—¿Va a ver al
Papa? ¡Qué hombre extraordinario, qué cercano, qué bueno, qué corazón!
Veramente, è un pacioccone!
—No
entiendo…
—¡Ah,
pacioccone quiere decir, bueno, feliz, ¡grande!, muy bueno… Mia nonna lo diceva
proprio a me… Sei un pacioccone! Y el Papa… ¿Usted lo va a ver?... ¡Ah, qué
bien! Entonces se dará cuenta de que es verdad lo que le digo: es un
pacioccone!
El diálogo
entre el obispo de Minas, Jaime Fuentes, y un taxista que lo llevaba en la
mañana del 2 de octubre a la Plaza San Pedro, donde tendría su primera audiencia
con Francisco, fue reproducido por el religioso en su blog pocas horas después
porque tenía que contar "ya mismo" su encuentro con el Papa.
Las señales de
austeridad y el cambio en el discurso de la Iglesia que impuso Francisco desde
que fue elegido Papa el 13 de marzo le han granjeado simpatía en la opinión
pública a nivel internacional. Y Uruguay, pese a su temprana secularización, no
es una excepción. Según una encuesta de la consultora Cifra, el 83% de los
uruguayos tiene una opinión "positiva" o "muy positiva" del nuevo ocupante del
trono de San Pedro.
Sin embargo,
la imagen del Papa no se desparrama hacia el resto de la Iglesia, al punto que
dos tercios de los consultados desconfían de los sacerdotes, quienes son el
punto de contacto más directo de la institución con la sociedad. Pese a ello,
integrantes de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) creen que la ola de
opiniones positivas que genera Francisco es una oportunidad que no pueden
desaprovechar, porque incluso algunos sectores de la sociedad que les daban la
espalda hoy tienen una posición más flexible.
"Muy
positiva". Cuando la
figura del cardenal Jorge Bergoglio asomó por el balcón que da hacia la plaza
San Pedro para hablar por primera vez como Papa, los teléfonos de muchos
católicos uruguayos no paraban de sonar. Los primeros comentarios eran una
mezcla de sorpresa y alegría porque el primer Papa nacido fuera de Europa es
argentino y conoce la realidad uruguaya.
Los primeros
pasos de Francisco en el Papado y sus declaraciones profundizaron el optimismo
en algunos sectores de la Iglesia local. En un vuelo que lo llevaba de vuelta al
Vaticano desde Brasil, donde participó a fines de julio en la Jornada Mundial de
la Juventud, el Papa aceptó responder a las preguntas de los periodistas que lo
acompañaron en el viaje. En esa oportunidad dijo algo que en pocos minutos sería
titular de todos los portales de noticias: "Si una persona es gay y busca al
Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?". En entrevistas
posteriores planteó que es necesario dar un rol más importante a las mujeres
dentro de la Iglesia y nombró cardenales para que lo ayuden a enfrentar
problemas como el del Banco del Vaticano (cuyo nombre oficial es Instituto para
las Obras de Religión), investigado por presunto lavado de activos. El último
episodio que provocó amplia cobertura mediática fue su reunión con el obispo de
Limburgo, Franz-Peter Tebartz-van Elst, quien desató la polémica después de
iniciar reformas en su sede obispal por 31 millones de euros.
Un sondeo de
Cifra, realizado a 1.007 personas entre el 7 y el 13 de octubre, indica que las
acciones de Francisco han tenido un efecto favorable en la opinión pública
uruguaya. El 83% de los encuestados tiene una opinión "positiva" (60%) o "muy
positiva" (23%) del Papa, mientras que menos de uno de cada 10 tiene una opinión
negativa."Las diferencias entre todos los grupos analizados son sólo de matices,
ya que la amplia mayoría absoluta de jóvenes y mayores, más y menos educados,
izquierdas y derechas, tienen un juicio positivo sobre el nuevo Papa", explicó
a Búsqueda la
directora de Cifra Adriana Raga. "Razonablemente, la diferencia más grande se
observa según cercanía a la Iglesia Católica, pero la diferencia es de énfasis"
(ver recuadro).
Según Cifra,
los uruguayos tienen una opinión más favorable del Papa que la que se registra
en Estados Unidos. Una encuesta del Pew Research Center de setiembre, citada por
Raga, indica que el 57% de los estadounidenses tiene una opinión positiva. "Sin
embargo, si se considera sólo la opinión de la minoría de estadounidenses
católicos, los juicios positivos trepan al 79%, una proporción muy similar a la
que se observa entre el conjunto de los uruguayos".
A su vez, una
encuesta realizada en Italia en setiembre muestra una aprobación del 85% al
desempeño del Papa, mientras que un estudio de opinión pública hecho en
Argentina por Poliarquía, poco después de que asumiera el Papado, señalaba que
"el 89% de los argentinos tenía una buena imagen de Francisco, el papa
argentino", dijo Raga.
"La imagen
positiva del papa Francisco no me sorprende", declaró el obispo de Melo,
Heriberto Bodeant, al ser consultado sobre los resultados de la encuesta en
Uruguay. "Hay una credibilidad muy grande en lo que él comunica a través de sus
gestos y de sus palabras, porque se siente su autenticidad, es decir, que lo que
comunica no es una ‘imagen’ sino lo que él es, en su experiencia de fe, de
iglesia, de relación con los demás".
"Repunte". La designación
de Francisco luego de la renuncia sorpresiva el 11 de febrero de su antecesor
Benedicto XVI llegó justo a tiempo según muchos católicos. Apenas faltaban 10
días para la Semana Santa, la fecha más importante en el calendario cristiano
—mayor incluso que la Navidad—, y había quienes temían que el Colegio
Cardenalicio no llegara a un acuerdo para designar a un Papa antes del Domingo
de Ramos, el primer día de la semana (este año el 24 de marzo).
El efecto que
provocó el Papa argentino superó las expectativas de algunos. Si bien no tienen
datos estadísticos, Bodeant dijo que muchos obispos han sentido "un repunte en
la práctica religiosa, con acercamiento o reacercamiento a la Iglesia de
personas que no frecuentaban las comunidades" y que "dentro de las comunidades
se siente un nuevo entusiasmo".
Para el obispo
de Tacuarembó, Julio Bonino, se percibe que los "ambientes" sociales que
"estaban de espaldas" a la Iglesia "se han abierto más" y que "hasta los
jóvenes, que tienen más lejanía con la institución, demuestran interés" por lo
que el Papa dice. "Todos hemos sentido que la Iglesia se acercó de golpe más la
gente, le habló más comprensible y aceptable para los oídos de la
sociedad".
Sacerdotes. Tanto Bonino
como Bodeant creen que la Iglesia puede "aprovechar" este momento positivo ante
la sociedad uruguaya, una de las más secularizadas de América Latina. Sin
embargo, para lograrlo deberán superar la mala imagen que tienen los sacerdotes
en la opinión pública local. La encuesta de Cifra indica que la buena opinión
que existe sobre Francisco "no se extiende al conjunto de los
sacerdotes".
Los datos
marcan que solo el 4% de los uruguayos "confía mucho en los sacerdotes" y el 63%
"confía poco" (26%) y "no confía nada" (37%). Solo entre los que se declaran
católicos practicantes (el 12% del total de encuestados) la mayoría (60%) confía
en los sacerdotes. "Desde el punto de vista de la Iglesia católica, entonces, la
buena noticia es que a más cercanía a los sacerdotes, mayor confianza despiertan
—explicó Raga—. La mala es que, al menos en Uruguay, son pocos los fieles que
tienen contacto frecuente con la iglesia, y la mayoría, que ve a los sacerdotes
sólo de lejos, desconfía de ellos".
Al comparar
con lo que sucede en otros países, Cifra detectó que "la falta de confianza en
los sacerdotes no es un sentimiento exclusivo de Uruguay, aunque aquí parece más
acentuado". En Estados Unidos, por ejemplo, una encuesta de Gallup que
preguntaba por la "honestidad y los estándares éticos" de distintas profesiones,
desarrollada en diciembre de 2012, ubicó al clero en la "mitad de la
escala".
Bodeant dijo
que la imagen "más bien negativa" que refleja la encuesta le hace pensar en "un
‘anticlericalismo’ de una parte de la sociedad uruguaya, que tiene ya una larga
historia de secularización, a veces con episodios no de sana laicidad sino de
laicismo exacerbado". "Confían más en los sacerdotes quienes tratan más con
ellos como miembros de una comunidad, es decir, quienes establecen una relación
personal con un trato más o menos frecuente", añadió.
El obispo de
Tacuarembó opinó que en los últimos años "lo que más se difunde" por los medios
son las "denuncias" de abusos de sacerdotes contra niños. "No hay duda que no ha
sido este tiempo el tiempo en el que se destaquen las virtudes de los
sacerdotes, sino sobre todo sus defectos y eso ha incidido en la
credibilidad".
"No queda muy
de esta época manifestar" que se confía en los sacerdotes, dijo Bonino. "Lo
único es que cuando nadie nos ve, recurrimos a quienes decimos que no confiamos
de una manera más contundente. Al menos esa es la experiencia que uno
tiene".
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