como de hoy tenemos el corazón pagano, nos ponemos como centro, nos revestimos de formalismos y formulismos con los que tranquilizamos la conciencia seguros de nosotros y seguros de la predilección de Dios,  ayunamos, damos limosna, cumplimos los “preceptos”, cumplimos sobradamente lo estipulado, somos políticamente correctos,   pero  tremendamente  v a c í o sss!!  “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”  (Mt. 15,8)
       La parábola  es una llamada  urgiendo a realizarlo todo desde  el  amor. La actividad diaria en que vivimos nos tienta a “cumplir”   incluso con Dios.  Cuando el fariseo ora satisfecho, recitando sus grandes obras, está vacío por dentro, porque todo lo ha hecho mecánicamente.
      La ley de Dios, cuando es mal entendida, se puede convertir en un obstáculo que impide a la persona el encuentro sincero con Dios y la apertura a sus verdaderas exigencias.   “ Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás”…!!   Qué absurdo compararnos con los demás, todos somos únicos  irrepetibles ante Dios ¿Qué se yo qué oportunidades ha tenido en la vida quién yo quiero juzgar? ¿qué educación ha recibido? ¿qué traumas ha padecido que potencial psicológico tiene? ¡es tan compleja la vida!
¿ Estoy seguro de que yo hubiera sido mejor si estuviera en sus zapatos?  “al que mas se le dio, mas se le pedirá, al que mas se le confió mas se le exigirá”  ¿Cómo pretendemos tener la misma responsabilidad?  ¿Podemos estar seguros que hubiéramos sido mejores que ellos de haber nacido en las mismas circunstancias?
   El cristiano maduro en lugar de crecerse ante los demás, se humilla, trata de aprender de ellos,  donde el fariseo dice “yo no soy como esos”  el publicano arrepentido, el santo, dice “Quién me diera ser como ése”  fue  pecador, pero mírale  arrepentido, humilde, seguro  que Dios le ha tocado el corazón y le ha cambiado”!!  Nuestra confianza no puede apoyar sino en el amor gratuito de Dios.   Por muy grave que sea nuestro error, nuestra falta, nuestro pecado, nunca es obstáculo para acercarnos humildemente al Dios del amor.  Al  contrario, pocas veces estamos los hombres tan cerca de Dios como cuando nos reconocemos pecadores y acogemos agradecidos su perdón gratuito y su fuerza renovadora.
       Quién se siente pecador, se siente amado gratuitamente por Dios; quien se siente amado gratuitamente por Dios, comprende, perdona y ama gratuitamente a los demás y, en consecuencia, se reconcilia con Dios, consigo mismo y con los demás.  
 Somos de verdad libres cuando, como nos indica Jesús, decimos con toda la sinceridad del publicano:  ¡ oh Dios  ten compasión de este pecador que reconoce su pecado,
Incluso   su  fariseismo ¡!!
 

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