sábado, 21 de febrero de 2015

CEDIDOCS, URUGUAY. Boletín febrero. Editorial.

El querido hermano, presbítero Juan LASA, nos envía boletín que agradecemos y compratimos.



En el Cincuentenario de la “Gaudium et Spes”

“El Pueblo de Dios y la humanidad, de la que aquél forma parte,
 se prestan mutuo servicio, lo cual demuestra que
 la misión de la Iglesia es religiosa y,
 por lo mismo, plenamente humana”
(GS, 11).
E d i t o r i a l
Cuaresma:
Reaccionar ante la globalización de la indiferencia


.Francisco recuerda que “la Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un "tiempo de gracia”, y subraya que a Dios “cada uno de nosotros le interesa”, porque “su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede”.
El problema es que “cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás” y “nuestro corazón cae en la indiferencia”. Por ello indica que “uno de los desafíos más urgentes es el de la globalización de la indiferencia”.

A partir de esto, el Papa propone tres pasajes para meditar acerca de esta renovación.

.«Si un miembro sufre, todos sufren con él». “Pedro no quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen “parte” con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre”.

«¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). En este segundo punto el Santo Padre señala la vida de las parroquias y comunidades y se interroga: “En estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos?”. Y el Papa invita a “ver en nuestro prójimo al hermano y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó”; sin olvidar que lo que “estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad”.

El Santo Padre además expresa su deseo de que “los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia”.
.
«Fortalezcan sus corazones», es la frase que propone en el tercer punto. Recuerda que “estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir”.

Y se pregunta: ¿qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia? A lo que responde que en primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. “La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño”; porque “el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión”.

En su mensaje el Papa además hace una invitación: “Superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia"; e indica que rezará con los fieles pidiendo a Nuestro Señor: “Haz nuestro corazón semejante al tuyo”. 

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