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En el Cincuentenario de la “Gaudium
et Spes”
“El Pueblo de Dios y la
humanidad, de la que aquél forma parte,
se prestan mutuo servicio, lo cual demuestra
que
la misión de la Iglesia es religiosa y,
por lo mismo, plenamente humana”
(GS, 11).
E d i t o r i a
l
Cuaresma:
Reaccionar ante la globalización de la indiferencia
.Francisco recuerda
que “la Cuaresma es un tiempo de
renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero
sobre todo es un "tiempo de gracia”, y subraya que a Dios “cada uno de nosotros le interesa”,
porque “su amor le impide ser
indiferente a lo que nos sucede”.
El problema es que “cuando estamos bien
y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás” y “nuestro corazón cae en
la indiferencia”. Por ello indica que “uno
de los desafíos más urgentes es el de la globalización de la indiferencia”.
A partir de esto, el Papa propone tres
pasajes para meditar acerca de esta renovación.
.«Si un miembro sufre,
todos sufren con él». “Pedro no quería que Jesús le
lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo
de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede
hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen
“parte” con Él (Jn 13,8) y así
pueden servir al hombre”.
«¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). En este segundo punto el
Santo Padre señala la vida de las parroquias y comunidades y se interroga: “En
estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de
un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un
cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace
cargo de ellos?”. Y el Papa invita a “ver en nuestro prójimo al hermano y a la
hermana por quienes Cristo murió y resucitó”; sin olvidar que lo que “estos
hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad”.
El Santo Padre además expresa su deseo
de que “los lugares en los que se
manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras
comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la
indiferencia”.
.
«Fortalezcan sus corazones», es la frase que
propone en el tercer punto. Recuerda que “estamos saturados de noticias e
imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo,
sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir”.
Y se pregunta: ¿qué podemos hacer para
no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia? A lo que
responde que en primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia
terrenal y celestial. En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad
gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. “La Cuaresma es un tiempo propicio para
mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño”; porque
“el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión”.
En su mensaje el Papa además hace una
invitación: “Superar la indiferencia y
nuestras pretensiones de omnipotencia"; e indica que rezará con los
fieles pidiendo a Nuestro Señor: “Haz
nuestro corazón semejante al tuyo”.
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